Georgia

2

Él estaba sentado sobre las escaleras de la entrada, con sus manos inquietas y mirando a ambos lados en busca de alguien. Yo. Me cruce de la acera de enfrente, detrás de un auto rojo. Me vio y se puso de pie como una bala, camino hacia mí y me abrazo contra él. Ya quería oír su puta excusa que no pudo decirme por el teléfono. Nos separamos, subimos y entramos a mí casa, dónde nos sorprendió que dos niñas vinieran corriendo hacia nosotros con máscaras monstruosas. Eran mis sobrinas. Era una casa con un pasillo externo, en el primer departamento vivía mí hermana y su familia. Y, mí departamento estaba en el final del corredor.

-¡Hola, nenas!- saludo Bill, dando una sacudida de cabello a cada una- Adivino, Miley es la calavera y Emma es el zombi.

Las niñas descubrieron sus caras y mí novio acertó, supongo que se dio cuenta por la altura. Miley tenía seis y Emma, tres. Ambas eran tan altas como su padre. Mí novio conoció a toda mí familia, ya teníamos un año saliendo y nos conocimos por internet. Las niñas se fueron al interior de su casa. Nosotros seguimos caminando hacia el final del pasillo y entramos a mí modesta casa. Bill fue a la cocina y abrió la nevera tomando una lata de cerveza, se puso cómodo en la barra. Mientras, yo estudiaba si podía arreglar el bolso roto.

-¿De que querías hablarme?- le dije, arrojando el bolso marrón sobre el sofá. Y, me acerque a él.

-¿No quieres una cerveza?

- Bill.

-Creo que la querrás cuando te cuente todo- dijo confiado, asique saco una más y la abrió, dejándola sobre la barra.

-¿Qué tan malo es, Bill?- le dije algo incómoda con su suspenso. Siempre actuaba así cuando quería decir algo importante como aquella vez lo ascendieron a jefe de sistemas. O, cuando consiguió su primer departamento, dejando de vivir con sus padres.

-Toma asiento, Geo.

- Ya dilo.

-Esta bien, tranquila- dijo, dio un trago a su cerveza- ....Soy papá- soltó seguido de un suspiro de derrota.

Alcé las cejas, tomé asiento delante de él y tomé mí cerveza rodeando la lata con ambas manos. Le hice un gesto para que continuará explicándome que pasaba. Los ojos negros de Bill estaban firmes, serios. Entonces, era cierto. Realmente, era padre. Me senté sobre la butaca delante de él.

- Tengo dos hijos. Son gemelos- dijo, empeorando mí asombro-. Conocí a la madre tiempo después que te conocí a ti. Ahora, los niños tienen tres meses.

Definitivamente, necesitaba algo más fuerte que una cerveza. Tal vez, tequila puro, que arda mí garganta. Bebí toda la cerveza. Este tipo de noticia era horrible. Sentí como mí amor por Bill se bloqueaba, dejando entrar una parte de confusión.

-¿Por qué lo hiciste?- le dije herida-¡¿ Por qué?!

- No lo sé. La madre de ellos es parecida a ti, tienen esos ojos del cielo nublado y le gusta las cosas de terror.

-¡Carajo, Bill!

-Era el momento que lo sepas antes que esto sea más comprometedor.

-¿Y, ahora qué? ¿Que quieres hacer?

-La verdad que debo ocuparme, ¿no?-dijo Bill algo incómodo.

Me abrace a mi misma, levantándome de la banqueta caminando por la cocina pensando que mi novio me fue infiel con otra mujer, para colmo Bill le parecíamos parecidas, era mentira. Le hubiera detenido en tan solo hacerlo. Ella era diferente. Abrí el bar, tenía una botella de whiksy escocés que conseguí en una tienda de importaciones, venía guardando el momento de abrirla. Pero, ¡Al diablo! Tomé uno de los vasos, sentándome y me serví por la mitad. Bill solo me miraba preocupado de la situación. Volví a dar un trago, esta vez, sentí el alcohol quemar mi garganta.

-Geo...

-No puedo perdonarte, ni siquiera se qué pensar en estos momentos-le hable al fin- No es que fuiste infiel y vuelves conmigo, todo está bien. Es decir, serás padre ¡Por Dios!

-Supongo que no todo me sale bien.

-En este caso, no... ¡Para nada!

Me levanté luego de tomar el segundo vaso, le hice un gesto para que saliera de mi casa. Bill estaba algo confundido, pero no se opuso. Sabía que no debía provocarme, más cuando solto la bomba nuclear de nuestra relación. Le abrí la puerta de calle, me miró angustiado y avergonzado, a su vez. Negué con la cabeza. Vi a Miley salir de su casa, colocándose a mi izquierda mientras mi novio bajaba las escaleras.

-¿Por qué se va? Yo quería jugar con él.

-¿Por qué no jugas con el tío Matt?

-Es que, Bill es divertido. Hace voces raras-dijo Miley con inocencia. Suspiré y me incliné a su altura.

-Veras, Bill hizo algo malo y es mejor que se vaya a su casa como castigo-le explique a la niña rubia-. Cuando deje de estar enojada con él y piense perdonarlo, entonces volverás a jugar con él.

-Bueno, está bien.

Nos metimos dentro, cerré la puerta. Miley entró a su casa, seguí derecho hacia mi departamento. Suspire, sintiendo la impotencia de darle una respuesta más sabia a Bill. Golpee mi cabeza contra la puerta, me quede en esa posición por un tiempo y miré hacia el mueble donde tenía un retrato de Bill y yo, en el parque, estábamos haciendo un picnic en Berczy. Esto sería algo difícil.




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