Geal Ali Crónicas: Poder Absoluto.

Capítulo 20

No fui al planeta Otpieg después de que Mai disparó contra la nave enemiga. Estábamos en órbita en el planeta Tierra. Le pedí a mi hermano que tenía que respirar aire real, nada que sea artificial, quería quedarme un tiempo en ese bello planeta que casi destruyo. Tuve miedo, pensé que perdería a mi hermano.

—No hay señal de Denia. — Are nos dio ese informe con su holograma en la línea de ingeniería. — Nada de nada.

Observé a cada uno, seguíamos con la misma ropa del ejército. Sucios y heridos, era de noche, posiblemente en mi casa de la tierra.

—Bajaremos un momento a la tierra, para que Gea... descanse. — dijo Frerick, yo lo miré y le sonreí. — Y le dije a los hermanos Trollmoss que consiguieran el paradero de Sean.

Mi rostro se iluminó cuando dijo eso. Entonces así herido y todo corrí abrazarlo, sé que algo tenía roto, pero no me importaba, estaba feliz. Aunque él prefirió no abrazarme... me detuvo... él dijo que estaba herido.

—Disculpa, me duele el cuerpo, te abrazo en cuanto sane.

Creo que mi hermano sabe.

Eso me puso triste, espero que sea mi imaginación.

—Cuando seas reina, puedes ordenar que él, el tal Sean, esté cerca de ti... sé que es la única familia que conoces. — Frerick me decía tocando mi mentón con su guante. —Pero te prometo, que yo y todos estos hijos de puta... — señaló a todos los congresistas. — También seremos tu familia.

—Yo no. — Dijo Ryan.

—A ti ni te conté. — dijo Ferick con una mueca. Luego bajó la mano. —Solo cuenta a los hermanos, Mai, y Axtrex.

Yo sonreí.

***

Sean... unas horas después de aterrizar a la tierra, mi hermano me dijo que estaba a unos veinte minutos de llegar a la zona donde nos ocultamos. Estaba muy feliz por verlo.

Tal vez no sabe el nivel de alegría que me había dado, pero sé que también cuando deje la tierra tendría otro tipo de responsabilidades. Para recibir a mi amigo, me bañé antes claro, también descargué todo lo que comimos, hace unos minutos comimos como animales porque durante todo el tiempo, y fue un largo tiempo no habíamos comido nada... los hombres decían que sus músculos podían disminuir, nosotras las mujeres que íbamos a desmayarnos, pero aunque comer por una hora casi, no nos ayudaba bien para vaciarlo todo.

Aunque todos volvimos de nuestras áreas de privacidad, limpios y bonitos, nuestra sala de estar era la sala de mando, podía escuchar a los Napaleanos en su lengua que querían regresar a su casa, y comer sus buenas comidas, no la comida que hacen en la nave. Mai, Arcy, Arcry junto con mi hermano hablaban de una estrategia para entrenarme en cuanto deje la tierra, Axtrex sabe que estoy sofocada de todo lo que me paso, ella me siente, así que me tomó del brazo y con su mirada me dijo que la siguiera, fuera de la nave, usamos la rampa para salir a la selva del sur de México.

***

Al fin aire verdadero.

Axtrex se reía de mí, era tal vez las tres o cuatro de la tarde por el sol, pero entre la selva corría un viento fresco, lo que siempre hago, respirarlo, sentirlo, tocar mis mejillas.

—Este lugar es... — Axtrex observa la selva, su color azul en su piel lucia brillante con los rayos del sol — Aquí pega más el sol... que en otros planetas, se siente bien. Y mi piel lo recibe con gusto... que rico sentirlo.

—¿Nunca habías sentido el sol, chica azul?

—No... no tan... fuerte. — ella sonrió. —¿Ese tal Sean te hace feliz?

—Es lo único que sé que me conoce bien...

—¿Es un Otpieg?

—Sí.

Ella se acerca a mí a una distancia de quizá treinta centímetros.

—Frerick sólo te dejará saludarlo, aquí... por eso te traje, me aseguraré de que lo saludes, luego regresamos. Hay muchas cosas que hacer. Y a ese tal Sean... lo deben investigar primero antes de subirlo. Con todo lo que pasó no sabemos si es un espía.

—Entiendo. Axtrex.

Ella sonrió.

—¿Ya no chica azul?

—Me gusta mucho, chica azul... pero tu nombre es hermoso.

—Chica azul. — la voz de un hombre nos hizo mirar hacia la rampa.

Ryan había bajado volando.

—Frerick quiere que vayas... está debatiendo un área de entrenamiento para Geal, cuando ya... sabes... me dijo que yo la cuide para que salude... a su amiguito.

—Es machista, sabe que yo puedo hacerlo.— Axtrex se quejó.

Ella me miró de reojo.

—¿Te está castigando? —Axtrex le preguntó a Ryan.

—Sí. Puede ser... ser el guardaespaldas de la princesita, si sabe él que ya soy un rey.

—Pero aún no te coronan, así que puedo decirte: tarado. —dije.

Axtrex me cerró el ojo y subió por la rampa, con una palabra hacia mí a unos metros: te veo en un rato.

Era muy guapa y simpática, creo que me hará bien tenerla como amiga.

Ryan se quedó con los brazos a la espalda, observando la selva y las brisas de los árboles. Respiró, luego observé que en verdad estaba haciéndome escolta. A los diez segundos se cruzó de brazos.




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