#7:Meissa.

—No te separes de mi —Es lo ultimo que escucho antes de que el lugar se convierta en un verdadero campo de batalla, en el que tanto Leo como Altair tratan de proteger a la princesa que en este caso soy yo, cosa que honestamente no me molesta, no después de las sensaciones que invaden mi cuerpo con solo estar aquí parada, rodeada de miles de demonios de primer grado.

Demonios que nunca había llegado a atacarme, no hasta ahora, donde todo parece haber cambiado por la culpa de ese maldito hechizo, el cual no sólo había aumentado mi sencibilidad y mis poderes, si no que también había hecho que el tatuaje que antes tenía creciara aún más de lo que antes estaba, alarmandome de manera muy extraña.

Y se que todo va a seguir cambiando aún mas, pues pequeños recuerdos nublan mi vista desde que desperte, son tan rapidos que me es imposible entenderlos, me es imposible entender el porque de todo esto que esta pasando en mi vida, todas estas cosas desconocidas que parecen tan normales cada vez que pasan frente a mis ojos.

—¡Cuidado! —Grita Leonel antes de empujarme lejos de lo que parece ser un demonio, uno que no se ha molestado en dominar a un humano antes de atacar, uno que trata de lastimar al chico a bajo de él, con su verdadera forma —¡No te acerques! —Me grita Leonel al ver mis claras intenciones de ayudar cortándolas de inmediato de una sola mirada.

—No puedo, no puedo —Me susurro a mi misma, pues las sensaciones en mi interior me han llevado a un punto de desesperación que ni yo misma puedo controlar, como si estar rodeada de estos demonios activará un mecanismo aun más fuerte que los anteriores.

—¿Que pasa? —Pregunta la voz de Altair al ver retroceder a los demonios, los cuales rugen de una forma desgarrado en mi dirección como si pudieran sentir la energía emanar de mi interior —¿Por qué sus ojos cambiaron de color? —Lo escucho preguntar pero en lo único que puedo concentrarme en las miles de sensaciones que siguen inundando mi interior.

—¡Tápate los oídos! —Escucho gritar a Leonel antes de que todo suceda.

Todo sucede tan rápido que lo único que puedo sentir es la sensación de alivio al liberar toda esa energía acumulada en mi interior con desesperación en dirección a los demonios, los cuales van desapareciendo con el sonido que causan mis cuerdas vocales, el cual no solo logra hacer daño a los demonios, sino también a los chicos que están conmigo, los cuales caen al piso de manera brutal quejándose de dolor una y otra vez hasta que el sonido deja de fluir por mis cuerdas debilitando por completo mi cuerpo, el cual cae arrodillado al piso.

—Asombroso —Es el primer sonido que mis oídos logran captar después de mas de diez minutos —Nunca había visto alga así —Alaga el dueño de la voz antes de verlo aparecer frente a mi —Si que eres especial hermosa —Me sonríe antes de ayudarme a poner de pie, lo cual me cuesta mucho pero logro a serlo con la ayuda de Altair, quien me sostiene fuertemente de la cintura.

—¡Que parte de quédate a mi lado no entendiste! —Grita Leonel en mi dirección sin un toque de amabilidad —No te traje conmigo para que te mataran, te traje para encontrar una maldita solución a este maldito problema —Señala en mi dirección y puedo ver la furia a través de sus ojos, los cuales no se apartan de mi ni un segundo.

—No he podido evitarlo, estúpido —Suelto en su dirección con fastidio, pues yo soy la primera persona que desea acabar con este maldito problema de una vez por toda —Pero deberías de agradecerme un poco, los he salvado —Suelto en su dirección antes de soltarme del agarre firme de Altair y encaminarme sola hasta la salida del lugar.

—¿Agradecerte? —Suelta con burla mientras paso junto a el —Lo que debería de hacer es lo contrario a eso —Termina por decirme antes de que Altair le hable, empezando una conversación que no me apetece escuchar ni un poco, pues tal vez el tenga razón.

Al salir tengo intenciones de largarme lejos de aquí, de regresar a mi antigua y solitaria vida en Venecia. Pero mientras mas lo pienso mas miedo me da hacerlo, se que al regresar nada volverá a ser lo mismo, que yo nunca volveré a ser la misma y que todo a mi alrededor no volverá a ser lo mismo. 

Mi destino a sido cambiado por mi desde el primer momento que conocí a Leonel y aunque quisiera odiarlo de una manera desagradable por la forma en la que me trata, lo único que puedo sentir hacia el es cariño y amor, uno que no comprendo de donde diablos proviene pero que parece ser infinito.

—Va a llover — Suelto para que Altair pueda escucharme.

—En la radio han dicho que estaría despejado —Me informa antes de ponerse a mi lado.

—Pues se equivocaron —Suelto antes de ver miles de gotas caer sobre el lugar, empapando toda la carretera a su paso.

—Eres fantástica —Suelta con bastante fascinación como si nunca hubiera conocido a alguien como yo.

—No lo soy —Niego de manera inmediato, pues lo único que he traído han sido problemas unos que ni yo misma puedo comprender a su mayoría —¿Puedo preguntarte algo? 

—Claro —Se encoge de hombros antes de desviar su mirada hacia el bosque frente a nosotros perdiéndose entres sus recuerdos.

—¿Por que actúa de esa manera conmigo? —Lanzo la pregunta en dirección a Altair, quien parece no entender a lo que me refiero hasta que mi mirada se desviar hasta el interior del lugar donde Leonel se encuentra observándonos de esa manera escalofriante.

—Eso es algo que tu deberías de decirme —Sonríe en mi dirección, tratando de tranquilizar las dudas que sabe que hay en mi interior.

—Simplemente no lo se —Desvió mi mirada hasta Altair, pues en verdad deseo comprender el porque de la actitud de Leonel —No he hecho nada a propósito, soy nueva con todo esto que no soy capaz de controlar todo lo que hay en mi interior —Le cuento sin miedo a que se burle dejando a lado la cuestión de que lo acabo de conocer —Solo quiero que acabe todo esto.