Gemelos

Sin ataduras

Juguetee con la pipa que había pertenecido al abuelo, aunque jamás lo vi usarla, siendo mas que nada un trofeo obtenido en algún evento del pasado; un evento del cual sus nietos nada sabríamos. Esa había sido mi herencia. Y estaba bien con ello, lo cierto era que no necesitaba nada mas. Yo no era como mis padres que estaban deseosos de dinero y lujos, yo podría llevar una vida perfectamente en paz sin eso. Pero papá no lo veía de esa forma. Desde que tenia uso de razón siempre me dijo que yo, como el hijo primogénito, era el indicado para controlar y liderar la empresa familiar. Que gran chiste si teníamos en cuenta que no existía ya tal empresa, sólo un puñado de acreedores listos para el remate.
Porque eso era lo que pasaría, aun si papá creía poder salvarla con el dinero de Myung Soo. No dudaba que los Kim tuviesen lo suficiente para ayudarnos; y tampoco dudaba de la buena voluntad de su hijo para ayudarnos, sobre todo si era Soo Min quien se lo pedía, pero sabía que eso no ocurriría. Me sentía muy mal por Sung Jong, pero sabia que tarde o temprano el niño lo aceptaría. Aceptaría que ese amor por Myung Soo no tenía futuro, que él era heterosexual y que amaba a su gemela, no a él.
Y era por eso que teníamos que huir. Y lo haríamos, esa misma noche.
También lo sentía mucho por Myung Soo, pero mi lástima no alcanzaba para sacrificar a mi hermana. Minnie no se casaría con él.
Guardé la pipa en mi bolsillo y suspire, pensando en los planes de esa noche. Hoya lo había preparado todo mientras estuvo afuera, asegurándose de que no hubiese cabo sueltos. Mis amigos nos ayudarían, sabía que ellos continuaban tocando juntos, componiendo canciones para su álbum. No iba a negar que me hubiera gustado estar con ellos, aun si Hoya me había dicho que ellos estaban mas que dispuestos a recibirme de nuevo yo no lo consideraba justo. Ese era el éxito de ellos, no el mío. A esas alturas ya no tenía nada que aspirar mas allá de sacar a mis hermanos de aquel infierno.
Me mordi el labio un segundo, enojado conmigo mismo por haber permitido que aquello avanzara tanto. Hacia mucho tiempo que tendría que haber sacado a los niños de ahí. Mi excusa de la falta de dinero demasiado débil. Pero sabía de antemano que no era por eso, sino por miedo. Estaba aterrado de papá, de lo que podría pasar si huiamos y él nos encontraba. Ese miedo un poco alejado ahora que ya no tenia las mismas influencias de antes.
Repase el plan en mi mente. Mis amigos nos esperarían en un auto a treinta kilómetros de la casa, tratando de pasar lo mas desapercibidos posibles. Hoya, Minnie, Jongie y yo nos escabulliriamos en la noche, como sombras. Claro que era consciente del riesgo que implicaba todo aquello con los guardias armados de papá vigilando la zona, pero creía que seriamos capaces de despistarlos. Aquellos eran nuestros terrenos, no los suyos.
Y pese a ello, no podía dejar de sentirme inquieto. Y sabia muy bien porque. Tenía dos grandes preocupaciones; la primera era mi adorable hermano menor. Temía que el amor que Jongie había desarrollado por Myung Soo fuese un obstáculo. Si, yo le había animado a disfrutar su tiempo con él tanto como pudiese, pero esperando que él mismo comprendiera lo que tenía que pasar tarde o temprano.
Su reacción era lo que mas me preocupaba. Tenía miedo de que el niño intentase algo. Ya me lo sospechaba, pero después de hablar con Soo Min esa mañana lo confirmé. Sung Jong tenia algo en mente, algo que no iba a gustarme.
Sólo esperaba que Ho Won estuviese en lo cierto y al final el buen juicio de Jongie ganará y le indicará que era lo correcto para todos.
¿Y mi segunda preocupación?
Ni siquiera tuve que volverme cuando escuché la puerta abrirse. Sabiendo de antemano de quien se trataba. Precisamente de mi segunda preocupación.
—¿Que haces?
Quiso saber Nam Woo Hyun mientras sus brazos me rodeaban la cintura, pegando mi espalda a su pecho.
—Nada.
Respondí con suavidad e intenté zafarme, pero no me lo permitió, en su lugar acorralandome contra la pared.
—Déjame.
Pedí con la misma suavidad, aunque ya sabia que no serviría de nada. Sus labios se posaron sobre los míos unos segundos después. Pensé en rechazarle, pero al final no lo hice. Aunque había una parte de mi que no dejaba de maldecirme interiormente, me había jurado que no dejaría a Nam meterse en mi vida, que no lo dejaría involucrarse en el revoltijo que había a mi alrededor. Aun si era sólo sexo, tanto para él como para mi no dejaba de ser una irresponsabilidad de mi parte.
Sentí sus manos deslizarse hasta mis nalgas, amasandolas por encima de la ropa. No pude contener un gemido ante esto, mordiendo su labio inferior. 
Me fastidiaba sobremanera que pese a mis propias palabras la noche anterior cuando se había metido a mi habitación aun lo deseara. Se lo había dicho, sólo ocurriría una vez y después tendría que dejarme en paz, él había dicho que si, pero ya sabía que mentía. Y me hacia hervir la sangre aún mas comprender lo mucho que me molestaría que no fuese así. Odiaría aun mas que Woo Hyun me dejase de lado a que siguiera deseándome como lo hacia; como yo mismo lo hacia.
