Gemelos

Complicaciones

Sentí los ojos de Myung Soo sobre mi y durante un segundo fue como si todo fuese como antes, cuando yo era Soo Min... Cuando él me amaba.
—Permiso.
Le oí decir entonces, marchándose a paso rápido. Sintiendo mi corazón latir con tanta fuerza que dolía. Tanto como me dolía no poder ir detrás de él. No poder decirle lo que sentía.
Me mordi la lengua y parpadee varias veces, luchando contra el nudo en la garganta y las ganas de llorar. No podía dejar que Soo Min me viese así.
Entré en el comedor, sólo para toparme con Sung Kyu hablando en susurros a mi gemela, callándose al momento en que me vio. Observé como forzaba una sonrisa y abandonaba el comedor sin decir nada mas.
—¿Que quería?
—Lo de siempre —respondió Soo Min, haciendo el plato vacío a un lado —molestar y regañar.
—¿Segura?
—Que si.
Pero no me miraba. Soo Min era la persona mas sincera que conocía, mentir se le daba realmente fatal. Siempre había sido así. Y que no me mirase me indicó que me estaba ocultando algo.
—Iré a dormir un rato a mi habitación.
Dijo Soo Min, levantándose y dirigiéndose a la salida. Y las palabras de Sung Yeol bulleron en mi cabeza. Ella no se casaría con Myung Soo. ¿Por qué? Porque algo iba a pasar. Pero... pero si papá se enteraba él no...
Detuve a Soo Min del brazo antes de que pudiese salir.
—¿Por qué Myung Soo tenía sangre en el labio?
La vi fruncir el ceño.
—No debió besarme sin permiso.
Y sentí como la sangre comenzaba a burbujear en mis venas. ¿Se habían besado? ¿De verdad? Oprimi los puños con fuerza, intentando controlarme. No tenia que molestarme. Era lógico. Myung Soo la quería y la noche anterior yo mismo le había besado sin vergüenza, casi sin pudor. Él quería mas de ello.
—¿Que le hiciste?
—Lo mordi.
Y Soo Min me miró con una sonrisa un poco burlona. La misma sonrisa que aparecía en su rostro cuando había hecho algo malo. Esa que indicaba que alguien terminaría llorando en el ático, la mayoría de las veces ella, pero otras también Sung Kyu y yo. Y sin venir mucho a cuento recordé esa vez, cuando mamá aun tenia vida social y se había comprometido con algunas conocidas a que Soo Min participaría en una obra infantil. Recordé verla ensayar en casa, de mala manera, pero obedeciendo. Al final terminé ensayando con ella para ayudarla. Y el ayudado terminé siendo yo cuando el día de la obra ella se ocultó en alguna parte de la casa y nadie pudo encontrarla. Al final tuve que vestirme yo de ella y salir en la obra. Caray, eso de trasvestirme se me daba.
—No debiste hacerlo.
—¿Por qué no? Ese tipo es un intruso, Sung Jong. Nadie le dijo que viniera —y se llevó una mano al cabello, apartando un mechón de su rostro con impaciencia—. ¿Quiere casarse conmigo? Pues ya verá como es casarse con Lee Soo Min.
Y abandonó la sala. Mi temperatura corporal bajando de golpe. Debí palidecer, estaba seguro de eso. Porque ella no... 
—¡Soo Min!
La encontré en el vestíbulo, pero no estaba sola. Chin Mae, la chica hermosa, pero malvada, estaba con ella, rodeada por sus dos amigas esta vez. Las tres miraban a mi gemela con el mismo desprecio que a mi el día anterior. Y supe que eso no acabaría bien.
—Como pensaba, ustedes son idénticos.
Dijo la chica.
—¿Tú quien eres?
Espetó mi hermana, cruzándose de brazos.
—¿Ademas de simple e insípida estúpida? ¿Tan rápido te olvidaste de mi?
Soo Min me dedicó una mirada antes de volverse hacia ella de nuevo.
—Suelo olvidar lo que no es importante —y mi gemela le echó un vistazo de arriba a abajo —joder, la última vez que me di cuenta esto era una casa, no un puto cabaret.
El rostro de Chin Mae se contrajo con furia.
—¿Y tú qué? No usas tu disfraz de princesita hoy. Una princesita pobre además.
Soo Min frunció la boca, mirándome de nuevo. Debí ponerla al corriente de todo lo relacionado a esa chica y a todo lo que había pasado en su ausencia.
—Es mejor ser una princesita pobre que una ramera con dinero.
Y la maldad brillaba en los ojos de mi hermana. Sabia como era, sabia como se ponía si se le provocaba. Una vez mientras Sung Kyu nos leía un cuento de hadas Soo Min había comentado que ser una princesa y esperar a ser salvada por el príncipe era algo aburrido. Que de vivir en un una historia ella seria la villana, una bruja poderosa que comiera corazones. Su descripción me había dado asco y Sung Kyu le había dicho que se callara.
