Gedymo – En La Última Página De Ayru.

Capítulo. — 16.

Luego de una merienda que fácilmente se podría confundir con cena debido a la cantidad excesiva de alimentos que consumieron, se retiran del lugar al observar que el sol ya se había escondido.

Todos salen del local y comienzan a caminar por la ciudad para aliviar sus estómagos, cada quien está a metido en su tema, Valentía trataba de poner al día a Maron, pero le costaba horrores seguirle el ritmo, ya que hablaba con mucha energía y mezclaba los temas mientras su mente se iba acordando de todo.

—¿Estas seguro que no conoces a esta niña?.

Loren se acercaba a Hastel para poder saciar su curiosidad, le hablaba lo las cerca posible, mientras mermada su tono de voz para que solo el fuera testigo de sus palabras.

—No lo sé, me resulta familiar, pero no recuerdo de dónde.

Hastel hablaba con la soltura natural, no tenía nada que ocultar, esto hizo que Valentía se quedara atenta a cualquier indicio de su propio paradero.

Llegan a una plaza donde toman asiento, el cielo estrellado se lleva toda la atención.

—Y pensar que mañana iniciaremos en Melissa.

Máron era la culpable de esta oración, estaba perdida en aquel paisaje de postal natural.

—¿Entraron en Melissa?.

Valentía se exhalta al oír las palabras de Maron, trataba de buscar las respuesta en las miradas de los presentes, se notaba que estaba muy confundida.

—¿Como lo hicieron? No lo puedo creer, si ustedes son..-.

Antes que Valentía terminará su oración Máron le tapa la boca para que no pudiera hablar.

—Gedymos, ya sabemos que somos Gedymos.

Máron trataba que Valentía la entendiera más allá de sus palabras, quería transmitirle su inquietud con este gesto.

Valentía la observó por unos cortos segundos y logró entender en el desastre que casi mete a ambos por hablar de más.

—Claro, ojalá mañana tengan la mejor suerte y sean seleccionado, confío que podrán.

Valentía trataba de despejar toda duda con esta carta oración, debía apaciguar su inquietud junto con su emoción, no le costó mucho, ya que era opacada por la alegría que le dio el saber que hay una posibilidad de que vayan a Melissa junto con ella.

Suena las campanas de la plaza, pero el sonido está vez era diferente, esto llamo la atención de todos al despertar su curiosidad.

Loren se pone de pie mientras estiran su cuerpo.

—Ya debemos irnos.

—Tiene razón. Esas campanas indican que es hora de ir a dormir para los estudiantes.

Valentía saciaba con rapidez cualquier duda que surgiera luego de la oración de Loren.

Máron se despide de Valentía con mucho entusiasmo, como si jamás se volverían a ver, era entebdible aquella emoción, ya que así sucedió hace unos años.

Hastel la despide alzando su mano, tomando su distancia para omitir cualquier contacto no deseado que pudiera surgir al ser testigo de la despedida de hace un momento.

Se da media vuelta y se va junto con su pequeño grupo.

—¡Hastel!.

Valentía hace que frene sus pasos al gritar su nombre, le hace una seña que se aceracra, la timidez que mostraba hizo que Hastel se animara hacer caso.

—Vayan, ya los alcanzo.

—Adiós, no la beses demasiado.

Máron decía estas palabras mientras aceleraba su paso para que el enojo de su hermano mermara al ver la distancia que había ganado, él solo suspira.

Se acerca hasta Valentía a pasos lentos, para que el tiempo ayude a deducir el porqué de su llamado.

—Me duele que no te acuerdes de mi, después de todo lo que hemos pasado.

—Lo siento.

—Tan educado como siempre, no tienes que disculparte, no te preocupes, al parecer ko impacte tanto en tu vida para que me recuerdes. Tu si lo haz hecho

Ella toma aire mientras vuelve a ponerse de pie, y estira su mano entregándole un collar.

—Me dijiste que te lo devolviera cuando volviéramos a vernos, así que, aquí esta, cumplí.

Hastel observaba aquel dije con forma de fénix, sus colores azul y plateado llaman toda su atención y trataba de recordar aquella muchacha, pero no había caso, no sabía quién era.

—Lo siento, pero no recuerdo.

Su sinceridad hacia que el corazón de aquella chica latiera con fuerza, su mente trataba de excusar para aliviar el leve dolor que se hacia presente.

—Esta bien, no te preocupes, ya te acordaras de mi.
Esos es todo, quería devolvérselo ahora por si mañana no te vuelvo a ver, ya cumplí.

Valentía se retira del lugar, dejando más dudas en él, se queda unos minutos observando aquel dije tan precioso y se asusta al recordar que no sabía como volver al hotel.

Se pone de pie y mira a su alrededor y maldice al darse cuenta que se separo de ellos sin saber dónde estaba.

Alex M. Martínez.




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