Dejé a mis manos subir hasta su cabello, sujetándome de él cuando Woo Hyun tomó mis dos piernas y las alzó, obligándome a rodear su cintura para no caer.
—Eres tan sexy.
Susurró a mi oído mientras mordía el lóbulo de mi oreja. Dejé escapar otro suave gemido.
—Lo sé.
Dije sin mas, buscando yo esta vez sus labios, estremeciendome cuando lo sentí succionar mi lengua. La saliva de ambos casi escurriendo de nuestras bocas. Y aunque consideraba eso como algo asqueroso, algo que rara vez le permitía a mis amantes ocasionales, con Woo Hyun era completamente diferente. Era excitante y placentero, tanto como lo había sido tenerlo dentro de mi la noche anterior.
Sus manos sin dejar de amasar, separándolas tanto como le era posible con la gruesa tela del pantalón.
—Vayamos arriba.
Volvió a susurrarme, su voz grave, cargada de excitación. Joder, él era mucho mas sexy de lo que yo podria aspirar a ser.
Pese a todo negué con la cabeza, tenia cosas que hacer y Woo Hyun sólo era una distracción para mi.
—¿Por qué?
Mordió mi cuello esta vez, muy probablemente dejaría una marca, pero podría disimularla con la ropa. O una buena bufanda.
—No es un buen momento.
Y entonces se acercó a mi estómago, dejándome notar como su erección empezaba a hacerse presente. Me mordi el labio, igual de excitado que él a mi pesar. Yo también quería estar debajo suyo de nuevo, quería sentirlo llenar mis paredes otra vez. Quería escucharlo decir mi nombre al momento del orgasmo, sentir su semen escurrir entre mis piernas.
Abrí la boca, probablemente mas que dispuesto a ceder, mas que dispuesto a vivir de nuevo ese momento con Nam; sin embargo no llegué a decir nada, siendo interrumpido por Hoya.
Mi primo soltó un carraspeo y cerró de un portazo, ganandose una mirada molesta de Woo Hyun mientras yo le apartaba, aliviado por haber sido salvado antes de perder la cabeza por completo. Y aliviado de que hubiese sido él y no alguien mas.
—Necesito hablar con Sung Kyu. A solas.
Fue todo lo que dijo, cruzándose de brazos. Woo Hyun me soltó entonces, ayudándome a bajar mis piernas con cuidado.
—Está bien —acarició mi mejilla —no tardes que aun no he terminado contigo.
No pude reprimir un leve temblor ante sus palabras. Era demasiado para que mi pobre ser se comportara con normalidad.
Woo Hyun abandonó la sala, cerrando con suavidad detrás de él.
—¿Necesitas ir al baño o podemos hablar?
Inquirió Hoya, haciendome enrojecer.
—Lo dices como si fuese un pervertido.
—Besarte con un tipo que acabas de conocer te hace parecer uno.
—Es amigo de Myung Soo.
—Exacto. De Kim Myung Soo. ¿Que te pasa? ¿Confraternizas con el enemigo?
Frunci el ceño, dejándome caer el sofá.
—Ellos no son el enemigo, ya te lo he dicho.
—Pues como si lo fueran. Si Kim no hubiese aparecido en escena...
—Habría sido otro —repliqué —y lo sabes bien. Papá le habría conseguido otro esposo adinerado.
—¿Y que pasa con Sung Yeol entonces? ¿No se esta esforzando para entrar en el conservatorio? ¿Que acaso no ama él a Minnie?
Me sentí irritado por sus cuestionamientos. Sung Yeol no iría con nosotros hacia la libertad, pero le habíamos dado la dirección del pequeño departamento que uno de mis amigos iba a dejarnos, con la esperanza de que se reuniera con nosotros.
—Si la ama o no es su problema. Tú conoces a Soo Min, es imposible saber si ella tiene alguna clase de sentimiento por él. Así que es mejor no meternos.
—¿Y Jongie?
—Dejemos ese tema.
Era el mas delicado de todos.
—¿Y tú?
—¿Yo que?
—Tú y ese chico.
—Es sólo sexo, Ho Won. Tú lo sabes, porque lo has tenido. 
—¿Estás seguro de eso?
Pero no pude mantenerle la mirada. Era sólo sexo, ¿verdad? No había sentimientos involucrados. Y era que sería estúpido enamorarse de alguien que después de esos días jamás volvería a ver. Alguien que sólo pensaba en mi con lujuria, que no hacia sino llevarme a la cama cada vez que me miraba.
—Estoy seguro.
Repuse, cruzándome de brazos. Hoya me miró un momento mas en silencio antes de asentir.
—Nos vamos esta noche entonces. Sin ataduras.
—Sin ataduras.
Corroboré. Hoya asintió a la vez que me indicaba que se iba. Asenti, aunque me levanté y fui tras él, no muy seguro de que hubiésemos hablado de lo que él quería. Lo vi alejarse por el pasillo y no pude dejar de pensar en lo que había dicho. 
Sin ataduras.
Por supuesto que no tenía ataduras. No había nada que me hiciera querer permanecer en ese infierno, en esa farsa. Ni siquiera él, porque yo no me podía haber enamorado de Woo Hyun. No había forma.
O eso era lo que creía, por lo menos hasta que apareció pro el pasillo y me dedicó una sonrisa, sin chispa de deseo o lujuria, simplemente una sonrisa dulce. Tan dulce que hizo a mi corazón latir con fuerza.



#5388 en Fanfic
#29451 en Novela romántica

En el texto hay: homosexual, infinite, myungjong

Editado: 01.11.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.