—Divirtieron a los diablos y de alegría, ebrios bailaron los condenados —Canto en sincronía con la voz dentro de mi cabeza, mientras trato de entender un poco de lo que Baham dice frente a mi, lo cual es imposible con aquella melodía dentro de mi cabeza —Bailaron los condenados —Repito consecutivamente hasta que pierdo el conocimiento, perdiéndome en ese oscuro y desolado lugar en el que he estado desde que todo esto comenzó.
—Meissa —Escucho la voz conocida de Leonel desde alguna parte del lugar —Meissa —Vuelve a repetir mi nombre de esa manera que solo él sabe hacerlo.
—Leo —Lo llamó de igual manero —Leo, ¿dónde estás? —Preguntó con un poco de miedo, pues lo único que hay a mi alrededor es oscuridad, una que despierta mis peores temores.
—No tengas miedo, estoy cerca —Me informa consiguiendo que me tranquilice un poco.
—¿Por que aun no has llegado? —Preguntó recordando los acontecimientos anteriores —No se que esta pasando conmigo, pero todo está empeorando.
—Lo sé —Susurra mucho más cerca de mi —Pero no me puedo acercar a ti si Baham está contigo.
—¿Porque? —Pregunto confundida —Tu mismo le pediste que se quedara conmigo.
—En ese entonces no sabía nada —Me cuenta con voz tranquila —Necesito que te desagas de el.
—¿Quieres que le pida que se vaya?
—No —Su voz se eleva al decir aquella negativa —Necesito que lo mates —Me pide con un tono diferente al que había utilizado.
—¿Matarlo? —Preguntó un poco confusa —¿Porque quieres que lo mates si es tu amigo? —Cuestionó al recordar lo cercanos que ambos chicos son desde que se reencontraron.
—Lo era —Lo escucho desde algun lugar mas cerca —Pero me ha traicionado, asi que por eso quiero que lo mates, ¿puedes hacerlo?
—No lo se —Trato de ser lo más coherente posible — ¿Estas seguro? —Pregunto, intentando mantener mi razonamiento lo más activo posible.
—Muy seguro —No hay duda en el tono de voz —Hazlo Meissa, matala, matalo —Lo escucho susurrar antes de recuperar la conciencia.
Observo el techo de la habitación, la canción dentro de mi cabeza a desaparecido, asi que me hace mucho más fácil concentrarme en la persona frente a mi. Me sorprende la manera tan rápida que tengo para ponerme de pie, nada parece doler, todas y cada una de las sensaciones han desaparecido por completo, logrando que pueda acortar la distancia entre yo y el chico frente a mi.
—Meissa —Se sorprende al verme a tan poca distancia de el —¿Como te sientes?, ¿Ya no sientes dolor? —Pregunta mientras me examina, tratando de encontrar alguna herida que ahora mismo no puedo comprender por completo —Meissa —Repite mi nombre con precaución como si le aterrara algo en mi rostro, algo que ni yo misma logro comprender por completo.
—Lo siento —Lanzó una disculpa antes de asentar un golpe de lleno sobre su rostro que lo hace tambalear antes de recuperar la compostura —El me a pedido que te mate, no quiero hacerlo pero el me lo ha pedido —Suelto en su dirección lanzando otro golpe el cual logra esquivar.
—Tienes que reaccionar Meissa —Retrocede hasta llegar a la puerta del lugar por la cual no duda en salir y por la cual no dudo en seguirlo sin detener ninguno de los golpes que lanzó en su dirección —La marca está haciendo que alucines, cualquier cosa que el demonio te haya enseñado, no es real —Me informo sin detener sus pasos aun a pesar de estar en las escaleras del lugar, yo no dejo de lanzar golpes y él no se detiene ni un segundo en esquivarlo.
—¿De qué demonio hablas? —Pregunto, pues lo único que puedo recordar es la petición que me ha hecho Leonel, es lo único que mi cabeza logra recordar —¿Leonel es un demonio? —Cuestiono deteniendo mis movimiento al sentir un inmenso dolor de cabeza.
—¿Leonel? —Pregunta Baham intentando recuperar su energías.
—Si —Asiento en su dirección —Él me ha pedido que te mate, eres un traidor para el asi que lo eres para mi —Anuncio recuperando mi posición de defensa.
—El no es Leonel —Esquiva los golpes que lanzó —El demonios está intendo confundirte, intenta recordar Meissa, tu y yo sabemos que Leonel no diría algo como eso —Intenta convencerme pero lo único que logra es que mi enojo crezca aún más.
—¡Mentiroso! —Gritó desplegando una descarga de energía que lo detiene sobre el suelo hasta que pongo mis manos sobre su cuello, ejerciendo presión, cortando los suministros de oxígeno que necesita.
—¡Meissa, detente! —La voz conocida de Leonel me distraer lo suficiente para que Baham ponga sus manos sobres las mías, intentando que deje de ejercer tanta presión sobre su tráquea —¡Enid has algo! —Lo escucho gritar pero no puedo dejar de poner presión sobre el chico debajo de mi, quien ya ha empezado a perder color y fuerza con el paso del tiempo.
—¡Estoy en eso! —Escucho a alguien más antes de que un recuerdo invada toda mi visión.
—¿Estás segura de esto? —Pregunta un pequeño de ojos verdes —Nos animales me dan miedo —Tiembla al ver aparecer al pequeño animal que nos mira con atencion antes de acercarse al pequeño, quien grita tan solo tener al felino frente a él —¡Meissa quitamelo, quitamelo, me va a comer! —Grita en mi dirección consiguiendo que el felino gruña en su dirección.
—No tengas miedo —Tomó su mano para acercarla al felino, quien no aparta su mirada ni un segundo —El no te hará daño —La poso sobre el animal, quien ronronea con el simple toque de Baham, quien para de gritar con tan solo sentir todo lo que el animal transmite —No te hará daño porque eres parte de él y de todos los animales que hay sobre la tierra, tu eres el único que puede entenderlos y consolarlos, tienes el don más profundo de todo, no tengas miedo de aquellos que serán tu compañia, cuidalos y ellos te cuidaran, quierelos y ellos lo harán. Eres parte de ellos como nosotros somo parte de ti, nunca lo olvide Cresh —Le sonrió antes de que los recuerdos se desvanezcan.
Editado: 19.07.2021