Gemelos y Destinos

Capítulo 1

El instituto Liceo del Norte fue creado para ser un colegio élite, aquí son formados los estudiantes con un gran coeficiente intelectual, reconocido a nivel mundial por ser el más estricto. Aunque, los estudiantes murmuran que guarda un gran secreto, ya que algunos han podido observar pequeñas cosas que parecen sacadas de una película de ciencia ficción. Algunos se atreven a afirmar que es un colegio creado por el gobierno para ocultar estudiantes que vienen de otros planetas para humanizarse y cumplir misiones, otros le temen a un escuadrón que se ha creado en el instituto llamado "Grupo guía", conformado por los alumnos más destacados del colegio, estos vigilan a los estudiantes y que todo esté bajo control, pero su forma de vestir (que  es de color negro), además, su rara forma de actuar en el instituto alimenta a estos rumores de los estudiantes extraterrestres. Aunque todo queda en murmullos, ya que al parecer hay alguien o algo que siempre acaba con ellos desde la oscuridad.

Adele había comenzado su segundo año en el colegio Liceo del Norte, fue aceptada sin ningún problema porque anteriormente estudió allí cuando era muy pequeña, ocurrió antes de mudarse al extranjero donde estudió en un internado muy prestigioso.

No estaba muy alegre de volver al Liceo, prefería estar en un lugar solo, sin tener que estar rodeada de personas, eso la hacía sentirse más invisible de lo que era, y cuando tenía la oportunidad de hablar con alguien siempre le preguntaban por su pasado, no sabía si contar la verdad o simplemente esquivar la pregunta, odiaba tener que hablar del accidente que le había borrado su memoria.

Estaba sumergida en sus pensamientos mientras miraba por la ventanilla del carro e iba rumbo al Liceo, podía apreciar a los estudiantes uniformados que caminaban por el andén, amaba ver las hojas secas caer lentamente al suelo y ese hermoso viento que las acariciaba y jugaba con ellas. Adele dejó salir un suspiro que empañó el vidrio, poco a poco se daba cuenta que su recorrido matutino se estaba finalizando, dentro de fracciones de segundos estaría frente al gran portón abierto de aquel instituto.

Al bajarse del auto negro observó a un grupo de chicas que tenían un uniforme diferente al suyo, aquellas jóvenes miraban con impresión a los estudiantes adentrarse al Liceo.

—¡Qué envidia! —exclamó una joven.

—Quisiera estudiar aquí, sólo mira ese hermoso uniforme —dijo otra.

—Si mis padres tuvieran el dinero para pagarme la colegiatura... —murmuró una estudiante que iba con ellas.

—Aunque nuestros padres tuvieran el dinero, —comenzó a decir otra chica— ¿cómo podríamos pasar el examen de ingreso?

Adele dejó salir un suspiro: “Soy una mala persona, aquellas chicas quisieran estudiar aquí y yo quejándome porque no quiero estarlo... —pensó, y después entró— como me gustaría tener a algún amigo con el que pudiera estar mientras espero a que suene el timbre para dirigirme al gran salón”.

 

Siguió caminando por un gran pasillo del bloque de arte donde escuchó una melodía de piano.

—¿Beethoven?, "Für Elise", ¡vaya que lo toca a la perfección! —caminó a grandes zancadas y miraba por las ventadas de los salones hasta llegar a uno de puertas francesas, vio a un joven de cabello castaño y piel blanca, estaba totalmente vestido de negro, en el salón únicamente se encontraba él y el gran piano, el joven tocaba ágilmente el instrumento ¡y con los ojos cerrados!, eso impresionó en gran manera a Adele, la melodía era como sacada del cielo, además, ella amaba a Beethoven y aquella melancolía que impregnaba en sus notas.

Sin darse cuenta, Adele estaba en el marco de la puerta concentrada en aquella melodía, su cuerpo se mecía a los lados y sus manos se entrelazaron entre sí y reposaron en su pecho, hasta que se aterró al escuchar el timbre y el joven dejó de tocar. Aquel chico pudo sentir la aguda mirada de Adele y volteó a ver la puerta, quedó aún más aterrada al ver aquellos ojos de color esmeralda clavarse en ella.

—¡Ah...! Yo, yo, so-lo es... —observó aquel escudo en su hombro, era un guía del colegio, seguramente le pondría una sanción por estar en el bloque de arte sin una autorización— ¡Lo siento mucho! —Adele cerró fuertemente los ojos y después intentó salir, pero se chocó con el marco de la puerta justo en el centro de su frente y el eco del gran salón exageró el sonido que hizo aquel golpe, la pobre joven con su gran vergüenza salió corriendo de allí.

 

Ya había acabado la formación que se hacía todos los años al comenzar las clases, todos se dirigían a sus salones y los guías estaban repartidos por el colegio vigilando que así fuera.

—¡Por favor...! —pensó— No quiero ver a aquel chico después de lo que me pasó, seguramente debe estar pensando que soy muy rara por lo que sucedió, que torpe soy.

Adele vio a lo lejos del pasillo a una joven guía que hablaba con un chico de cabello negro, alto, y que también pertenecía al grupo de guía.

—Oh... Esa es Marcela, la joven que el año pasado se asustó después que trató de hablarme —pensó mientras detenía su paso y observaba a la joven conversar alegremente, se veían muy enamorados, Adele sabía que eran novios, siempre estaban juntos y en algunas ocasiones caminaban tomados de la mano—. Si tan sólo esa vez las cosas no hubieran resultado tan mal seguramente seríamos muy amigas hoy.




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