Capitulo 24.

Fall in love —Tony Kim.
 

Los ojos de Gea miraron el vacío, no quería mirar a los ojos de nadie en aquella habitación. Sentía la mirada pesada de todos encima de ella.

—Basta. Dejen de mirarla así —Escuchó decir a Analí. Y Gea levantó su mirada, vió a Eros que la miraba con un poco de lastima.

—Ella no tiene la culpa, ¿Bien? —Gray fué a su rescate. Lo agradeció internamente mientras que aun miraba a Eros.

—Claro que la tiene, ella siempre ha sido el problema —El dedo de Isa la señaló. Juzgandola como si ella fuese alguien inmaculada, como si en su vida no hubiese ningúna pizca de errores.

—¡Basta ya! De tu boca solo salen estupideces —Gray gritó.

—¡Ey, tampoco es para que le grites así! Es mi hermana y yo estoy de su lado.

—No necesito de tu apoyo, bruja. —La mirada de Analí fue hasta donde estaba su hermana. En sorpresa, ¿Que le pasaba?

—Presiento que algo está a punto de explotar —La voz de Risse se escuchó, burlona. Se acercaba a todos lentamente, como si hubiese sido la más esperaba del día.

—No es momento para tus malos comentarios.

Gray se dirigió hasta ella. Su mirada fué gélida, tenía unos sentimientos encontrados con ella. Hacia mucho tiempo habían tenido mucha diferencias, ella era alguien con un temperamento altanero. Justo como Eros.

—¿Dónde está tu defensora ahora? —Canturreó Clarisse, hablando evidentemente de Gea quien tenía su mirada puesta en el suelo. Nuevamente.

—Largo de mi casa. Fuera.

La voz del alfa salió. Fría, tan fría. Gea por su parte caminó hasta él, rompiendo la distancia, tratando de tomar su mano, pero este se alejó hasta su toque.

—Eros... —Susurró ella, dolida, después de todo lo que había pasado para que estuviesen juntos ¿Esa era su reacción?

—¿Ves, Gea? Nadie te quiere. —Soltó Isa, ¿Cuál era su problema? Quiso gritarle Gea, ¿Por qué era tan mala con ella?

—Vamos Gea, ven conmigo —Gray caminó hasta ella.

—No, yo... —Miró los ojos de Gray, con dolor y luego miró a Eros —Tenemos que hablar, ¿De acuerdo?

—Siento que es demasiado, tú eres humana. Mi humana y el hecho de que tú...—Ella se acercó a él tomando su rostro en sus manos, como si fuese un bebé. Una cosita pequeña.

—Mírame a mi Eros, yo te... —Sus ojos se apretaron, quería decirlo, pero ese no era el momento.—Lo que fuí antes no define lo que soy hoy, soy yo, tu Gea. Tu deseo.

—No —Él sonrió dolido, alejándose de ella —Mi Gea me hubiese dicho lo que siente. ¿Crees que no me doy cuenta?

—No sé de lo que estás hablando. —Le respondió y era cierto, no sabía.

—Claro que lo sabe. Ella está enamorada de Xel y de ti al mismo tiempo, pero ante sus ojos... —Las palabras que Xel había dicho ante lo que la noche anterior hicieron que la mirada del mencionado fuera hasta ella.

—Deja de decir estupideces Isa, llegaste aquí solo para hacer daño ¿Verdad? —Gray soltó, enojado. Y tenía razón, ella había aparecido más para hacer daño que para ayudar.

Analí ni siquiera habló, se mantuvo en silencio. Tal como lo hacía la mayoría de veces.

—No me hables de esa forma. No tienes derecho —Se defendió Isa, en ese momento era el centro de atención.

—Sí, si lo tiene. —Dijo Analí, ¿La razón? Hasta ella lo desconocía.

—Cierra la boca.

—¿Quieres ver cómo te parto la boca? Que no se te olvide, soy la mayor —Isa miró a su hermana. Dudó por un segundo, pero rápidamente se recuperó.

—Les dije que se vayan —Volvió a decir Eros, con su voz de alfa. Todos se sobresaltaron, Gray y Clarisse siendo hombres lobo bajaron la cabeza en sumisión, pero sin moverse.

—Gea, pequeña. Hablemos —La voz de Xel llegó a los oídos de esta, volteó la cabeza mirándolo fijamente, de pie. Ahí, hablando por primera vez después de todo lo que Isa había dicho.

—¿No lo estás viendo Eros? —Isa se dirigió hasta el alfa. Hablándole con tanta confianza que llegaba a molestarle.

—¡Ya cierra la boca, Isa! —Gritó Gea, enojada. Furiosa. —No eres más que una persona caprichosa a la cual la persigue su pasado, por lo menos yo soy importante en esta historia. Tú eres un peón, yo soy una jodida torre y verás como te llevaré por delante.

La respiración de la mate del alfa se aceleró, enojada. La mirada de sus amigos brillaba en orgullo mientras Eros seguía en trance.

—Te llevas el mundo por delante y arrastras a personas que tienen mucho más que perder que tú. Xel puede ser feliz, pero tú no lo permites, lo atas a ti, Gray tiene mate y sigue tras de ti como un perro y Eros... Está siendo usado por ti, no lo quieres, no lo amas, estás con él para tener un nombre. Él te llama su deseo mientras que para ti él es un capricho.

—¿No será al contrario? —Habló Clarisse, opinión la cual ganó malas miradas.—¿Qué? No me miren así, Eros es mi hermano y el rey de mi raza, pero siempre ha estado tras ella, como si fuese un trofeo.

—Eso no es así —Se defendió Eros —Yo estoy tras ella porque ha sido la persona que ha estado conmigo desde siempre, me ha apoyado. Es la persona la cual anda en mi cabeza todo el tiempo, quien acelera mi corazón y hace que pierda el control cada que no la tengo. El Eros de hace unas semanas ha dejado de existir desde que ella está a mi lado. Ella es la mujer que fue hecha para mí, solo para Eros. Es mi persona.

La mirada de todos fue hasta él y Isa se carcajeó en burla.

—¿Y por eso mientras ella no te aceleraba el corazón dejabas que Quinn lo hiciera por ella? —Aquellas palabras hicieron que Eros se enfriara y que Gea mirara extrañada su alfa.

—¿Eso es cierto, Eros? ¿Te acostaste con Quinn? —Gea miró a su alfa atenta.

—Fue antes de que tú llegaras.

—¿Y qué tal estuvo? ¿Estuvo bien? —La mirara de todos fué hasta ella, mirándolos extrañados. Gea estaba loca, definitivamente.

—Olvidemos esto, por favor. —Vociferó el alfa —Será la última vez que lo diga. Vayanse de mi casa.