Respiré lentamente y aparté sus manos de mí porque casi me caigo, y él era muy 'caballero' en un tono delicado, ya que todo en él me pone nerviosa. Digo cosas sin sentido. Mi mente divaga.
¿Estoy nerviosa?
El clima de este lugar me está afectando.
—Ryan, escucha... esa voz nos dio las coordenadas para llegar aquí... y la montaña cubierta de nieve estabilizó el aterrizaje. Siento que lo hizo para ayudar...
Puso los ojos en blanco con fastidio, y era cierto, lo molesté por completo.
—Escucha, Gea... —dijo solo las primeras tres letras de mi nombre, desde que nos conocimos, eso me enoja—. Esa cosa, ¿no has pensado que nos trajo aquí solo para que Níquel pudiera quitarte el artefacto? Dime: ¿por qué estaban justo en el punto?
«Los cíborgs-bombas tenían un GPS.» «¿O el idiota no sabe qué es eso?»
La cosa en mi cabeza es inteligente, se dio cuenta de que Ryan es el peor de todos en el sistema, esa cosa hermosa que me hace odiarlo.
¿Dije cosa hermosa a Ryan? ¿Ah, sí?
—Esas... Esas cosas tenían GPS o rastreador. Por eso nos seguían: Níquel, Dania y ese idiota de Millaje. ¡Ryan! —Quería que me hiciera caso y confiara en mí. —Esa voz quiere ayudarnos. No creo que sea mala.
—Es un demonio. —Aún no le creía a la voz, y no lo culpo, no es algo que le pase todos los días a alguien.
Ryan cerró los ojos, y su hermoso diamante azul apareció en su frente. La forma perfecta de diamante que quería arrancar por el placer de tener el objeto, pero no valía la pena si tenía que sangrar; no era tan mala después de todo. Escudriñó todo el lugar, pero sé que no tenía suerte por las expresiones de su rostro, en su rostro perfecto, que no tenía impureza alguna, pero era rudo por los músculos que tenía. El hecho de mirarlo casi me hipnotizaba, así que mejor cambiaba mi mirada al suelo o a una roca. Estúpida muralla super musculosa. ¿Cuántos tatuajes tendría?
No piensa en salir de aquí, Gea, no divagues.
—Nada. —dijo. —Solo celdas... en serio... estamos jodidos. Pero no es mi culpa. No lo es. Me miró y tenía una expresión poco amigable. —Nada, solo presos, todos en sus celdas, pero si quieres, pueden salir y joderlos todo el día, sería la mejor de las condenas, Otpieg.
Me estresé, y me sentía un poco melancólica por las cosas que me pasaban, tratando de no llorar, pero él notaba que me estaba arruinando el día, solo su maldita presencia, con las caras y la mirada dura que me dio el día que lo conocí. No es justo que me eches la culpa de todo.
«Tengo armas, comunicadores.»
—La voz quiere que la sigamos. Nos guiará junto a los demás.
—Gea, no tengo alternativa —admitió, reconociendo mi afirmación—. Yo... no puedo llevarte en brazos durante un período prolongado, tu peso es considerable.
—¿Me dijiste gorda? —inquirí, sintiendo una punzada de incomodidad.
—No... bueno, sí. En mi planeta, se te consideraría gorda. Pero las mujeres allí son muy delgadas por elección. Pero en otros planetas, no tienes sobrepeso, quiero decir... —Creo que lo puse tan nervioso como él a mí. —Eres un Otpieg, tu cuerpo es fuerte. Ahora que tienes el Tacto de Sangre, pesas como... no estoy seguro, ¿quizás una nave compacta?...
«Imbécil»
—Quiero decir, puedo sostenerte, pero después de una hora... me sentiría inclinado a arrojarte desde alturas significativas para asegurar un descenso rápido. Y realmente deseo evitar eso.
—Continuemos, Ojo Azul. —Ahora estoy enojada.
«Hacia el norte» comencé a caminar. «Eso es el sur, disléxica».
Ajusté mi orientación de sur a norte; después de todo, determinar direcciones en este terreno desconocido es un desafío.
—¡Ojo Azul, sigue mi ritmo! —grité a Ryan.
Las condiciones climáticas eran desfavorables, con el viento obstaculizando nuestro avance. Sentí el frío en mis mejillas, pero me encontré sonriendo a lo largo del camino, ya que parecía el aire acondicionado en una habitación. Mi chaqueta de cuero carecía del sensor de calor, sobre el cual había preguntado anteriormente. Ryan me informó que es obligatorio por ley, no todos pueden tolerar temperaturas de otros planetas.
Los Otpiegs son resistentes al frío, lo cual es crucial. Ryan expresó su malestar con cada ráfaga de viento, incluso exhalando vapor con sus palabras, mientras que yo permanecí impasible. Necesitábamos mantener nuestro impulso; sabía que estaba en el camino correcto, ya que la voz no señaló ninguna objeción a mi cambio de rumbo. Ryan caminaba detrás de mí, pero podía oír sus preocupaciones sobre las posibles acciones de los nicolaítas con respecto al artefacto. Si bien sabía que el objeto era indestructible, Denia podía arrojarlo al vacío del espacio, evadiendo así sus problemas.
Según Ryan, durante nuestra necesaria discusión, la naturaleza del artefacto de carecer de un toque lo obligaría a buscarme, tal como lo hizo cuando lo saqué de mí misma. A veces, deseaba olvidar mi doble identidad como miembro de dos razas que albergan animosidad mutua, pero prefieren la colaboración, impulsada por el miedo de que pudieran aniquilarse mutuamente en un conflicto contra toda la civilización de ambas razas. Este secreto me aterra.