Georgia

12

Semidiós. Mí jefe, quien conocía hace unos meses, con cierta confianza de su pasado y su único amor. Si, un hijo de Atenea. Ahora, entendía porque su tienda de libros maltratados y muchos de ellos, lo había leído memorizando cada texto, en lo posible. Me senté a mí mesa, dónde Cole había abandonado el banquete y sus ojos estaban cansados, sabía que quería irse y yo igual. Busqué con la mirada a mí amiga, pero no note su pequeño cuerpo femenino entre otros. Le envié un nuevo mensaje, ni siquiera los demás le llegaron. Estaba preocupada. Intenté llamarla, pero se desvío la llamada. Cuando le viera en algún momento, iba a patearle el culo.

-¿Tienes noticias?-pregunto Cole, negué-. Bueno, vamos a pedir cámaras.

-No es demasiado- detuve a mi amigo-. Hablaré con alguien...

-¿Acaso tuviste la oportunidad de hablar con todos, ya?- dijo inquieto. Lo mire mal, se disculpo.

Tampoco, tenía noticias de Ares y Eros. Empecé a tener malas ideas. Me reincorporé, buscando a Jordan que conversaba con el honrado de Ashton. Me disculpé con el último, sacando a mí jefe a un lado. Sus ojos llenos de arrugas, bolsas de vejez me observaron con curiosidad.

-¿Has visto a Ares?

-Mejor que no lo vea, todavía tengo hematomas en el estómago. Y, son internas.

-Lo sé, lo sé- dije nerviosa- Estoy buscando a Nora. Ni el y Eros están aquí. Fueron quienes nos invitaron.

-Ya veo- dijo Jordan con una pequeña sonrisa. Puso una mano en mí hombro, sonriendo cálidamente- Tu amiga debe estar hechizada por el encanto natural de Eros, en alguna suite privada y luego sabes lo demás.

Suspiré aliviada que pudiera confiar en alguien que conocía hace tres meses. Me aleje de Jordan, volviendo con mí amigo y le comenté que nuestra amiga estaba tirándose al perfecto hombre que todas las mujeres deseamos. El prototipo de hombre ideal. Rubio, con ojos zafiro y una sonrisa arrebatadora. Cole entendió, nos dispusimos a irnos cuando en la entrada del salón nos cruzamos a Ares, tenía una mirada pérdida y vi su mano aferrándose a su collar. No dije nada, cuando mí amigo me empujó sin querer tras toparse con un grupo de ebrios semidioses. Ares levanto su mirada verdosa, sonreí como disculpas y jale de mí amigo saliendo del hotel. Pedimos nuestro vehículo, esperamos unos momentos y llegó, entre al tiempo que Cole subia,encendiendo el ruidoso motor y nos alejamos del gran hotel brillante como el oro.

En la mañana, me desperté. Tenía una vieja remera de una tienda de discos y vinilos, dónde trabaje por un año hasta que el dueño se mudó a Québec y cerro, luego conocí a Jordan. Fui a prepararme un café con leche, también pensé unos huevos revueltos y pan de trigo integral. Mientras preparaba todo, recibí un mensaje en mí celular que lo deje en la barra. Leí el entusiasmo y amor liberal de Nora por el dios. Al menos, estaba viva y con su mejor noche de lujuria. Prepare todo el desayuno en unos quince mínutos, me senté y seguí leyendo a Nora, aunque me causaba cierta gracia, también me preocupaba que Eros le lastimara, no solo mentalmente. No siempre te cruzas con seres divinos, ¿No? Pues, la verdad que nunca lo imaginé ni creía que fuera real.

Los dioses griegos y todo lo que conllevana de ellos era cierto. Eran reales.

Pegue un salto al oír el timbre de la casa, miré la hora y eran las once de la mañana. Hora normal para interrumpir un desayuno- almuerzo. Deje los cubiertos, me coloque unos pantalones y salí por el pasillo donde vi a Bill con una caja roja en sus manos.

-Antes que me grites,- dijo mí ex novio-vengo a llevarme mis cosas y dejar las tuyas.

-Oh- dije, la verdad que no tuve tiempo de pensar en eso y era lo doloroso de compartir momentos, dónde arriesgarnos aunque volvamos a cometer el mismo error- Pasa, y no te tardes.

Deje que entrara, seguido fuimos a mí casa dónde Bill depósito la caja roja sobre la mesa y al ver, todo tardo en recordar su visita inesperada. Me senté a la mesa, continúe comiendo tratando de no decir nada para empezar una pelea. No era momento, sería mejor quedarme en mí lugar de confort, aunque quisiera arrancarle la cabeza. Bill saco remeras y unas ropas de interior mías, unos libros y fotos. Dejo todo sobre la mesa, luego fue por sus cosas a mí habitación, dónde compartimos varias cosas, en especial la cama y el armario. Terminé de comer, me serví más café en tanto esperaba que Bill se fuera pronto.




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