Chin Mae dio un paso adelante, pero sus amigas la frenaron. Murmurando que ella era mas que esa chica salvaje y mal hablada.
Soo Min sonrió ampliamente, un aire de victoria apareciendo en su rostro. Y pensé que todo terminaría ahí. No fue asi, la vida demostrando que cuando quería fastidiarte lo hacía bien y en serio.
Dos personas llegando de algún sitio, cada una por su lado, pero logrando coincidir en el momento. Y no podía ser peor. Sentí como temblaba al ver a Myung Soo llegar por un lado y a Sung Yeol por el otro. 
Y estaba yo solo. No tenía a Sung Kyu para hacerles callar. Porque sabia muy bien que de ser por Yeol él contaría toda la verdad ya mismo. ¿Y Soo Min? No quería ni imaginar lo que seria capaz de hacer, aún si me había dicho que Hoya le había pedido no decir nada. No revelar la verdad. 
—¿Que esta pasando?—. Este era Myung Soo—. ¿Estas molestando a Soo Min de nuevo?
Y el heredero de los Kim se colocó entre ellas, protegiendo a mi hermana con su cuerpo. Y fue entonces que me fijé de nuevo en ella. Soo Min tenía los ojos muy abiertos, mirando a Sung Yeol, quien la miraba a su vez. Y esa mirada me hizo comprender muchas cosas. Porque era la misma forma en que yo miraba a Myung Soo.
Soo Min no podía casarse con él, porque amaba a alguien mas. Alguien pobre, alguien que papá jamás aprobaría. Soo Min amaba a Sung Yeol, nuestro profesor de piano. ¿En que momento había ocurrido? ¿Como era que yo no me había dado cuenta?
—No necesitas defenderla, Myungie —se lamentó ella —es una salvaje.
—Cállate, Chin Mae.
Sung Yeol llegó a mi lado entonces, con los ojos de mi hermana aun fijos en él.
—Llegué a tiempo para la función.
Me susurró con la misma maldad que mi gemela. Negué con la cabeza. No pasaría nada, Myung Soo no lo permitiría. Pero me equivoqué. O tal vez Sung Yeol tuviese poderes especiales, porque despues de esa frase todo se descontrolo.
—Es una salvaje, no tiene clase —y la chica de la falda corta me miró—. Así como Sung Jong es un afeminado. Y seguramente es igual de gay que Sung Kyu. Todos en esta familia están podri...
No pudo terminar su frase. Sin que Myung Soo pudiese hacer nada, mi gemela había despegado por fin los ojos de Sung Yeol y, apartando a "L", había llevado su puño derecho directo al bonito rostro de la chica. La forma en que su nariz crujió bajo los nudillos de Soo Min podría haber resultado hasta épica.
Las amigas de Chin Mae soltaron sendos gritos, muy parecidos a los chillidos de una rata, para correr a auxiliar a su amiga en el acto.
Myung Soo reaccionó entonces, tomando a mi hermana de la cintura para alejarla de Chin Mae, quedando de espaldas a la chica de la falda corta.
—Vuelve a hablar sobre mi hermano y te mataré, perra.
Gruñó Soo Min por encima del hombro de Myung Soo.
—Te lo dije.
Susurró Yeol junto a mi y lo vi conteniendo una carcajada. Era tan maligno como Soo Min.
—Basta ya, Soo Min.
Ordenó Myung Soo con firmeza, tomándola por los hombros, mientras el llanto de Chin Mae llenaba la estancia. A ese paso mamá no tardaría nada en aparecer. Y papá. No quería otra sesión en el ático para mi hermana, así que me acerqué a ella justo en el momento en que se liberaba del agarré de Myung Soo y lo miraba con apatía. Y vi el dolor en los ojos de Myung Soo ante ese gesto. Y me sentí aun mas culpable, porque eso era mi culpa. Porque Myung Soo estaba mas enamorado que nunca y era mi culpa, porque yo lo había ilusionado y porque Soo Min no podría amarlo. Soo Min no se casaría con él.
—Lo siento —murmuré, tomándola del brazo antes de que se le ocurriera abrir la boca —me haré cargo de ella.
Y tiré de mi hermana rumbo al jardín. Mirando a Chin Mae de reojo, la sangre fluyendo de su perfecta nariz de muñeca.
Escuché como Sung Yeol nos seguía, pero no fui capaz de mirar si Myung Soo se había dado cuenta. No fui capaz de mirar el desconcierto en su rostro. Ni el dolor, dolor que yo mismo le había provocado con mis mentiras.



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En el texto hay: homosexual, infinite, myungjong

Editado: 01.11.2021

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