Gea: por siempre el deseo del alfa Eros.

Capitulo 7.


 

You never know—BLACKPINK
 


 

Había salido de su casa a las seis de la mañana, hacia muchísimo frío, sentía congelarse. Su aliento también era frío y la niebla hacia que pudiese ver muy poco su frente. Su corazón dolía.
 


 

Gea era una chica cerrada, extro e introvertida dependiendo el momento. Sufría confusión de vez en cuando respecto a cómo vivía. Quería ser un lobo, no le gustaba ser tan diferente al resto, algunos la minimizaban con algunas cosas y no le gustaba. Parecía una omega humana. 
 


 

Ella era de las personas que explotaba cuando sentía que no tenía salida, cuando se enojaba también explotaba, cuando estaba triste también explota pero curiosamente cuando está feliz no lo dice, se lo guarda, solo para ella. Aquella chica sufría de vez en cuando el tener que llevar sobre sí un anillo que la ocultaba. 
 


 

Lo deseaba de vez en cuando, sí, quería probar el ser la mate del alfa.
 


 

Sus ojos habían visto muchas veces la forma de amar de los lobos, eran tan tiernos, celosos, detallistas y solo veían a su mate. Era tan hermoso. Lo vivía de cerca, sus padres eran tan afectuosos, admiraba su amor, quería poder tener uno como el de ellos. 
 


 

Le dolía el hecho de que todos le recriminaran cosas. No le molestaba el hecho de que las personas se apoyaran en ella respecto a temas del alfa, se sentía responsable por él, pero, ¿Qué nadie vé lo que ella siente? Eros había metido en su casa a muchísimas mujeres, había hecho cosas que a ella le dolían, era egolotra, orgulloso y no pensaba algunas cosas antes de hacerla. Ella sentía frustración respecto a Risse. Nunca esperó que ella reaccionara así.
 


 

Los recuerdos de las veces en las que estuvo para Eros llegaron a su cabeza, debía admitir que sí le gustaba él, le había coqueteado por mucho tiempo, lo único que la detenía era el anillo y lo que ella podía ser.
 


Quería ser la mate del alfa y no lo quería, quería irse de la manada pero no tan pronto, no así, quería tantas cosas que ni sabía bien ya que era lo que realmente necesitaba.

—¿Gea? —Escuchó una voz y salió de sus pensamientos. Miró al frente y vió a Darwin de pie, no llevaba nada encima, solo unos pantalones deportivos.
 


 

—¿Sí? —Preguntó esta mirándolo, ella mantuvo su distancia.
 


 

—Yo... ¿Puedo abrazarte? —La pregunta hecha de parte de él la sacó de onda. —No te preocupes por las palabras de Eros anoche, él solo está enojado. Su orgullo está herido.
 


 

—No puedo aceptar tu abrazo Darwin, él pareció hablar en serio y yo... Yo no quiero que tengas problemas con tu manada —Sus palabras habían salido suaves, ¿Por qué su actitud era así? ¿Por qué no era borde?
 


 

—¿Con mi? ¿Ya no es tu? —Dijo este echándole sal a la herida. Esta tragó saliva nerviosa.
 


 

—Es evidente Darwin, tengo casi veinte años y entrené una sola vez, nunca luché ninguna batalla, no es de extrañar que no muestre apego —Mentirosa, mentirosa, mentirosa.
 


 

—Luchaste con Eros por todos Gea, esa ninguno la peleó. —Este le regaló su sonrisa y ella asintió. —Me sorprende que no seas su mate. —La expresión de ella era un poema en ese momento.
 


 

—¿Clarisse te lo dijo? —Preguntó esta nerviosa.
 


 

—¿Decirme qué? —¡Ay! Que sí que era estúpida. Ella negó rápidamente y vió como Gray venía hasta ambos, sin camiseta también. Los malos pensamientos abordaron su cabeza y un sonrojo se hizo presente.
 


 

—Pequeña —Saludó este al llegar abrazando el cuerpo de ella, era tan cálido.
 


 

—¿A él le aceptas un abrazo pero a mí no? —Soltó Darwin con un poco de incredulidad en su tono. Ella se carcajeó aún estando entre los brazos de Gray.
 


 

—¿No piensas abrazarme? —Preguntó Gray apartándose un poco para mirar sus ojos. Los brazos de ella rodearon el ancho cuerpo de Gray sonriendo.
 


 

—Al parecer sobro aquí —La voz de Darwin salió con un poco de veneno en su tono. 
 


 

Ambos se separaron y lo miraron con una sonrisa vacía, llena de pena. La mirada de los chicos cerca de ella se puso nerviosa, ella se acercó a Gray y este se alejó ante su toque. Eros, el alfa los veía a la lejanía enojado, ella no podía saberlo pero los otros dos sí. Gea entendió el porqué de su reacción, sus manos fueron a los bolsillos de sus pantalones queriendo que estas desaparecieran en ellos.
 


 

—Seguiré mi camino —Dijo esta bajito no sin antes ver cómo el alfa se transformaba. 
 


 

—¿A dónde vas? Iré contigo —Su amigo soltó decidido yendo tras ella, el hermano de Gray quiso preguntarle ahí, ¿La amas? Pero sabía la respuesta. Era no. Él tenía un gran apego a ella y su hermano quería saber aquella razón.
 


 

—No, no puedes venir —Dijo esta nerviosa. ¿Un lobo y un vampiro? Eso estaba de película.
 


 

—¿Por qué? ¿Que vas a hacer? —Caminó más rápido él llegando a su lado.
 


 

—Me veré con un vampiro —Dijo esta, ella esperó una alteración de su parte pero lo que recibió fue un rostro confundido.
 


 

—¿Y por eso no puedo ir? ¿Son novios o algo? —Dijo serio, pero no de mala forma.
 


 

—No, con Xel somos amigos, ¿No que sus razas se odian? —Aquel fué el turno de ella confundirse.
 


 

—Las mujeres vampiras, son muy buenas en la cama Gea, no sabes cuánto —Dijo este con una sonrisa coqueta.
 


 

—¡Gray! Eres un sucio —Gritó esta tras una sonrisa.
 


 

—¿Acaso no harás cositas sucias algún día? —Este la miró con sus ojos abiertos, fingiendo ser tímido pero él era en verdad un chico muy experimentado.
 



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En el texto hay: hombres lobo, amor, vampiro

Editado: 30.06.2021

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