#4: Leo

Estar de regreso en creaturae después de tantos meses afuera, se siente como la primera vez que estuve frente a este enorme lugar.

—Aquí estarás a salvo —Le susurro a la castaña antes de tomarla de uno de sus brazos para poder guiarla hasta el interior del enorme lugar, donde varias personas me saludan y otras mas analizan a la castaña a mi lado.

—¿Que diablos es este lugar? —Me pregunta al ver las miles de personas que albergan dentro del lugar.

—Es una fortaleza —Empiezo aun sabiendo las consecuencias que tendré al hacerlo —Aquí muchos jóvenes, adultos y familias completas ayudan a cuidar a todo habitante de la tierra —Señalo un par de puesto de combate los cuales son ocupados por los mas jóvenes, los que detiene todo lo que están haciendo solo para verme pasar frente a ellos como si del mismo Dios se tratara cosa que he llegado a odiar con los años.

—No es por ofender pero ¿como es que ustedes ayudan a proteger a la tierra?— Lanza la pregunta de una forma tan inocente que sin poder controlarlo me hace sonreír —Aun hay millones de muertes en todo el mundo, así que no creo que ustedes ayuden en algo. 

—Nosotros ayudamos a proteger la tierra aquella en la que ustedes viven, nosotros no podemos decidir por aquellos que lo hacen, el único que podrá juzgarlo sera el Señor cuando muera de la misma forma que aquellos a los que mató —Terminó antes de llegar a las enorme puertas de la mansión, las cuales son abiertas de par en par por un guardia, quien al verme se inclina de una forma tan respetuosa que quisiera que dejara de hacerla cada vez que algunos de nosotros sale o entra del lugar.

—Quiero ver a Darlenn —Le digo sin ningún rodeo al ver que las puertas se cierran tras nosotros.

—Te está esperando —Me informa antes de guiarme hasta donde se encuentra el estudio, donde ella pasa la mayor parte del tiempo.

—¿Quién es Darlenn? —Pregunta la castaña en mi dirección sin dejar de inspeccionar el lugar a nuestro alrededor.

—Ya la conocerás —Susurro antes de entrar al estudio, donde millones de libros nos reciben.

—Has tardado más de lo que predije —Suelta Darlenn saliendo detrás de un estante de aquellos libros antiguos que tanto cuida —Pero no pensé que vinieras acompañado, ni mucho menos que fueras tan descortés amarrado a una chica de esa forma, no recuerdo haberte enseñado ese tipo de modales —Me reprende como una madre a su hijo antes de encaminarse hasta donde la castaña se encuentra y desaser los amarres en su muñeca.

—Gracias —Susurra la chica antes de sobarse las muñecas, las cuales se encuentran sumamente rojas ante el contacto que ejercían las cuerdas y sólo por un momento, me siento mal por haber causado eso.

—De nada cariño —Sonríe en dirección a la chica antes de dirigir su mirada a la mía —Esta todo listo para lo que necesita así que acompañenme —Nos ordena antes de perderse de nuevo entre la infinidad de estantes.

—Vamos —Le digo a la chica antes de tomarla de uno de sus brazos y guiarla hasta donde Darlenn a desaparecido.

No tardamos mucho en llegar al centro del lugar, donde sobre el suelo se encuentra dibujado un par de círculos con palabras que aún no soy capaz de comprender, un idioma que para ser honestos sólo Darlenn conoce.

—"Y los hijos de los hombres serán su propia destrucción".

—¿Que dijiste? —Decimos Darlenn y yo al unión en dirección a la chica, quien no tarda nada en acercarse hasta donde el círculo empieza.

—"Y los hijos de los hombres serán su propia destrucción" —Vuelve a repetir señalando así los símbolos en el piso —Eso es lo que dice —Suelta de manera tan normal que me sorprende.

—¿De dónde has sacado a esta chica? —Me susurra sorprendida.

—Es una historia larga —Susurro en su dirección antes de verla caminar hasta la castaña.

—Necesito que entres dentro del círculo, querida —Pide con amabilidad y la chica de inmediato obedece, poniéndose dentro del circulo como si fuera algo tan normal para ella —Leo, necesito que me des un poco espacio —Me pide con amabilidad a lo cual retrocedo unos pasos, dejando que Darlenn haga su trabajo.

—Leo, yo conozco ese nombre —Escucho susurrar a la chica, quien sostiene su cabeza con desesperación.

—Esto sera rápido —Le dice Darlenn antes de comenzar con el ritual — A o ṣe afẹri ọla rẹ fun nitori ọmọ eniyan, sọ fun mi, sọ ohun ti o tọju pupọ... —Comienza en un idioma desconocido mientras el circulo va adquiriendo un brillo segador , quien me hace cerrar los ojos de inmediato.

Todo pasa tan rápido que cuando vuelvo a abrir los ojos lo único que veo es el techo de madera de la enorme biblioteca. La energía que sigue invadiendo el ambiente es tan densa que me cuesta mucho levantarme para cuando lo hago, la chica se encuentra en el suelo como la primera vez que la conocí.

—Tómala y sígueme —Me dice Darlenn tan deprisa que apenas soy consiente de los millones de destrozos que hay a nuestro alrededor, me cuesta mucho cargar a la chica, quien emana una fuerza tan abrumadora que logra des-concentrarme por un momento.

—Somos uno —Susurra entres sueños mientras mueve la cabeza, convirtiendo su energía en una mucho mas obscura.

—Tranquila, todo va a estar bien —Prometo en su dirección sin saber del porque de mi promesa pero el cual logra tranquilizarla hasta hacer desaparecer aquella energía tan poderosa que la rodea. 

—¡Implemente la táctica cinco que nadie salga de sus casas por ningún motivo !—Escucho lanzar a una Darlenn antes de comenzar de nuevo su camino.

—¿Que pasa? —Pregunto tratando de seguir su paso.

—Estamos rodeado de seres sobrenaturales —Me informa antes de abrir una de las tantas puerta —Déjala ahí —Me señala una cama situada en el centro de la habitación, lo cual no tardo nada en hacer.

—Nunca se habían acercado tanto, ¿como es eso posible? —Lanzo la pregunta antes de cerrar las cortinas del habitación.