Capitulo 2 (hombres lobos) parte 2
El tiempo de luto al alfa, a la luna y a los héroes caídos en batalla ha pasado, igual que el nombramiento del nuevo alfa real. Aunque muchos piensan que es la destrucción de la manada, otros creen que será la salvación, pero ¿Cómo lo iba a saber? Él solo era un adolescente de 18 años de edad, para muchos solo un joven inmaduro, pero como todo; las apariencias engañan.
El tiempo pasó, la manada se empezó a sentir débil, porque su alfa no conseguía a su luna. Él hacía todo lo que podía mientras viajaba a otros universos para visitar a las especies que existen u otras manadas, pero nada de esto funcionaba, no la encontraba, es como si la tierra se la hubiera tragado, ya que no aparecía por ningún lado.
Un día inesperado llegó una carta sin nombre del emisor, donde solo se podía leer en el sobre: "Para el alfa real Cody".
El alfa, al abrir la carta, no se esperó las palabras que había ahí dentro:
"Pequeño alfa real, tu luna se encuentra más cerca de lo que crees, te recomiendo que agudices tus sentidos y dejes de perder el tiempo buscando en otros lugares. Aunque a Meredith no le gustaría saber que su mejor amigo dejó de buscarla..."
Cody no entendía por qué nombraban a una vieja amiga que había desaparecido antes de que él pudiera transformarse. Pero después de unos minutos de analizar bien lo que decía la nota, fue al bosque, agudizó sus sentidos y salió corriendo a una pequeña cascada que se encontraba en el límite de su territorio, ya que recordó que una vez, en su niñez junto a Meredith, habían encontrado una cueva detrás de la cascada. Pudo sentir un aroma que lo empezaba a desesperar, justo en el momento que empezaba a estar cerca de la cascada, pero lo que Cody no sabía era que la persona que buscaba no quería ser encontrada por nadie, y mucho menos por él.
Meredith, al sentir quién era la persona que se acercaba a la cueva que se encontraba detrás de la cascada, quiso huir lo más lejos posible, pero era imposible, ya que el alfa conocía todos sus secretos y todas las salidas y entradas de la cueva; no iba a tener oportunidad de escapar, así que solo le dio la espalda a la entrada y esperó que el aroma más exquisito que había olido lo inundaran por completo.
—¿Por qué te escondes? —el sentir y escuchar a Cody la hizo querer salir corriendo a sus brazos y nunca salir de ellos, pero tenía que estar firme para no hacer tal estupidez—. Te he estado buscando por todas partes.
Meredith no respondía, solo se limitaba a escucharlo, a sentir su presencia cerca. Sabía que si se volteaba y lo veía a los ojos, no sería capaz de mantener la distancia que se había impuesto durante todos estos años. Cody, al no obtener respuesta, se acercó lentamente, temiendo que ella huyera de nuevo, pero al llegar a la entrada de la cueva, pudo ver una sombra que se dibujaba en la pared, la reconocería en cualquier lugar, era ella.
—Meredith, por favor, mírame —suplicó Cody, con su voz llena de emoción—. Necesito saber por qué te fuiste, por qué me dejaste solo.
Ella se mantuvo en silencio, abrazándose a sí misma, como si eso fuera a protegerla de la tormenta de sentimientos que se desataba en su interior. Cody se acercó más, hasta quedar frente a ella, y con delicadeza, tomó su rostro entre sus manos, obligándola a mirarlo.
—Dime, ¿por qué? —insistió, con los ojos brillantes de lágrimas contenidas.
Meredith no pudo evitar que las suyas también se desbordaran, y en un susurro casi inaudible, respondió:
—Porque te amo, Cody. Y no puedo estar cerca de ti sin que mi corazón se rompa en pedazos.
Y al voltear para enfrentarlo lo pudo evitar sentir como su corazón se volvió a descontrolar.