Geal Ali Crónicas: Poder Absoluto.

Capítulo 8

¿Qué cosa saldrían en las noticias humanas respecto a lo que les pasó?

Tendrían que inventar algo. ¿Un Tsunami? ¡No lo creo! No hay una costa cerca, ¿Un sismo? El Fujiyama está cerca, pero no está activo desde hace largo tiempo. Un sismo será. La rampa de la nave descendió para que subiéramos a esta y entonces la vi, una gran nave circular y de color oscuro, parecida a una gota de agua oscura, acostada con movimiento continuo como líquido flotante, tal como me la imaginé. En segundos desapareció. La rampa no se fue como un parpardeo como la nave. Los Otpieg, era obvio que no desean ser vistos por humanos, por su seguridad. Subí a la rampa, me sentía débil, al igual que mis dos compañeros, Ryan aún seguía aturdido, pero eso no le quita su rostro soberbio y perfecto. Este hombre debía ser muy guapo si se quitara la ropa y deja mostrar sus músculos y tatuajes. ¡Cambia tema: mente idiota!

Frerick está malherido, no lo noté, al principio él se llevó la peor parte con los robots, su respiración era lenta como si la esperanza de encontrar el artefacto desapareciera.

Ryan no decía nada, no sabía nada. Eso era bueno. ¿Pero por cuánto tiempo? Y era más que claro que Frercick sabe que los Napaleanos son más rápidos, es decir, volando con su dote. ¿Cómo sabía eso?

Si mueven cosas: mueven su cuerpo. Volar.

La rampa comenzó a subir con nosotros, sé que va directo a la sala de control, y al llegar los príncipes nos observaban con inquietud, serios, sin ninguna pregunta, pero sus rostros lo decían todo, ellos estaban tratando de escuchar la noticia que traíamos con nosotros. ¿Mala o buen? Querían que nosotros habláramos primero. Por eso su silencio.

La misión de encontrar el artefacto fue un éxito, simple, pero no sé si me correspondí a mí decirlo todo. Mai se acercó a mí con una lamparilla de bolsillo, dirigiendo la luz a mis ojos, verificar mis signos vitales. Lo hacía como si fuese un experto en medicina.

—Signos vitales en orden— dijo Mai, sus ojos me recordaban la tierra, pués era el único humano entre nosotros. — ¡Veamos! —se dirige a Ryan, algo andaba mal en cuanto lo revisó. —Pupilas dilatas. ¿Estás bien, Napaleano? — preguntó.

—Aturdido—le respondió con la mirada fija en el suelo.

Mai observó las heridas de Frerick luego apagó su lamparilla, la guardó en su uniforme.

—Ve a la sala de curación— dijo Mai. — Te alcanzaré, tengo un poco de medicina para cerrar las heridas, no te van a quedar cicatrices, es seguro. ¿Acaso luchaste contra un ejército?

Frerick sólo le alzó la ceja y se marchó tan tranquilo hacia el segundo piso y cuando salió de la sala de mando los demás me miraron raro. Axtrex jugaba con sus cabellos largos, luego hizo una mueca largándose por donde Frerick salió, tal vez quería alguna respuesta concreta porque estaba segura que sintieron esa mala energía. Los demás estaban en sus lugares preparándose para algo. Ryan se sentó en el lugar de Frerick, era el segundo al mando, un primer oficial supongo, pero lo único que quería el joven Napaleano era descansar al igual que todos, se toca su frente y a la vez coloca un gesto de dolor, está aturdido tanto como yo, pero a mí no se me notaba o no era tan llorona. El tacto de sangre de un... era difícil reconocer el mes... tizaje. Ocultarlo.

—¿Qué ocurrió? — preguntó el compañero del segundo piso de Arcy, tan guapo, pero no era de cuerpo musculoso como los demás, tal vez porque hacía otro deporte, pero tenía el mismo aspecto que Arcy.

—No— dije sin pensar. — Denia.. pero escapó... Todos me miraron, me sentía incómoda por los rostros sobre mí.

—Oh... —El chico guapo hizo un sonido, era bajito, para ser hombre, pero de mi altura entonces él se puso a buscar algo en la pantalla holografica que tenía, si observé bien todos los botones de la nave era nanotecnología de barras y lasos casi invisibles, noté que sus dedos se movían como la energía que brota en sus aparatos. — ¿Es tan fuerte como dicen? — pausó. —¿La suprema?

—¿Suprema? — eso me hizo pensar cosas así que tarde en responderle tanto que me mira con incertidumbre. — Sí—respondí a los diez segundos. — Es fuerte. Tal vez, es un nivel más que el Mortal.

—¡Genial! — exclamó con cierta sonrisa, no le agradaba en nada. —Más problemas para todos. Me encantaría ver qué tan fuerte es, eres.

Definitivo no le agrado a...

— ¡Arcry! — Mai lo llamó. — ¿Encontraste algo? Del soldado que nos mandó la señal. Sean.

—No, veintitrés cuerpos Otpieg, veintiún Napaleanos, ochenta y seis humanos con vida, pero ninguno es... o se detectó con el número del soldado que nos envió la señal.

—Gracias, iré a ver a Frerick.

Salí de la sala de mando atrás del grandote de Mai, me queda un poco incrédula, saber que era humano, si él tenía el cuerpo más grande que todos en el raro equipo de realeza y nobles. Me preguntaba: ¿Cómo? ¿Testo? ¿Drogas desconocidas?

La nave en todos los sentidos era calmada, las personas dentro caminan lentamente, decidí adentrarme a los largos pasillos observando las letras del techo para indicarme el camino a la sala de curación, tenía que decirle a mi hermano lo que había encontrado para que su esperanza regresara. Los símbolos eran extraños, y por idiota que soy perdí la vista de Mai, tendría que valerme sola para encontrar la sala de curación. No sabía si ampliar mi conocimiento en japonés, árabe, porque todo estaba unido con otros símbolos más, mayas, egipcio antiguo, tenía que preguntar.




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