Génesis ( Saga el Hoyo#0.1)

El Nacimiento de la Esperanza

Capitulo 26

El tiempo parece que se ha detenido, o eso es lo que creen todos. El cielo se ha oscurecido por completo, como si el universo mismo estuviera conteniendo la respiración. En la pared, un calendario marca los nueve meses que han pasado desde que Sara supo que su vida cambiaría para siempre. El momento tan esperado ha llegado, pero la ansiedad la consume. Nunca imaginó estar en esta situación; aunque nadie la obligó, una voz interna la empuja hacia el abismo de lo desconocido.

Mientras tanto, Luciana observa desde las sombras del castillo, su furia burbujeando bajo la superficie. No puede soportar la idea de que una humana le dé un hijo a su esposo, Jack. Aunque la razón detrás de esta unión es noble, el amargo sabor de la traición la ahoga. La tensión entre ambas mujeres es palpable, pero saben que deben tolerarse por el bien del futuro que está por nacer.

Las contracciones de Sara comienzan a intensificarse, y sus gritos resuenan por todo el castillo. Jack, con la mano entrelazada en la de ella, intenta brindarle consuelo, pero la angustia de Luciana es demasiado grande. Con un suspiro lleno de desdén, se desliza entre las sombras, buscando apoyo en Damián.

Erick y Lola han preparado todo lo necesario para la llegada de la primera Dhampyr. El ambiente está cargado de nerviosismo; los cambiaformas están listos para enfrentar el primer obstáculo que está a punto de nacer. Gracias a la nueva cura de Erick, muchos de su especie han recuperado partes de su cuerpo, lo que les da una ventaja en la inminente guerra.

—Sara, cuando yo te diga, pujas, tú pujas, ¿ok? —ordena Erick, con una firmeza que contrasta con la fragilidad de la situación.

—Sí... —responde ella, apretando los dientes mientras el dolor la atraviesa.

—¡Puja! —le indica, y Sara responde con un grito desgarrador. Fabiana, al escucharla, siente que la oscuridad comienza a desvanecerse.

—Vamos, Sara... Puja.

—¡Aaaah...! —su grito resuena en las paredes del castillo, y el tiempo parece estirarse en un instante eterno. La tensión se acumula mientras los minutos pasan, y la impaciencia crece.

—Ya la puedo ver... ¡Otra vez puja! —anima Erick, y con un último esfuerzo, Sara logra dar a luz a la niña. Sin embargo, el silencio que sigue es inquietante. Erick le da unas nalgadas a la bebé, pero esta solo suelta un gran suspiro.

—¿Por qué no llora? —pregunta Sara, desesperada.

—Tranquila, no va a llorar —le asegura Jack, tomando a la bebé en sus brazos—. Respira, puedo escuchar su corazón.

Erick y Lola intercambian miradas de sorpresa ante el conocimiento de Jack.

—Antes de que la amamantes, necesito limpiarla y sacar una muestra para las druidas. Descansa —dice Lola, llevándose a la niña.

—Está bien, cuídala por favor —susurra Sara, antes de dejarse llevar por el cansancio.

Mientras la sala se llena de murmullos, el peso de la responsabilidad comienza a caer sobre todos. La llegada de la Dhampyr no solo significa un nuevo comienzo, sino también la esperanza de un futuro donde las especies puedan coexistir. Pero, ¿a qué costo?

Luciana, aún en las sombras, siente que su furia se transforma en una mezcla de celos y miedo. La niña, aunque aún no ha hecho ruido, representa todo lo que ha perdido: su lugar en el corazón de Jack y su estatus como la única mujer en su vida. La idea de que una humana pueda ocupar ese espacio la consume.

Mientras tanto, Sara se deja llevar por el cansancio, pero su mente está llena de pensamientos. Se pregunta cómo será la vida de su hija en un mundo donde las criaturas sobrenaturales son reales y donde su propia existencia es un desafío. La incertidumbre la abruma, pero también siente una chispa de esperanza.

—¿Y si ella es la clave para unir a nuestras especies? —piensa, mientras su corazón late con fuerza. La idea de que su hija pueda ser un puente entre mundos la llena de determinación.

Erick, observando la situación, sabe que la llegada de la Dhampyr no solo cambiará la vida de Sara, sino también la dinámica de poder en el castillo. La guerra que se avecina no solo es física; es emocional y espiritual. La lucha por la aceptación y el reconocimiento de la nueva vida está a punto de comenzar.

—Debemos prepararnos para lo que viene —murmura Erick, sintiendo la presión de su papel en este nuevo capítulo.

Lola, al escuchar sus palabras, asiente. Sabe que la llegada de la niña traerá consigo desafíos inesperados, pero también oportunidades. La esperanza de un futuro mejor depende de cómo manejen esta situación.

—No dejaremos que el miedo nos paralice —responde Lola, su voz firme—. Esta niña es nuestra esperanza, y debemos protegerla a toda costa.

Mientras tanto, en la penumbra del castillo, Luciana se siente cada vez más aislada. La ira burbujea en su interior, y una idea siniestra comienza a tomar forma. Si la llegada de la Dhampyr significa un cambio en el equilibrio de poder, tal vez ella pueda encontrar una manera de aprovecharse de la situación.

Con determinación, se acerca a Damián, quien observa la escena desde lejos. La oscuridad en su corazón se intensifica, y sabe que el momento de actuar se acerca. La llegada de la niña podría ser su oportunidad para recuperar lo que siente que le pertenece, y no permitirá que nadie se interponga en su camino.

—Damián, necesitamos hablar —dice Luciana, su voz baja y cargada de tensión.

—¿Qué sucede, Luciana? —responde Damián, girándose hacia ella, intrigado.

—La llegada de la Dhampyr cambiará todo —continúa, su mirada fija en él—. No podemos permitir que una humana y su hija se interpongan en nuestros planes.

Damián la observa, evaluando sus palabras. La ambición en sus ojos brilla con fuerza.

—Tienes razón. Este es un momento crucial. La niña puede ser tanto una bendición como una maldición. Necesitamos asegurarnos de que esté de nuestro lado, y si no lo está, debemos estar preparados para actuar.




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