Capitulo 17 (Humanos ) parte 1
Para la humanidad, la magia era pura fantasía. Los demonios, los vampiros y los licántropos eran considerados monstruos; los cambiaformas, mitos; y las hadas, solo existían en cuentos. Se podría decir que algunas personas tenían mentes más abiertas que otras respecto a estos temas. Un ejemplo claro era Sara Dominic, una chica amante de los licántropos y vampiros, que solía leer sobre ellos y ver películas. A pesar de que muchos le decían que se olvidara de conocer a esos seres "ficticios", ya que, según ellos, no existían, Sara no les hizo caso.Emprendió un viaje que la llevó a un pequeño pueblo en las afueras de Londres. Aunque todo parecía normal, Sara se quedó una semana completa. Su rutina comenzó de manera simple: despertarse, asearse, ir a comer a una pequeña cafetería cercana, salir al bosque a explorar, almorzar unos sándwiches y regresar a su alojamiento a altas horas de la noche, donde caía rendida en un profundo sueño para despertarse y repetir la rutina al día siguiente.
Sin embargo, un día fue diferente a todos los demás. Todo comenzó bien, pero cuando estaba comiendo en la cafetería, notó a una señora de unos cuarenta años, que era ayudada a caminar por un chico con rasgos similares, aunque un poco más joven. La señora parecía ciega, ya que sus ojos se movían descontroladamente. Entonces, la mujer le dijo algo al joven, y este la ayudó a sentarse en la misma mesa donde se encontraba Sara. Cuando iba a hablar, la señora comenzó la conversación primero.
—Buenos días, Sara. ¿Cómo están esos huevos revueltos con tostadas? —Sara no podía creer que la señora supiera su nombre, ya que no se lo había dicho y no era probable que nadie lo supiera, pues ella no hablaba con nadie. La extrañeza de la situación la envolvía como una niebla espesa.—Bien, creo —respondió, dudosa.—Fabián, ve a pedirme unos huevos revueltos con tostadas y un café negro, por favor.—Pero si...—Que vayas, te digo —interrumpió la señora. El chico se levantó de mala gana para cumplir con la orden. Mientras Fabián estaba en la barra, la señora volvió a hablar:—¿Cómo va la búsqueda?—¿Cómo dice? —preguntó Sara, confundida.—La búsqueda de los licántropos y vampiros, ¿cómo va?—¿Cómo sabe de eso, señora?—Sara, soy una mujer ciega con muchas habilidades. Pero no me digas señora, cariño. Me haces sentir más vieja de lo que soy; llámame Fabiana.Sara no entendía nada de lo que estaba pasando. Para ella, Fabiana era extraña y no sabía cómo responder a su pregunta anterior. No porque la respuesta fuera un "sí", sino porque sentía algo que le gritaba en su interior que saliera corriendo y se alejara. Pero como dice el dicho: "La curiosidad mató al gato".—No muy bien, no he encontrado nada aún —dijo Sara, soltando un largo suspiro.—Es que no estás buscando en el lugar correcto, cariño. Tienes que ir más lejos de lo que vas.—No entiendo, ¿qué quiere decir?—Que te voy a guiar hacia donde están los vampiros. —Sara soltó un jadeo al escuchar lo que había salido de la boca de Fabiana—. Pero déjame advertirte que te estás metiendo en un lugar muy turbio. La oscuridad y el peligro son tales que se sienten a diez kilómetros de distancia.—¿Cómo es que usted sabe todo esto?—Porque lo vi en un sueño, y los muertos suelen dar buenas advertencias.Sara sintió un escalofrío recorrer su espalda. La idea de que Fabiana tuviera visiones la intrigaba y aterrorizaba al mismo tiempo. Sin embargo, algo en la forma en que hablaba despertaba su curiosidad. Era como si hubiera un hilo invisible que la unía a esa mujer.—¿Y si me interesa? —preguntó, sintiendo que el destino la empujaba hacia lo desconocido.—Entonces prepárate, porque lo que descubrirás cambiará tu vida para siempre.Sara sabía que estaba a punto de tomar una decisión que podría cambiar su vida. La idea de conocer a seres que siempre había considerado ficción la emocionaba, pero también la aterraba. Sin embargo, su deseo de descubrir la verdad era más fuerte.—Está bien, Fabiana. Estoy dispuesta a seguirte.Fabiana sonrió, y en sus ojos brilló una chispa de aprobación. Sara sintió que la atmósfera a su alrededor se cargaba de posibilidades. Este encuentro, aunque extraño, parecía ser el inicio de algo extraordinario.Sara sintió cómo la adrenalina comenzaba a recorrer su cuerpo. La decisión de seguir a Fabiana era un paso hacia lo desconocido, un camino que podría llevarla a descubrir lo que siempre había anhelado: la verdad sobre los seres que habitaban su imaginación. Fabiana, con su aura enigmática, parecía ser la guía perfecta para esta aventura.
—Primero, debes prepararte —dijo Fabiana, su voz firme y decidida—. La búsqueda no será fácil. Necesitarás valor y determinación. Te enfrentarás a cosas que nunca imaginaste.
Sara asintió, sintiéndose más decidida que nunca. La idea de conocer a vampiros y licántropos, seres que solo había visto en películas, ahora parecía al alcance de su mano. Pero también sentía un nudo en el estómago, una mezcla de emoción y miedo.
—¿Dónde comenzamos? —preguntó, ansiosa.
—En el bosque, donde la luz *p*n*s toca el suelo. Allí se esconden los secretos —respondió Fabiana, mientras Fabián regresaba con el desayuno. La señora tomó un sorbo de café, disfrutando del aroma.
—Te necesito a ti, Fabián. No solo para que me ayudes a caminar, sino también para que estés atento. Hay cosas en el bosque que no son lo que parecen —advirtió Fabiana, mirando al joven con seriedad. Fabián frunció el ceño, pero asintió, comprendiendo que su madre no hablaba en vano.
Terminando su desayuno, Sara sintió cómo el tiempo se escurrió entre sus dedos. La idea de salir al bosque la llenaba de una energía vibrante. Después de pagar la cuenta, se levantaron y se dirigieron hacia la salida de la cafetería. El aire fresco la recibió, y el sonido de las hojas crujientes bajo sus pies resonaba en sus oídos.
Al llegar al borde del bosque, Fabiana se detuvo y giró hacia Sara.