Gemelos y Destinos

Capítulo 3

Todos empezaron a hablar con la chica, así poco a poco el momento incómodo para Adele fue finalizado. Al salir de clase Brais y Marcela acompañaron a Adele a su casa para poder saber dónde vivía para más tarde ir a buscarla:

—Bien, venimos por ti a las cuatro, por favor, ponte algo lindo —dijo Marcela bastante sonriente. 

—Bueno.

—Y por favor, no me hagas esperar, no me gusta —pidió el joven. Adele dejó salir una pequeña risita.

—Claro, claro —respondió.

La joven corrió a su cuarto y al entrar sacó su celular del bolsillo de la falda, marcó el número de Alex:

—¡Hola!, oye, te llamé para decirte que iré a ver películas a casa de unos amigos, así que no estaré para cenar.

—¿Es una broma?, ¡vaya, pensé que no viviría para este día!, bueno, espero que te pongas bien linda y llegues bastante tarde, diviértete con ellos, es lo único que quiero —dijo Alex.

—Bueno, no llegaré tan tarde, llamaré al chófer para que vaya a recogerme y así no te vayas a preocupar.

—Sabes que por mí está bien, lo único que quiero es que disfrutes tu juventud niña, me alegra escuchar que irás a reunirte con unos amigos. Bueno, te dejo, tengo mucho trabajo por hacer.

—Nos vemos en la noche Alex, cuídate mucho.

—Igualmente, disfruta con tus amigos mi niña.

Adele estaba más que contenta, siempre quiso algo así, ir a verse con amigos, pasarla bien y poder disfrutar de su juventud, lo único que pedía era que su extraño poder no le dañara el momento y que todos no fueran a verla como el bicho raro que siempre creyó que era. Aunque nadie podría imaginarse que ese era el comienzo de una gran cadena de problemas para ella y aquel grupo de jóvenes.

Adele salió de la casa cuando sus amigos habían llegado, tenía puesto un vestido rosado y una chaqueta de cuero, se veía muy hermosa, además de eso, se había soltado su cabello rubio y dejado un poco de fleco en su frente, la hacía ver muy tierna:

—¡Cielos! Estás muy hermosa, cambias mucho sin ese uniforme —dijo Brais muy animado.

—Muchas gracias —Adele llevó un poco de cabello detrás de su oreja, estaba algo ruborizada, esto la hacía ver como una niña muy tierna, como alguien a quien se debe proteger con todas las fuerzas.

—Llegas a ser bastante tierna Adele —dijo Marcela con una gran sonrisa.

—Sí, ¡y eso es muy lindo! —Brais rodeó con uno de sus brazos la cintura de Adele— desde ahora eres mi hermanita pequeña, te voy a proteger de todos los hombres que te quieran hacer daño.

—¿Qué? —la pobre estaba asustada por tanta confianza que estaba tomando aquel chico.

—Oye Brais, estás asustando a Adele, pobrecita, debe estar pensando que eres un loco atrevido —Marcela soltó una carcajada.

—No, no es eso —dijo Adele en un susurro, pero los dos chicos pudieron escucharlo perfectamente— solo que nunca he tenido a alguien así.

—Bueno, desde ahora lo vas a tener. Para eso están los amigos hombres, para proteger a sus amigas, así que cuenta conmigo para todo ¿sí?

Adele aceptó con un movimiento de cabeza.    

Al llegar a la casa donde sería la pequeña reunión la joven vio que todos ya estaban allí, Uriel llevaba un plato con algunas picadas a la sala donde estaban sus amigos, al ver a la chica dejó salir una gran sonrisa:

—Oh... Adele, qué linda te ves.

—Gracias —volvió a sonrojarse y su corazón empezó a latir con gran fuerza. "Debo calmarme, debo ser normal, vamos... esto es fácil, son tus nuevos amigos" pensaba Adele una y otra vez.

Rodó su mirada por la sala y pudo ver a Kilian que conversaba con Melania, ésta parecía explicarle algo al joven, pero había una cierta expresión de desagrado por parte de él, después se cruzó de brazos y dejó salir un suspiro:

—Es mejor que te concentres en tus asuntos ¿no sería lo mejor? —Adele pudo leer los labios de Kilian.

"Qué grosero" pensó. Pero en ese instante Kilian rodó su mirada como si hubiera podido escuchar lo que ella había pensado. 

—Vamos a sentarnos —dijo Marcela mirando fijamente a Adele.

—Ah, si —respondió Adele.

 Para ese momento todo fue agradable, conversaban de lo más normal, vieron películas, hubo de terror, comedia y acción, comieron de todo un poco; fue de lo mejor, Adele pudo sentir que estaba con verdaderos amigos, los vio como unos chicos de su edad, por fin en su vida se comportaba como alguien de su edad. 

—Claro que fue incomodo, todos me quedaron viendo como si fuera un completo loco —contaba Brais, ya había caído la noche, estaban en la parte de atrás de la casa, el cielo era estrellado y el momento sumamente agradable, todos dejaron salir unas pequeñas risitas y después Brais se quedó viendo las estrellas— hoy están más hermosas de lo normal.

—Ah... Sí, qué nostalgia —dijo Isaac llevando su mirada hacia el cielo.

—¿Cuánto falta? —preguntó Uriel a Brais.

En ese momento todos se miraron y después se enfocaron en Brais, él se concentró en Adele y le mostró una sonrisa.




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