Genesis

#16: Leo.

Ustedes son los guardianes de este mundo —Hay un Señor que resplandece como el Sol frente a nosotros —Su destino es cuidar a el resto de la humanidad de aquello que desconocen —Observo con curiosidad a los seis niños a mi alrededor que miran con la misma confusión que yo —Algún día lo comprenderán —Sonríe con cariño sin importar la mirada que el resto de nosotros le demos.

Mi mirada se desvía hacia una linda y brillante cabellera perteneciente a una niña de mi edad, que se aferra a la ropa blanca del señor en busca de protección.

—¿Ella quien es? —Señalo en dirección a la pequeña, que al escuchar mi voz se alarma escondiéndose mas tras los vestidos del señor, quien sonríe con amor antes de hacerla salir del escondite.

Es bonita, es lo primero que pienso en cuando la vea.

Lleva su cabello largo con algunas hondas naturales en el, cada uno de ellos es rubio y brilla tanto como algún diamante, sus ojos son grises y la aura que la rodea es muy diferente a la nuestra.

—Ella es Meissa —Acaricia sus suave cabellera —La séptima de ustedes —Nos señala como si pudiéramos ser lo suficientemente capaces para entender todo lo que dice.

—¿La séptima? —Se atreve a preguntar el niño pelirrojo.

—Si, la séptima —Responde la pregunta antes de tomar la pequeña mano de la niña entre las suyas —Ella es el principio y el final de todo —Se inca frente a nosotros —Recuérdenlo.

La respiración me falta cada vez mas, mi vista se nubla y mi equilibrio falla haciendo que caiga al suelo, lugar del que no trato de levantarme, no con la holeada de recuerdos que parecen consumir mi cerebro.

—¿Tu eres nuestra mami? —Pregunta Enid de quien me he aprendido su nombre,en dirección a la mujer rubia que nos mira con amor y ternura desde la entrada de lo que parece ser una casa —¿Lo eres? —Vuelve a preguntar en busca de la respuesta.

La señora sonríe mucho mas que antes y comienza a acercarse a nosotros, consiguiendo que un par de nosotros retrocedan un par de pasos de ella, cosa que la hace reír.

-Lo soy —Asiente con ternura consiguiendo que mucho de nosotros se acerquen de nuevo a ella, quien imparte caricias cariñosas sobre cada uno antes de desviar la mirada hacia mi al ver que no tengo intenciones de hacer lo mismo que lo demás —¿No crees en lo que digo Peter? —Pronuncia mi primer nombre sin necesidad de decírselo como si lo supiera mucho ante que yo —¿Y tu Oasis, no piensas saludar a tu madre? —Le habla a la rubia a mi lado, quien retrocede un par de pasos mas antes de negar con la cabeza.

—¿Como sabes mi nombre? —La curiosidad invade mi sistema y me atrevo a dar unos cuantos pasos en su dirección —¿Porque estamos aquí? —Busco la respuesta a todas mis preguntas —¿Y porque ellos están aquí también? —Señalo al resto de niños, quienes miran con curiosidad en mi dirección.

—Están aquí para proteger este planeta —Acaricia con suavidad mi cabello —Se el nombre de ustedes porque yo misma los escogí —No hay ningún tipo de maldad en sus lindos ojos —Y ellos están aquí porque son tus hermanos, son parte de ti como tu de ellos —Nos da respuesta sin importar que no podamos entenderla.

Asiento antes de sostener su cálida mano, la cual se cierra sobre la mía sin ninguna intensión de lastimarme, antes de encaminarme hasta donde mis hermanos se encuentran y detenerse un par de segundos.

—¿Y yo porque estoy aquí? —Pregunta la pequeña niña rubia sobre el mismo lugar sin borrar su mirada desconfiada de su rostro —¿Porque me han mandado con ellos? —Hay un tono de molestia en su voz como si le molestara estar con nosotros.

—Oasis —Hay un tono especial en el que se refiere a ella —Tu estas aquí por una razón muy importante y estas aquí con ellos para aprender, ¿lo entiendes? —No se acerca a ella como lo ha hecho conmigo, se queda parada a un par de pasos de la pequeña que mira con curiosidad con temor y detenimiento a todos antes de girarse en dirección al enorme bosque detrás de nosotros desapareciendo en el.

La mujer nos sonríe antes de pedirnos que entremos a la casa, cosa que me niego a hacer al no ver a la pequeña regresar del bosque, así que me quedo sentado en el porte de la bonita casa con la vista puesta en el bosque hasta que la veo regresar de el con un lindo ramo de flores y una sonrisa enorme  y sincera que me hacen sonreír de la misma manera que ella como si compartiera la misma felicidad que ella o como si me hiciera feliz verla tan alegre.

Lagrimas de dolor, de sentimiento, de nostalgia caen sobre mi rostro. 

No tengo la fortalece de levantarme, ni para abrir mis ojos.

—¿A donde me llevas? —Me pregunta Oasis con diversión sin soltar mi mano, la cual se adhiere a ella como si de una sola se tratara —Mama se va a enojar si no nos ve —Me recuerda lo arriesgado que esto es para nosotros.

—No tardaremos —Le prometo algo de lo que realmente no estoy seguro —Hace un par de días encontré algo magnifico —Recuerdo en hermoso lugar que por casualidad encontré.

Recorremos el familiarizado bosque a nuestro alrededor, lo hemos llegado a conocer también que es difícil que alguno de nosotros podamos perdernos dentro de el, aun había cosas que no habíamos explorado y que eran incógnitas para nosotros, después de todo teníamos estrictamente prohibido salir a la ciudad o tan siquiera acercarnos a ella, no hasta que nuestro entrenamiento estuviera completado.

—Eres la primera persona que traigo aquí —Y la única con la que deseo compartir la existencia de este lugar.

Hago a un lado un par de hojas que nos impide ver el maravilloso lugar que se expande frente a nosotros de una manera magnifica, es un lago con una enorme y radiante cascada, donde todo a su alrededor parece resplandecer de forma sobrenatural.



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En el texto hay: angeles, demonios, seres sobrenaturales

Editado: 19.07.2021

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