Gemelos

Decisión

Sung Kyu me llevó hasta mi habitación, sin separarme de él en ningún momento, como si con ello pudiese protegerme de lo que fuese. Aunque sabía muy bien en aquella casa sólo había una cosa de la que debía protegerme. 
Y mentiría al decir que no esperaba ver a mis padres esperando para desquitarse por las palabras de Myung Soo. Pero no. A papá realmente le había llegado su amenaza de no darle ni un sólo won. Y eso me inquietaba. ¿Por qué Myung Soo había hecho tal cosa? ¿Acaso Soo Min se lo había pedido? Porque ya sabía que él sería capaz de hacer cualquier cosa que mi gemela le pidiera.
—Siéntate —me ordenó, señalando mi mullida cama —voy por una toalla fría.
—No es necesario, yo... —pero Sung Kyu ya se había ido en busca de la toalla. 
Solté un suspiro, sintiendo mi espalda arder un poco, aunque no tanto como sentía mi rostro y mi piel ante aquel breve contacto de Myung Soo. Había sido un momento tan extraño, la forma en que me había mirado. Por un segundo me sentí como si yo fuese Soo Min, pues aunque sabía que era completamente imposible, sus ojos me miraban de la misma forma que antaño. Con el mismo deseo y las mismas ansias. Pero era estúpido creer esto. A quién él amaba era a Soo Min.
La puerta de mi habitación se abrió de nuevo. Mi cuerpo reaccionó con algo de miedo, pero se trataba de Soo Min, la cual me dedicó una ancha sonrisa antes de dejarse caer de lleno contra mi, tumbandome sobre la cama y quedando sentada sobre mi abdomen. Por lo visto que hubiese sido recientemente azotado no le importaba demasiado. 
—Jongie —dijo, con sus labios rozando mi piel—. Él te quiere.
Me tensé al escuchar eso. 
—¿De qué estás hablando?
—¿De qué va a ser, tonto? —y su risa era fresca y alegre cuando se separó de mí, aunque sin bajarse aún—. De Kim Myung Soo.
Me bastó escuchar ese nombre para que mis orejas se pusieran calientes y mi respiración se agitara. ¿De qué rayos hablaba mi gemela? ¿Y por qué de repente decía esas cosas de Myung Soo?
—Yo no...
Empecé, confundido, pero Soo Min me dio un fuerte pellizco en el brazo derecho, haciéndome soltar un grito. Ella rara vez era así de ruda conmigo, tratándome con mucha dulzura la mayor parte del tiempo.
—Sabes que no soy tonta, Jongie —podía sentir sus piernas alrededor de mí —me di cuenta de inmediato que él te gustaba. Más que eso, que estabas enamorado de él.
—Soo Min.
—Pero, ¿él lo estaba de ti? Era obvio que no podía estarlo de mí si ni siquiera me conoce, en cambio a ti —y dejó escapar un suspiro —han pasado tiempo juntos y tú eres como un dulce osito de peluche. ¿Quién no te amaría?
—Estas equivocada.
Pero ella me dio otro fuerte pellizco ante esto.
—No lo estoy. Yo nunca me equivoco en estas cosas —y se enderezó, sonriendo orgullosamente—. Tengo buen ojo para las parejas. Por eso sé que Sung Kyu y ese Nam Woo Hyun se las montan de miedo en las noches. Estoy segura que nuestro hermano es el pasivo. Tiene pinta.
—Soo Min.
Me sentí ruborizar por sus palabras. ¿Cómo se le ocurría ponerse a decir esas cosas tan descabelladas? Claro que sabía que había algo entre Sung Kyu y Woo Hyun, pero de eso a... otra cosa había un gran abismo. Y, ¿qué significaba eso de montarsela de miedo? Y, ¿qué era un pasivo? ¿Sung Kyu era uno?
—No hay nada de que avergonzarse —repuso y volvió a acercar sus labios a mi rostro —era más que obvio que esto pasaría. Tú tienes corazón de pollo. No tenías ninguna oportunidad contra ese Myung Soo. Si nuestros padres no fuesen los hijos de puta que son lo habrían sabido —me besó suavemente en la mejilla—. O tal vez sí lo sabían, pero no les importó. Dios, la sorpresa que van a llevarse cuando sepan que a quién Myung Soo quiere es a ti...
—Eso no es así.
—Claro que sí. Vi como te miraba allá arriba.
Tragué saliva con fuerza, sintiendo mi corazón débil y ansioso. Yo también había visto la forma en que me había mirado, pero... pero... ¡era imposible! Yo era un hombre como él. Y además, Myung Soo ni siquiera sabía que yo... ¿Cómo podía siquiera considerar el sentirse atraído por mí?
