Hastel y Loren se encontraban en una tienda viendo todo tipo de artículos, desde capaz hasta pergaminos con decifrados de signos.
Una varita les llama bastante la atención, tanto que ambos se acercan para poder verla de cerca.
—No sabía que se podía descifrar los signos con una varita.
Hastel miraba a Loren para que él calme su duda.
—Mientras tenga el descifrado se puede aplicar a cualquier objeto.
Mientras respondía la duda de Hastel el encargado se acerca, debido a que escucho la conversación que ambos tenían.
—No se puede aplicar en cualquier objeto, deben estar especialmente diseñados para soportan la gran carga de energía, así también para luego expulsarla.
Ambos se miran cuando aquel hombre solo se acercó para decir esta oración y solo irse, ambos comienzan a reír por el momento incómodo que acababan de vivir.
Todo ese sentimiento desaparece cuando Hastel tiene la sensación de que alguien lo observaba, mira a su alrededor y por una milésima de segundo cruza la mirada con otra muchacha, era evidente que ella era la culpable de su incomodidad, no le da importancia y sigue en lo suyo.
Sigue mirando mirando los estantes, hasta que un libro le llamo la atención, lo toma y comienza a leerlo.
La tapa de aquel libro estaba lleno de polvo, la humada se había unido a la tapa, qué parecía dura, pero estaba bastante liviana, al abrirlo el edor lo invadió por completo, más que lo que contenía, ese olor hizo perder su concentración, logrando qué ignore el pequeño sonido antes de abrirlo.
Se da media vuelta para buscar un lugar donde tomar asiento y leerlo con tranquilidad, pero al girar se lleva puesto a una chica de cabello rojo, haciendo que ambos suelten las cosas que sostenían.
—Lo siento, no te vi.
Aquella muchacha se levanta rápido y se acomoda la ropa, para luego mirarlo con desprecio.
—Maldito inmundo, fijate por donde vas imbecil.
—Lo lamento, no te vi.
—Claro, es lo mínimo que tienes que sentir.
Lo empuja para abrirse paso e irse del lugar.
—¿Qué le pasa? Ignorala Hastel.
Hastel hace oído sordos a Loren para concentrarse en levantar el libro, pero antes de tomarlo del suelo el dueño de la tienda lo agarra.
—¿De donde sacaste esto?.
—Lo encontre tirado.
Obsrva el libro ignorando lo que Hastel le decía, se da cuenta que estaba abierto, pero antes de ver su interior se cierra nuevamente impidiendo qué vea su contenido.
Le agarra el brazo a Hastel, desde la muñeca y observaba con detenimiento cada detalle.
—¿Leíste su contenido?.
—No, porque me choque con aquella chica.
Se asombra al descubrir algo que para nosotros es inentendible, suelta su mano y trata de mantener la calma, como si nada hubiera pasado.
—Yo no digo nada, si tu no dices que encontraste este libro.
—Esta bien.
Hastel acepta las condiciones de aquel hombre sin lograr entender nada, más que todo para terminar con este momento incómodo e inexplicable.
Vuelve a sentirse observado, ya sabia quien provocaba esta sensación.
Busca sus cosas y sale del lugar sin decir una palabra.
Loren al ver que salía del local intenta frenar su camina gritando su nombre, esto hizo qué aquella chica que lo observada se sorprenda.
Loren lo alcanza y ambos salen del local, pero frenan sus pasos al oír qué pronunciaban el nombre de Hastel.
Se da vuelta manipulado por su curiosidad y ve a una chica de un metro cincuenta parada en la puerta del local, estaba tímida, se tomaba de su remera para apaciguar su vergüenza, levanta su mirada, estaba con una sonrisa forzada, como si tratara de apagar otra emoción.
—¿Hastel?.
Él la observaba desde la distancia sin entender absolutamente nada de la situación, simplemente dijo un si, en forma de pregunta.
Aquella chica suspira y sonríe con más ganas, se abalanza sobre los brazos de él, lo abraza con fuerza mientras reía.
—Eres tu, realmente eres tu.
Loren los veía sin entender nada lo que estaba presenciando, se llenaba de dudas e incomodidad por la situación.
—¿Qué hace esta niña?.
Hastel intentaba quitársela de encima, ya que para él no era nada más que una desconocida, no entendía lo que esta muchacha pretendía, ni mucho menos que quería.
Lucha a grandes fuerzas para quitarla, ya que estaba en una situación incomoda.
Marón y Melcifer volvían de compras, estaban en busca de los muchachos, hacia ya varios minutos que estaban caminando.
A los lejos logran ver a Loren, por deducción Hastel debia estar cerca,.
—¿Quien es esa chica que esta con Hastel?.
Marón mira en la dirección que Melcifer le apuntaba y ve a su hermano siendo abrazado por una niña.
—Maldito.
Cegada de ira corre al lugar, al estar bastante de la escena se abalanza a ambos con una patada.
Esta mucha la ve venir y se despega de los brazos de Hastel, haciendo que Marón pase de largo entremedio de los dos, saca un pergamino y de el sale un martillo bastante grande para la estatura de ella, lo maneja con mucha facilidad y se abalanza contra ella, pero se detiene antes de lanzar su golpe al verla bien de cerca.
—¿Marón?. MARÓN.
Aquella muchacha que tenia el rostro cubierto de ira ahora no es más que pura sonrisa.
–¿Quien carajos eres?.
Su arma desaparece en el pergamino, la observaba con una sonrisa.
—Ya eres una mujer Marón.
Màron la observaba con mucho esfuerzo para deducir de donde la conocía, hasta que ve el collar qué ella llevaba, ahí es donde cae de quien era.
—Y tu parece que te quedaste en el tiempo.
Ambas se dan la mano mientras se miraban fijo a los ojos con una sonrisa llena de felicidad.
Este momento se interrumpe cuando ambas se abrazan y comienzan a llorar.
Melcifer llegaba corriendo, estaba agitada, respiraba mal.
—Voy a matarte Máron.