+18. Queda bajo su responsabilidad el siguiente capítulo.
La deseo, la deseo como nunca en mi vida he deseado a alguien.
Es tanto el deseo que solo me basta un simple roce entre nuestros labios para excitarme, un simple roce entre nuestros labios, enciende hasta mis más profundos deseos.
Nunca me había pasado algo así y no era que nunca hubiera tenido sexo con alguien, porque honestamente, había tenido sexo con muchas chicas que ahora no podía ni recordar.
Pero ninguna de ellas podía ser comparadas con ella, con me regala los suspiros más exóticos que alguna vez tuve la fortuna de escuchar.
No me detengo disfruto del rico saber de sus labios hasta que la necesidad de explorar su cuerpo invade todo mi ser, no apresuró la cosas, me tomo el tiempo suficiente para saborear sus labios, su cuello y todo el resto de su cuerpo hasta que quedamos totalmente expuesto uno frente al otro.
—Te deseo —Soy sincero con ella mientras imparto besos sobre su suave y deliciosa piel, recibiendo un par de gemidos por parte de ella, quien se dedica a disfrutar del contacto de la misma manera en que yo lo hago.
Imparto caricias sobre mi miembro cuando empieza a dolerme intentando aliviar el dolor un par de minutos mas, en los cuales me dedico a brindarle las caricias necesarias para que disfrute este acto de igual manera en la que yo lo hago. Se retuercen con cada paso que da mis labios por su cuerpo, tiembla y gime en busca de mas.
Me deshago de la ultima prenda que nos separa y mi corazón palpita una y otra vez siendo capaz no solo de sentirlo sino de escucharlo. Hay tanta excitación dentro de mi ser que le hes imposible a mi cuerpo no controlarse como debería, así que intento pensar lo que estoy a punto de hacer con el cerebro y no con mi miembro, quien grita por poder invadir el interior de la chica debajo de mi.
—No pares —Me pide con la respiración entrecortada tomando mi miembro entre sus perfectas manos, guiándome hasta su mojada y húmeda entrado —No lo pienses —Me recomienda como si ella estuviera haciendo lo mismo.
Uno, dos, tres.
Son los segundos en los que mi cerebro tarda en desconectarse, tres segundos en los que me debato en hacerlo o no, tres segundos en los que tardo en invadir el delicioso y estrecho de su entrada.
Suelto un par de gruñido intentando aliviar la satisfacción que me provoca estar dentro de ella, mientras disfruto de sus lindos y suaves gemidos que salen con cada emboscada que doy y de la forma desenfrenada en la que jala mi pelo y rasguño mi espalda.
Nunca en mi vida habia tenido sexo como el que estaba teniendo hoy. Ella era como una diosa, una diosa en todo los sentidos de la palabra, una que estaba consiente que nunca podría encontrar en este mundo.
El sudor se expanden por nuestros cuerpos, nuestras respiraciones se agitan de manera desenfrenada y nuestros gemidos dan a entender lo cerca que se encuentran de tocar el cielo.
Muerdo su cielo una y otra vez sin importarme los posibles moretones que puedes aparecer después, lo hago hasta que ambos llegamos a la sima.
Me desplomó sobre ella, disfrutando del mejor orgasmo que he tenido.
Bom, Bom, Bom...
Me concentro en el contante bombeo de su corazón y un recuerdo nubla mi vista.
—Deberíamos de regresar —Me sugiere una Meissa mas joven y desnuda a la que me aferro con fuerza, evitando que se levante de la manta extendida en medio de aquel bosque en el que nos encontramos.
—Cinco minutos mas —Le sugiero como un pequeño niño antes de comenzar un camino desde el inicio de su hombro hasta sus deliciosos y carnosos labios —Cinco minutos —Vuelvo a repetir antes de ponerme en cima de ella, de nuevo, quien de inmediato sonríe al ver mis intenciones.
—¿Estas seguro que solo cinco minutos? —Bromea sin ninguna pena con una hermosa sonrisa que parece iluminar todo a nuestro alrededor, como dos locos enamorados.
—Tal vez sea un poco mas —Es la primera vez que me escucho tan natural, tan sincero y lleno de felicidad y es la primera vez que me rió como lo estoy haciendo —Te amo —Esas palabras salen con honestidad de mi boca, sin necesidad de pensar en su significado, pareciera como si mi corazón no necesitara pensarlo mas, porque estaba cien por ciento seguro del sentimiento.
—Yo también, te amo —Hay cariño en su mirada y en las caricias que imparte sobre mi cabello —Mas de lo que puedas imaginar —Deposita delicados besos sobre mi mejilla trasmitiendo su cálido amor con tan simples caricias que no dudo en disfrutar antes de fundirnos de nuevo.
—Mierda —Me pongo de pie en cuando el recuero se desvanece, poniendo toda la distancia posible entre Meissa, quien me mira con curiosidad desde su posición, y yo, quien parece haber tenido una muy mala experiencia.
Cosa que no era relativamente verdad, no después de tener el mejor sexo de mi vida. Pero no podía seguir con esta fantasía, todo lo que la rodeaba era desconocido para mi y despertaba temores que nunca, pero nunca en mi vida había experimentado.
—Es mejor irnos —Suena mas como orden a sugerencia pero aun así lo único en lo que me concentro es en recoger mi ropa para comenzar a vestirme.
—¿Esta todo bien? —Odio que a pesar de lo mal que solemos tratarle se preocupe por nosotros como si su trabajo consistiera en cuidar de gente que desconocía, gente que no confía totalmente en ella y que se han cuestionado en ayudarla muchas mas veces de las que pudiéramos decir.
—No es algo que te importe —Su expresión cambia tan radical como mi humor y su mirada pasa de preocupación a resentimiento en cuestión de segundos, demostrándome que la estoy cagando en grande.—Esto no cambiará nada —Dejo en claro mi punto en cuando todas mis prendas regresan a su respectivo lugar —Mi misión es regresar con todos y resolver todo esto —Le recuerdo no solo a ella sino a mi mismo —Así que esto no cambiara absolutamente nada entre nosotros.
Editado: 19.07.2021