Contrarios a todo pronóstico, ahora el verdadero desafío había comenzado. Quien hubiera imaginado que en algún momento los 4 iban a terminar por ser arrastrados a uno de los juegos más emblemáticos que podrían haber existido. Ahora, con sus personajes ya listos, nada más tocaba empezar la tragicómica partida.
—Bien, todos en la sala pongan listo —pidió con amabilidad Ban.
—Siento como si fuéramos a hacer historia —comentó Shido haciendo lo que su compañero decía.
—¡Ya estoy! —avisó Kazu.
—E-Espere señorita Kazuki, yo aún no… —lo interrumpió su amigovia.
—¡Oh, es cierto, perdóname Jubei! —enseguida ella fue a ayudarlo con los controles.
—¡Ya denle! —dijo impaciente la serpiente.
—¡Ya estamos! —dio a entender Kazuki por fin.
—Bien, entonces aquí vamos —después de darle al botón de iniciar, la pantalla introductoria al escenario apareció enseguida, y entonces, el juego empezó con los personajes soltando sus frases.
—Préstame mucha atención, ¿de acuerdo Jubei? —le comentó Kazuki y de inmediato, Ban se saltó la introducción del calabozo, por lo que los sonidos de los joysticks se dejaron expresar.
—¡Bien, el de arriba es mío! —aseguró el de lentes, quien saltó con Azin para darle interminables combos; era muy bueno manejando al personaje.
—¡Oye! ¡Te los estás equiparando a todos! —gruñó Shido, quien fue con Shieghart para darle batalla a los monigotes que salían de vez en cuando, mientras que Zero (el personaje de Jubei) se quedaba parado en lo que Lime lo defendía.
—¡Tienes que moverte Jubei, vamos; se nos vienen encima! ¡No podré usar mi suprema hasta que me cargue toda la barra de MP! —gritó muy centrada Kazuki en lo que hacía, y olvidándose de que debía enseñarle a jugar a Kakei.
—¿A-Así? La verdad es que no sé qué estoy haciendo… —admitió usando el control, no obstante, mandaba a correr a Zero para que luego chocara con la pared y diera algún que otro espadazo sobre la misma.
—Par de idiotas, ¡ya avancen! —dijo Ban, quien estaba cerca del primer portal junto a Shido.
—Espera, tengo que ayudar a Jubei —avisó Kazu.
—Deja que se muera ese manco, no tenemos todo el día —comentó Ban para luego chasquear la lengua.
—Personalmente creo que entre los tres podemos arreglárnosla —opinó Shido.
—¡Cállense! ¡Jubei viene con nosotros y eso es todo! —les expresó muy amenazante.
—No tendría que preocuparse tanto por mí señorita Kazuki —avisó derramando lágrimas.
—¡No digas tonterías, vamos a seguir contigo! ¡Además todavía te quedan tres vidas más! —aclaró la hilandera.
—Dios… ¡dame paciencia! —expresó el de lentes.
***Ahora cambiaremos al punto de vista de los personajes del juego ***
A pesar de que Mido había dicho que deberían ir hacia el portal, Zero estaba avanzando al lado opuesto, no para el lugar que ordenaba la serpiente, por lo que los PJ tenían sus propias opiniones.
—¿Alguien que me ayude por favor? —pidió Zero, aquella inocente criatura que no podía traspasar la pared.
—¡Uyyyy! —expresó con lastima Sieghart, mientras se llevaba las dos manos detrás de la cabeza y entrelazando sus piernas arremetió las siguientes palabras—. ¡Me da pena el tipo que te tocó amigo, por suerte a mí me manejan bien!
—Bueno, le salió por sorteo un estúpido —se rio malévolamente Azin, pues disfrutaba de la ridícula situación. Sin embargo, Lime no soportó la agresión, y se acercó a ellos para refutarles.
—¡Basta! ¡Dejen de burlarse de aquellos que intentan hacer verdadera justicia! —los señaló frunciendo la nariz, más el peliblanco abrió los brazos y negó con la cabeza en señal de lastima.
—Lo van a matar —afirmaron los reprendidos, y finalmente entraron al portal, mientras que Kazuki seguía a los gritos con sus compañeros de juego, por lo que Lime tuvo que entrar resignada con ellos. Momentos más tarde, los números en la pantalla aparecieron en retroceso, y finalmente, el escenario cambió a otro, en donde una domadora de leones, los había recibido con un poderoso salto que hizo que todos se dieran un buen golpe contra el piso, perdiendo así la mitad de la barra de vida.
—¡Uh, eso dolió amigo! —señaló Sieghart volviendo a levantarse y yendo junto con Azin a romperle la cara a la mujer.
—¡Yo seré el primero que la derribe! —declaró el peliblanco, y entonces se lanzó soltando una de sus habilidades especiales, la cual tenía que ver con géiseres de agua—. ¡Ira final!
—¡Golpe de adrenalina! —gritó el pelinegro embistiendo múltiples veces con sus dos espadas a esa gata en celo.
—¡Oigan, ustedes están matando todo! —de repente, la peliverde usó su suprema, lo que despertó la ira de los jugadores detrás de pantalla—. ¡Redención!
—Uy… ya está, moriremos en la siguiente vuelta —avisó Siegh—, menos mal que soy inmortal —canturreó de forma ególatra.
—Tu inmortalidad no funciona aquí, idiota —le comunicó Azin estando parado a su lado, y luego bajó rápidamente hacia el portal que era desbloqueado apenas mataban a todos los monstruos, e igualmente le siguió el pelinegro.
—Lo-Lo siento —dijo casi lloriqueando Lime.
—Es culpa del retrasado de tu jugador, no hay más. Sobreviviremos a lo que viene —avisó con optimismo el personaje de Ban y entró en el portal.
—¡Tomemos un descanso primero! —comunicó Sieghart, quien ahora volvía a hacer la pose y a repetir la frase reiteradas veces, casi de forma infinita, hasta que se quedó quieto. Al parecer a Shido le gustaba el egocentrismo de ese personaje, y no paró hasta que Ban le dio un zape en la cabeza volviéndole a indicar que jugara. Por otro lado, el pobre de Zero seguía tan a ciegas como su propio jugador; el pobre había perdido una vida con el mini boss, pero a pesar de la mala racha, aún le quedaban dos más, así que siguieron con la partida.
—Oh, ya va a tocar esto —hizo una mueca Sieghart al ver que se encontraron con el típico dungeon en que tendrían que traspasar una cierta cantidad de obstáculos para poder llegar al portal.
Editado: 07.12.2020