—Antes te habría dicho que lo olvidarás, que un tipo como ese jamás seria digno de mi bebé, pero él corrió a salvarte sin dudarlo.
—¿No se lo pediste tú?
—Claro que no. Él fue porque quiso. Porque te quiere.
—Eso no puede ser.
Soo Min soltó un bufido molesta y, por fin, se apartó de mí.
—Que terco eres. Espera a que se te declare y me darás la razón.
Me senté en la cama, negando con la cabeza. Eso era imposible y quería que Soo Min dejara de hablar de ello. Bajo ningún concepto Myung Soo podría preferirme a mí en vez de a ella. Soo Min era la chica que él amaba, yo sólo era el gemelo varón.
—Más le vale una gran confesión. Joder, si fuese enfrente de nuestros padres sería increíble. ¿Te imaginas la cara de papá al enterarse? Tal vez se muera de la impresión — y rió de forma estruendosa. Se le veía tan feliz...—. Sí, sería de verdad increíble. Y si después le decimos sobre el WooGyu. Dios, doble impresión. Y yo remato hablándole de Yeol y yo... Claro que primero tendría que confesarme.
Y pese a seguir manteniendo un tono alegre y burlón no pudo ocultar un leve rubor en sus mejillas.
—Soo Min —inquirí con suavidad, aún si deseaba cuestionarle que era eso del "WooGyu", pero optando por otra cosa—. A ti... ¿te gusta Sung Yeol?
Mi gemela soltó la risa y sin más volvió a abalanzarse sobre mí.
—Lo amo —admitió —y me hace muy feliz poder decírtelo al fin. Temía que no me comprendieras, pero ahora todo es diferente—. Me dio un ligero beso en la comisura de los labios. ¿Cuando había sido la última vez que había hecho algo así? Roces suaves de cariño y amor puros —pero no vayas a decirle nada a ese bobo, sería capaz de declararse si sabe que le correspondo y eso es algo que tengo que hacer yo.
Pero entonces su sonrisa desapareció, quedando su mirada perdida en la nada antes de bajarse de mí y soltar un suspiro.
—Pero antes de eso hay otra cosa que tengo que hacer. Si no lo hago...
—¿Qué es?
—No te preocupes. Si tú has podido ser valiente yo también lo seré —y entonces la puerta se abrió, siendo Sung Kyu quien entró esta vez con la toalla fría en sus manos—. Deberías ir a tocar el piano un rato. Toca esa que el abuelo siempre te pedía.
—Para Elisa.
Aclaró Sung Kyu, haciéndome sentar de nuevo mientras me ponía la toalla en la espalda, directo en las marcas rojizas que papá tanto se había empeñado en dejar en mi piel.
—Sí, esa. Te iré a escuchar.
Y sin añadir nada más se fue, logrando que Sung Kyu soltara un suspiro. Me reí bajito, adivinando lo que estaría pasando por su cabeza. A veces mi hermana era algo así como una cabra loca.
—Lamento no haber ido a ayudarte —murmuró Sung Kyu, dejando la toalla unos minutos nada más.
—No te preocupes. Yo quise ir.
—La verdad no me esperaba que Myung Soo fuese a intervenir.
—Yo tampoco —confesé, con mi corazón adolorido al pensar en ello.
—De todas formas tenemos que pensar en que vamos a hacer —siguió en voz baja— con Hoya así...
Era cierto. Hoya. Pese a los excelentes cuidados de Ren su condición no era del todo buena. Tenía fracturada una costilla y una herida muy fea en la cabeza. Teníamos que llevarlo a un hospital, pero él se rehusaba a ello. Le había dicho a Sung Kyu esa mañana que él sólo se iría con nosotros. No solo.
—Podríamos pedirle ayuda a Myung Soo —sugerí.
—No. Ya le hemos mentido demasiado. No es justo.
—Es que ya no seguiríamos mintiendole —repliqué, sorprendido por la decisión que acababa de tomar, tal vez influenciado por las palabras de mi gemela—. Yo... voy a decirle la verdad. Voy a decirle que Soo Min no lo quiere, que todo este tiempo con quién estuvo tratando fue conmigo —dejé salir el aire que había estado conteniendo en mis pulmones—. Le voy a decir que estoy enamorado de él.



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En el texto hay: homosexual, infinite, myungjong

Editado: 01.11.2021

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