Gemelos y Destinos

Capítulo 8

Rápidamente lo llevaron al quirófano, pero había algo que no estaba bien en Kilian:

— Su alma no está en su cuerpo —dijo el doctor bastante confundido. Se apartó de Kilian y no dejaba de repararlo— ¿qué crees que estás haciendo?

 

 

Así era, el alma de Kilian estaba con Adele:

— Me, me duele mi cuerpo —soltó Adele al sentir que alguien la abrazaba con fuerza. 

— No te preocupes, yo te voy a salvar, no dejaré que mueras ¿entiendes? —susurró Kilian al oído de Adele. 

— ¿Kilian? —preguntó. 

— Sí amor, estoy contigo, no te preocupes —Kilian soltó algunas lágrimas— prometí que te iba a proteger y eso haré, no dejaré que nada malo te suceda de ahora en adelante. 

Kilian observó que Adele traía poca ropa, eso lo confundía un poco:

— ¿Dónde está tu ropa? —le preguntó. 

Adele tenía los ojos cerrados, su cuerpo estaba muy golpeado, aunque estaba consiente:

— No lo sé, yo no sé... —tosió sangre. 

— Tranquila, aquí hace mucho frío —Kilian se acostó a su lado— yo te calentaré mientras vienen a rescatarte. 

— ¿Dónde está tu cuerpo? —preguntó Adele— solo eres el alma. 

— Eso no interesa en este momento —Kilian le dio un beso a la frente de Adele. 

La joven abrió un poco sus ojos y pudo ver que el alma de Kilian tenía muy poca energía, estaba muy débil, pero aun así era persistente:

— ¿Recibiste el impacto de la caída?

— Sí —contestó el joven.

— Entonces estás muy mal ahora, ¿no crees que si estás aquí morirás?

— No importa, tú también estás malherida, solo eres nuestra unión, ahora mismo no estás despierta, seguramente cuando te recuperes no recordarás esta conversación, puedo sentir tus recuerdos fluir dentro de ti y en realidad Arlet no recuerda nada de lo nuestro —explicó Kilian.

— ¿Cómo te diste cuenta que soy nuestra unión ahora mismo? —Adele le mostró una sonrisa.

— Supiste fácilmente que soy el alma del cuerpo, Arlet no se hubiera dado cuenta tan fácilmente, además, las uniones pueden hablar como si tuvieran vida propia, ahora mismo el cuerpo duerme, tú eres quien tiene el control de su mente, eres una unión rebelde al tomarte semejante atrevimiento, —Kilian se acurrucó más a la joven— por favor, vuelve a dormir, necesito curar a Arlet lo más pronto posible, dentro de poco desapareceré. 

— Una cosa más, Arlet intenta matarte, hay un hombre quien alteró el pasado de Arlet, así que ella cree que eres malo, quiere destruirme y así morir contigo, aquel hombre se llama Moe, le dijo a Arlet que su padre murió por culpa del tuyo, quien según él lo mató para conseguir el mando en nuestro mundo. 

— ¿De dónde sacó semejante mentira? —Kilian empezó a asustarse.

— Otra cosa, ella cree que fuiste tú quien la atacó en el salón de arte, el agresor tenía tu apariencia, y Arlet ahora es dominada por un veneno que hay en su cuerpo, así que es mejor que no la alimentes con tu energía, puede morir ella y tú también Kilian, Arlet se recuperará fácilmente, sus heridas no son graves. 

— Entiendo —Kilian no podía creer lo que estaba escuchando, eso era muy grave, Arlet estaba siendo manipulada. 

— Por favor, trata de recordar todo para cuando vuelvas al cuerpo de Kilian, es muy peligroso que esta situación siga. Ella cayó a propósito por el vacío, solo para hacerte daño —terminó de contar la unión.

En aquel momento el alma de Kilian fue jalada repentinamente y obligada a volver a su cuerpo. Kilian en ese momento abrió los ojos en el quirófano, respiraba agitadamente, su vista era muy borrosa, llevó sus manos a su pecho, ardía como si tuviera fuego en él:

— ¡Sujétenlo! —escuchó una voz que él conocía muy bien, era su padre. 

— ¡AH...! —gritó Kilian con todas sus fuerzas. Estaba descamisado, pero su piel ya no era blanca, era roja, su cuerpo brotaba sangre por los poros, Kilian estaba verdaderamente mal. 

— Vamos hijo... Necesito que te quedes conmigo... —decía entre dientes el hombre mientras ponía sus manos en la cabeza del joven, de esta manera podía quitar los golpes que tenía el joven en su cabeza. 

 

 

 

(Arlet, seis años de edad):

Arlet estaba tomada de la mano de su hermano gemelo, Brais, se encontraban debajo de un árbol con flores violeta, su cabello negro jugaba con el viento, aunque ella no entendía mucho lo que estaba sucediendo, la habían hecho empacar sus cosas, su hermano no dejaba de llorar, por más que ella sonreía él solo seguía llorando:

— Hermano... ¿por qué lloras? —le preguntó. 

— No es importante Arlet —se limpió las lágrimas con la mano que tenía desocupada, apreció por un momento el rostro de la pequeña, aquellos ojos violetas que tanto le gustaban— ¿sabes?, debes comportarte muy bien de ahora en adelante, comer toda la comida que puedas, y, sobre todo, dormir mucho, ¿sí?




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