1870...
En un lugar remoto lleno de gritos desesperados aclamando que su castigo llegue a su fin, el dolor es parte de ellos, jamás imaginaron que todas las historias iban a ser reales, y que precisamente terminarían allí.
Un hombre extremadamente alto y hermoso se levantó de entre la multitud agonizante, frente a él estaban los cientos de sus subordinados y seguidores. Él sabía lo mucho que algunos de ellos anhelaban con ir a la tierra.
Una sonrisa calculadora tiró de sus labios, estos sabían que no podían hacerlo a menos que le dieran algo de diversión a cambio, por esa misma razón los más altos rangos en su reino tenían prohibido ir a la tierra a menos que eligieran un alma para poseer.
Miró a cada uno de los demonios arrodillados, la sonrisa se hizo más grande.
—Pueden elegir al que deseen —habló, solemne, segundos después de hacerlo los demonios se alzaron con respeto mostrándole una reverencia.
Abbadon cierra sus ojos procesando las cantidades de opciones que existen.
Se siente jubiloso.
Por fin saldrá de ese lugar en el que parecía destinado a pasar el resto de su vida llenándose de aburrimiento, la tierra no es un lugar que lo emocione completamente, pero cualquier cosa es mejor que pasar sus días escuchando las súplicas de un montón de pecadores.
Quizás el vivir en el infierno para los demonios es peor que vivir en la tierra, claro, no tanto como para los humanos que después de morir emergen allí.
Ellos son seres que se nutren de la diversión, la lujuria desenfrenada, la desesperación de sus víctimas...
¿Qué mejor lugar para encontrar más diversión a costa de los humanos que en la tierra?
Además se obtiene un alma como regalo extra.
Tras un largo mandato, y mucha eficiencia por parte de ellos, Lucifer ha decretado que cada demonio, no importa su rango o poder, puede ir a la tierra. Siempre y cuando sea a través de un alma, un alma que encaje tan perfectamente con el demonio que no sea necesario conseguir una más en lo que resta de su vida.
Abbadon no tardó mucho en seguir la orden de su señor, al fin y al cabo era algo que a él también le complacía. Ninguno de ellos podía ver la ligera sonrisa que adornaba el hermoso rostro de Lucifer.
Después de un largo rato analizando sus opciones, sus sentidos finalmente reaccionaron a una persona.
Cabello rubio, ojos azules como el cielo, rostro angelical, y un alma tan eficaz que el solo pensar en que pronto la absorberá lo hace estremecerse en expectación, todo su cerebro da una voltereta.
Lastimosamente aún no ha nacido.
No puede esperar por conocer al recipiente de su nueva alma.
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2020
Admito que por un momento creí que todo lo que planeé fallaría, así como tantas veces lo hizo.
Desde que el recipiente cumplió los siete años he intentado comunicarme con ella para que me saque de aquí.
Los trucos sucios de Luficer jamás deben faltar.
El problema de elegir a alguien que aún está pequeño, o mejor dicho, de elegirlo cuando ni siquiera había nacido, es que esa persona de alguna forma tenía que sacarte del infierno.
En fin, no funcionó.
Nunca funcionaba.
Ella jamás me escuchaba.
Pero ahora... ahora tuve la oportunidad, por fin todo salió como esperaba.
Esos chicos de verdad creyeron que todo era una tontería, pensaron que podrían jugar con el infierno y no obtener consecuencias. No me importa si gracias a ellos tuve mi boleto de salida, asesiné a los que tuve más cerca de mí en cuanto salí.
El sentir el suelo bajo mis pies fue extrañamente gratificante, bajé la vista y fui consciente de medianamente de mi nuevo aspecto como humano.
Mi cuerpo antes corpulento con una altura que no se comparaba a las de la tierra ahora era delgado, mi piel tostada cambió por una extremadamente pálida.
Era un humano, o medio lo era.
Mis poderes seguían intactos y podía cambiar de forma cuando lo deseara, todo gracias a mi recipiente.
Mi pobre recipiente, no pensé que fuera tan ingenua, aunque gracias a esa ingenuidad logré salir, pero ahora mismo puedo sentir toda la rabia acumulada de tan solo pensar en lo que le pudo pasar por ser tan descuidada.
Los recipientes sin vida ya no sirven.
Tomé la ropa de algún chico que quedó por ahí, caminé sin detenerme hasta el lugar donde vive mi recipiente.
No fue difícil conseguir una habitación en el edificio, podía agradecerle un poco a mi apariencia y a alguno de los chicos que asesiné y le quité la billetera, traía un poco de dinero por lo que el hombre de la recepción me dejó quedarme una noche.
Con una noche me bastó para llamar a otros demonios que ya habían salido mucho antes, ellos no tardaron en mandarme dinero.
Por lo que ahora soy vecino de mi recipiente.
En la mañana logré verla, no tuve palabras para explicar lo que me hizo sentir, lo atribuí todo a la fuerza magnética que poseía su alma, entre ellas estaba la posesión e inmenso poder. Todo mi cuerpo sufrió una corriente de placer al imaginar lo que puedo hacer con ella y gracias a ella.
Lo mejor de todo fue admirarla en persona, mi recipiente tenía buen aspecto.
Su cabello es mucho más rubio y brillante de lo esperado, sus ojos siguen siendo del mismo azul que cuando era bebé, su rostro angelical le debe dar problemas, es hermosa. Las facciones suaves, labios en forma de corazón, buenas proporciones..., como una diosa.
Maravillado le quedaba muy corto a lo que sentí cuando vi su rostro. La satisfacción fue inmediata al darme cuenta que no era el único maravillado con el otro. Podía oír sus pensamientos, tomó toda mi fuerza de voluntad no caminar esos pasos, besarla, y sentir en primera persona el poder que esa alma que elegí, irradiaba.