Gea: por siempre el deseo del alfa Eros.

Capítulo 28.

Looking At Me —Sabrina Carpenter.


 


—Una vez mas —La mirada de Klaus Darknes estaba en ella. Aquel día era el uno, la decisión de dejar ir a Vanessa aun seguía en proceso, la amaba y era difícil que la dejase ir. No se imaginaba una vida sin ella. Aunque literalmente ella no estaba con él en ese momento.

Gea le había propuesto ser un integrante de aquella manada, pero siquiera se imaginaba lobos y serpientes juntos. También le había mencionado conocer nuevas personas y eso seria imposible. Estaba atrapado en aquella dimensión, podía salir de vez en cuando, pero no podía durar mucho tiempo y su apariencia también era extraña.

—¿Puedes cerrar la boca? —Gritó la humana enojada. La mirada penetrante de ella fue hasta él, este apretó la mandíbula mirándola fijo.

—No, no lo haré. Ahora tú vuelve a hacerlo y lo repetiré hasta que me canse y eso es definitivamente...

—Imposible —Terminó ella por él.—Bien, solo... Deja de hablar por unos segundos.

Él suspiró —Ya pasaron esos segundos—Habló. Los ojos de ella se pusieron en blanco, el arco chocó con el suelo. Frustrada gritó desesperada.

—No eres nada normal por lo que veo —Ella se carcajeo.

—No, pues no lo soy —Respondió enojada —Una persona normal estaría en pánico, queriendo regresar a su hogar mientras que yo pienso en todo menos en ello.

La declaración la sorprendió incluso a ella misma.

—Gea... —Susurró Klaus aferrándose a su nombre —Saldremos de esto rápido, ¿De acuerdo? Sé que esto para ti es... No sé, conocido y desconocido a la vez, pero lo superaremos todos juntos.

Una sonrisa llena de cinismo dibujó los labios de ella —¿Todos juntos o yo? —Sus manos se colocaron en su cintura como jarras —No seas hipócrita. Toda esta mierda está pasando por culpa tuya.

—¿Mía? —Klaus la miró incrédulo—Que no se te olvide quien es la asesina aquí, que no se te olvide quien fué que mató a los hombres que amaba en su vida pasada, que no se te olvide quien eres Gea Luna. Muy bien sé que un gran peso recae sobre mi, pero tú, tú eres un cazadora que no conoce la compasión.

—¿Me estás echando la culpa de algo que hacía para defender a tu reino?—Preguntó ella.

—No estabas obligada.

—¿Disculpa? —El enojo de ella se evidenció en su mirar, tenía ganas de matarlo. No podía creer que aquellas palabras habían salido de aquellos labios.

—Después de tantos años, la acepto.

—Voy a matarte Klaus. —Los pies de ella se movieron y sus manos tomaron el arco que antiguamente había lanzado.

—No me sorprendería. —Las palabras de él hicieron eco en su cabeza. Una de sus manoS tomó una de las flechas que estaban en su espalda. Apuntó hacía él, respirando lento, pero con evidente enojo.

—Repitelo.

—No sigo tus órdenes encanto —Sus ojos se cerraron, respiró lento. Meditando un momento, pensando si era buena opción caer ante la tentación de matarlo. Al fin y al cabo sería una ventaja, él ya no tendría ganas de revivir a Vanessa.—Hazlo, no pierdes nada.

Sus pupilas se dilataron, sus ojos ya abiertos se bañaron de un azul intenso, como el mismo mar. Su mano soltó la flecha, la velocidad de esta era sorprendente hasta para ella misma. Pero la forma en la que iba dirigida hasta Klaus la sorprendió.

Sentía el odio en su filo, como si se tratara de un rencor guardado desde hacía mucho tiempo. Llegando hasta donde estaba Klaus una llama se incendió en ella, sorprendiendola. Sacándola de sí, cayendo en cuenta de que al parecer su don había despertado.

La flecha se detuvo cerca de la frente de Klaus, dejándola congelada e insatisfecha.

—Pensé que no lo harías. —El cuerpo de ella se enderezó mirándolo fijamente.

—Día uno terminado.

La voz de ella fue borde y seguido de ella, se dió paso a caminar entre el bosque. En el cual no habían más que árboles, grandes ramas y pequeñas hojas que habían evidenciado muchas cosas años atrás.

Ella estaba dispuesta a lo que fuera para arreglar lo malo que había en su mundo, pero eso implicaba poder obtener el odio de Xel. Si mataba a Isa podía perderlo para siempre. También estaba Analí ahí, pero ella no era tan importante como los demás.

Si sabía que había sido su creadora, pero ¿y qué? No le importaba. Lo único que quería era poder estar feliz con Eros, con su alfa, tener a su mejor amigo a su lado y también tener a las demás personas de su alrededor con ella.

Las palabras que habían dicho hacía pocos días atrás no le importaba en lo absoluto, había una razón para que ellos la dijesen. Tal vez sus almas los habían obligado, no creía del todo en aquella teoría, ¿La amistad de ellos tres era tan débil como para alejarse tan fácilmente?
 


 

No. No lo creía. 
 


 

Tal vez, solo tal vez ella tenía razón. Sentía que no se alejarían de ella tan fácilmente por un capricho, ¿O sí?
 


 

—Piensas demasiado —Se dijo a ella misma en un susurro. Y no se mentía, ella pensaba demasiado y eso lograría influir en lo que le pasaría. —Eres tan estúpida. —Volvió a hablar. Esta vez tratando de humillarse a sí misma.
 


 

Su vida era un desastre desde el principio, Eros tratando de hacerla suya todo el tiempo. Clarisse quien se alejó, Xel haciendo que se confundiese cada día más, Gray y Darwin haciéndola sentir miserable, ya que, por ella su relación de hermanos se deterioró, Isa y Analí dañando todo, Jake desaparecido y ahora... Klaus Darkness jodiendo su vida.
 


Pero había una solución, sí, definitivamente la había y ella la sabía. ¿Que se hace cuando uno está presionado? ¡Explotar! Ella no haría aquello, ¿O sí? Actuaría por impulso, sin siquiera dejar que los demás parpadearan al verla, ¿Lo haría? ¿Se atraveria?

Definitivamente sí, tenía que hacerlo y eso incluía poder perder a sus amigos.

Les valían más vivos que muertos.
 



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En el texto hay: hombres lobo, amor, vampiro

Editado: 30.06.2021

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