23. Cambio de habitación.

Kai

Los minutos pasaban en el reloj de pared de mi habitación y mientras, no paraba de repetirme lo idiota que era, las estupideces que cometía cada vez que se trataba de Kyungsoo.

"No debí asistir a esa fiesta de despedida" pensé.

Y es que de no haberlo hecho, jamás hubiera terminado ebrio y acostándome con una chica que ni su nombre recordaba, lo único claro en mi mente era que mientras follaba con ella, solo un nombre podía salir de mi labios: KyungSoo. Gracias a lo fuerte que gritaba, mi dodito me buscó y encontró en pleno acto.

Ya pueden decirlo: Que idiota eres, Kai.

Está demás decir que había perdido las esperanzas de que KyungSoo me perdonara porque después de eso sólo huyó, no volvió a contestar mis llamadas o mensajes y como las clases habían terminado, no pude verlo más, ir a su casa no era opción porque al parecer sus padres me odiaban y la única vez que me había animado a ir, dijeron que no estaba cerrándome la puerta en la cara.

Así que sí, de nuevo lo había jodido todo con Kyung. ¿Y saben? Lo extrañaba mucho, necesitaba su pequeño cuerpo abrazado al mío mientras dormíamos, extrañaba sus regaños cuando hacía cosas que le parecían estúpidas, extrañaba esas veces en las que me daba el privilegio de tocarlo y llamarlo mío.

Ahora él iría a la universidad y si decidía irse a Canadá como sus padres lo habían planeado... Exacto, lo perdería para siempre. Un día él llamó a mi puerta a las dos de la madrugada.

—¿Kyung? —pregunté asombrado.

—¿Puedo pasar?

Su rostro se veía demacrado y estaba completamente desaliñado.

—Por supuesto que puedes ¿quieres un poco de agua o algo? —mi corazón había comenzado acelerarse, que Kyung estuviera en mi casa porque él quería, me aceleraba el pulso y me daba cierta sensación de nostalgia.

Negó con sus manos en sus bolsillos y la cabeza gacha.

—Sólo vine a buscar unas cosas que se me quedaron.

—¿A las dos de la madrugada?

"Recupéralo, haz algo, idiota"

Su cabeza se alzó de inmediato y sus hermosos ojos de búho se abrieron en sorpresa.

—¿Ya es tan tarde?

—Lo es.

—Dios, lo siento mucho, Kai. Mejor me voy.

Se giró con la intención de detenerse y por esos segundos me preguntaba qué debía hacer, de nuevo el Kai idiota atacaba.

—Bebé... —inicié tocando su hombro, armándome de todo mi valor—. Te extraño.

Me lamí los labios nervioso de lo que fuera a decirme, de cómo iba a reaccionar.

—Yo te extraño, Kai —se acercó a mí poniéndose en puntas para darme un abrazo, abrazo que realmente necesitaba—. Pero no estoy seguro de si tú lo dices porque realmente lo haces o solo para recuperar a la persona con quien follabas.

Sentí una punzada en el pecho.

—Lo siento mucho, Kyung. Jamás quise que esto pasara, podría excusarme diciendo que estaba completamente ebrio y que en ese momento solo pensaba en ti pero, eso ya lo sabes. Entonces ayúdame para que esto funcione.

Se apartó del abrazo mirándome con los ojos llorosos.

—Ya no sé si quiero que esto funcione porque ¿será así siempre que te embriagues? ¿dormirás con otras y luego pedirás perdón?

Por supuesto que no sería así, ya no cometería el error dos veces.

—Escucha, Kai, no estoy enojado contigo, estos días estuve pensando y la culpa de esto la tengo yo, desde un principio sabía que no eras gay pero aun así decidí estar contigo porque creí que tal vez yo podría cambiarte. No es el hecho de que me engañaras con otra, es que... Tú realmente no me quieres como creí y está bien, no es culpa tuya.

Me dieron escalofríos, Kyung entendía todo mal, todo estaba mal.

—Si decidí que te quería es porque realmente lo hacía, ahora estoy perdidamente enamorado de ti y créeme que no me importa que seas un chico, en realidad, eso me tiene sin cuidado —lo jalé al sillón porque noté que ambos estábamos parados en la entrada de mi departamento—. Mira, soy un idiota, lo sé, cuando se trata de ti lo soy porque tú tienes ese efecto en mí, antes de conocerte mi vida no tenía sentido alguno, antes de ti era solo un fanfarrón que creía que el sexo y las fiestas lo eran todo, estaba vacío ¿entiendes? pero cuando llegaste a mí, sentí lo que realmente es amar, ninguna mujer me hizo esto que tú me haces, con ninguna actué como estúpido porque jamás tuve miedo de perderlas pero tú, me aterra la sola idea de que ya no me ames, no sabes el infierno que es para mí dejar de verte duramente tanto tiempo, incluso me había resignado a que me odiabas. KyungSoo, te amo, si me perdonas te juro que seré el mejor novio del mundo y no volveré a fallarte, incluso dejaré el alcohol si eso deseas pero por lo que más quieras, no termines lo nuestro aquí.

Sentía un nudo en la garganta y mis ganas de soltar lágrimas eran enormes.

—¿Qué pasa si por más que lo intentamos en realidad no somos el uno para el otro?

—Y si no lo somos ¿por qué me siento incompleto sin ti?