El Mensaje Sorpresa

Capitulo 13 (cambiaformas) parte 3

Mientras discutían sobre las posibilidades, la mente de Erick se llenó de imágenes de un futuro en el que los cambiantes y sus nuevas creaciones lucharan juntos contra los strigoi. El deseo de proteger a su gente lo impulsaba a seguir adelante, a pesar de los riesgos.

—Podríamos reunir información sobre las criaturas que regeneran partes de su cuerpo. Quizás incluso podríamos hacer experimentos controlados —sugirió Erick, su voz llena de determinación.

—Eso podría llevar tiempo, pero vale la pena intentarlo —respondió Lola, su mirada iluminada por la emoción de la idea.

Mientras tanto, el ambiente en la tienda se volvía cada vez más tenso. La guerra que acechaba en el horizonte no podía ser ignorada. Los strigoi estaban en movimiento, y cada día que pasaba, la amenaza se hacía más real.

—Erick, ¿crees que deberíamos alertar a los demás sobre lo que estamos planeando? —preguntó Lola, su tono ahora más serio.

—Sí, definitivamente. Necesitamos que todos estén al tanto de la situación. No podemos permitir que nos sorprendan —respondió él, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros.

Mientras se preparaban para salir y reunir a los demás, una sombra cruzó la puerta de la tienda. Ambos se giraron, sorprendidos. Era un mensajero, pálido y agitado, con una carta en la mano.

—¡Erick! ¡Lola! —exclamó, su voz temblorosa—. Vengo de parte del consejo. Necesitan que vengan de inmediato. La situación es crítica.

Erick y Lola intercambiaron miradas preocupadas. La urgencia en la voz del mensajero era inconfundible.

—¿Qué ha sucedido? —preguntó Erick, acercándose al mensajero.

—Los strigoi han comenzado a atacar las aldeas cercanas. El consejo ha decidido que necesitamos una reunión de emergencia para discutir nuestra respuesta —respondió el mensajero, su respiración agitada.

Lola sintió un escalofrío recorrer su espalda. La guerra había llegado a su puerta, y ahora más que nunca, necesitaban un plan.

—Vamos, Erick. No podemos quedarnos aquí. Debemos unir fuerzas con los demás —dijo Lola, su voz firme.

Salieron de la tienda, sintiendo la gravedad de la situación. Cada paso que daban resonaba en su mente como un eco de lo que estaba en juego. Mientras se dirigían al consejo, la imagen de sus amigos heridos y las aldeas arrasadas llenaba sus pensamientos.

—¿Crees que hay tiempo para preparar nuestra propuesta? —preguntó Lola, ansiosa.

—Debemos ser rápidos, pero también estratégicos. Si logramos presentar nuestra idea de la nueva raza, podríamos ganar aliados —respondió Erick, su mente trabajando a mil por hora.

A medida que se acercaban al lugar de la reunión, la tensión se palpaba en el aire. Los murmullos de los presentes se mezclaban con el sonido de pasos apresurados. Era evidente que todos estaban preocupados, pero también había una chispa de determinación.

Cuando entraron en la sala, el consejo ya estaba reunido. Las miradas se centraron en ellos, y Erick sintió que el peso de la expectativa caía sobre sus hombros. Sabía que este era el momento decisivo.

—¡Erick! ¡Lola! —llamó uno de los miembros del consejo—. Necesitamos su experiencia. La situación es desesperada, y cada segundo cuenta.

Mientras discutían sobre las posibilidades, la mente de Erick se llenó de imágenes de un futuro en el que los cambiantes y sus nuevas creaciones lucharan juntos contra los strigoi. El deseo de proteger a su gente lo impulsaba a seguir adelante, a pesar de los riesgos.

—Podríamos reunir información sobre las criaturas que regeneran partes de su cuerpo. Quizás incluso podríamos hacer experimentos controlados —sugirió Erick, su voz llena de determinación.

—Eso podría llevar tiempo, pero vale la pena intentarlo —respondió Lola, su mirada iluminada por la emoción de la idea.

Mientras tanto, el ambiente en la tienda se volvía cada vez más tenso. La guerra que acechaba en el horizonte no podía ser ignorada. Los strigoi estaban en movimiento, y cada día que pasaba, la amenaza se hacía más real.

—Erick, ¿crees que deberíamos alertar a los demás sobre lo que estamos planeando? —preguntó Lola, su tono ahora más serio.

—Sí, definitivamente. Necesitamos que todos estén al tanto de la situación. No podemos permitir que nos sorprendan —respondió él, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros.

Mientras se preparaban para salir y reunir a los demás, una sombra cruzó la puerta de la tienda. Ambos se giraron, sorprendidos. Era un mensajero, pálido y agitado, con una carta en la mano.

—¡Erick! ¡Lola! —exclamó, su voz temblorosa—. Vengo de parte del consejo. Necesitan que vengan de inmediato. La situación es crítica.

Erick y Lola intercambiaron miradas preocupadas. La urgencia en la voz del mensajero era inconfundible.

—¿Qué ha sucedido? —preguntó Erick, acercándose al mensajero.

—Los strigoi han comenzado a atacar las aldeas cercanas. El consejo ha decidido que necesitamos una reunión de emergencia para discutir nuestra respuesta —respondió el mensajero, su respiración agitada.

Lola sintió un escalofrío recorrer su espalda. La guerra había llegado a su puerta, y ahora más que nunca, necesitaban un plan.

—Vamos, Erick. No podemos quedarnos aquí. Debemos unir fuerzas con los demás —dijo Lola, su voz firme.

Salieron de la tienda, sintiendo la gravedad de la situación. Cada paso que daban resonaba en su mente como un eco de lo que estaba en juego. Mientras se dirigían al consejo, la imagen de sus amigos heridos y las aldeas arrasadas llenaba sus pensamientos.

—¿Crees que hay tiempo para preparar nuestra propuesta? —preguntó Lola, ansiosa.

—Debemos ser rápidos, pero también estratégicos. Si logramos presentar nuestra idea de la nueva raza, podríamos ganar aliados —respondió Erick, su mente trabajando a mil por hora.

A medida que se acercaban al lugar de la reunión, la tensión se palpaba en el aire. Los murmullos de los presentes se mezclaban con el sonido de pasos apresurados. Era evidente que todos estaban preocupados, pero también había una chispa de determinación.