Cuando salgo del shock que me provocó recordar lo tonta que fui y a mi padre abrazándome como un verdadero padre, éste me bajó y prosiguió a darme un abrazo normal.
—Clary, estás hermosa —se aleja para observarme y sonríe. Rosie chasquea la lengua y mira hacia otro lado, en cambio mamá parece igual de sorprendida que yo por la actitud de papá.
—Gra...gracias —trago profundo y recompongo mi voz.
—Te extrañamos —dice, hablando por todos. Mamá y Rosie lo miran como si se le hubiera ido una neurona y, para qué negarlo, yo también.
—Claro... —respondo dudosa.
Él le resta importancia para después sonreír y restregar mi cabello con su palma desordenándolo.
Me quejo y quito su mano.
—¿Tú nos extrañaste? —ahora todos se enfocan en mí.
—La verdad no, ni siquiera me acordaba de ustedes —supongo que eso fue bastante duro, pero después de años de desplantes esto era lo único que podía hacer para recuperar mi orgullo. Ya luego quizás haría las pases, pero eso no significaría volver a hacer como si nada.
Rosie colocó su mejor expresión indignada, mi madre me miró con rabia y se acercó para consolar a mi padre que había quedado estupefacto ante mi respuesta.
En ese momento Copito salió de algún lugar del apartamento y se acercó corriendo para esconderse detrás de mis piernas. Su pelaje estaba erizado, supongo que por la visita parecía a la defensiva.
Hasta mi gato sabe diferenciar a los indeseados (exceptuando a Dereck).
—Joder, tienes un gato —Rosie lanzó un chillido y se alejó corriendo fuera del departamento.
Ah, verdad, mi hermana es una gran alérgica a los gatos, y ellos a ella.
Mamá lo ignoró para ponerse frente a mí con su semblante firme.
—Quizás no nos recuerdas pero debes saber para qué vinimos —lo dijo con la mayor de las arrogancias, como si yo pensara que el motivo de su visita fuera exactamente por mí.
Claramente yo sabía porqué habían venido.
—Claro, para quitarme mi dinero —también hablé con arrogancia, hasta le añadí una miradita a mis uñas, relajada.
Laurent frunció el ceño mirándome con rabia.
—¡Mi dinero! —gritó.
En el momento que estaba a punto de burlarme de ella Dereck entró por la puerta abierta de mi departamento.
Maldije por no cerrarla después de que ellos entraron.
Vestía unos jeans desgastados y un suéter negro, su cabello era un completo desastre, tanto así que me entraron unas ganas inmensas de acomodarlo, él sonrió en mi dirección y supe que había escuchado lo que pensé.
Gruñí.
Toda mi familia (excepto mi padre) se lo quedó viendo como si se tratara de una deidad cuando era un simple demonio.
Su sonrisa petulante desapareció y me dio una mirada de muerte.
—¿Q...quién es e...él? —Rosie había olvidado por completo su alergia, ahora sólo era capaz de observar a Dereck con fascinación hasta el punto de balbucear.
Mi madre también parecía fascinada con él, en cambio mi padre tenía el ceño fruncido, cosa que no pasó desapercibida para Dereck.
Sonrió con malicia y avanzó unos pasos hasta quedar a mi lado, luego me abrazó por los hombros sin que yo pudiera evitarlo.
—Soy su novio.
La boca de todos los Stone estaba casi en el piso —incluyéndome—. Después una rabia súbita me recorrió y lo alejé con todas mis fuerzas.
Maldito demonio.
—¡No es verdad! —dije.
Ahora todos parecían confundidos.
Rosie intentó acercarse a él pero Dereck tomó en sus brazos a Copito, espantándola por completo.
Copito maulló satisfecho y se acostó en sus brazos con toda la tranquilidad del mundo, cosa que hizo dudar a mi familia de nuestra verdadera relación.
—¿No tienes vergüenza? Clarisa es una niña.
¿Eh?
¿Papá estaba enojado por... Dereck?
El demonio sonrió encogiéndose hombros.
—Para el amor no hay edad —contestó con simpleza.
Mi padre parecía tener ganas de acabarlo aquí mismo.
Mamá se puso delante de él una vez más y miró a Dereck con curiosidad.
—¿Tú eres el que ha enseñado a Clarisa ser más impertinente de lo que era?
Dereck se hizo el ofendido, pero después su voz salió con elegancia al responder.
—Por favor señora, esta chica tiene la boca más sucia que jamás conocí y no es por mí.
Laurent sonrió.
—Lo sabía —rió—. ¿Cómo es posible que mi madre le dejara toda su herencia a una niña malcriada?
Enarqué mi ceja.
Estaba a punto de decir algo pero rápidamente Dereck me interrumpió.
—Es una boca sucia y a veces me saca de mis cabales, pero no es para nada una malcriada, quizá fue gracias a que no siguió con ustedes —giré hacia Dereck con sorpresa, ahora su semblante no se veía relajado, más bien parecía furioso, aunque únicamente contra mi mamá.
Ella se encogió en su lugar alejándose un poco.
»Si quiere pelear por la herencia le aseguro que estará perdiendo su tiempo. Todo es de Clary, y eso quedó estipulado hace mucho.
Mamá gruñó, tomó el brazo de papá con fuerza y también el de Rosie para poder irse finalmente.
—Claro que pelearé por él y ganaré —aseguró.
Papá parecía en trance y Rosie ignoró el enojo de Laurent mientras acomodaba su mano al lado de su oreja como si fuera un teléfono y susurraba hacia Dereck que la llamara.
Casi reí.
Pero más al ver al demonio estremecerse.
—Tu familia es irritante, aunque quizá tu padre no tanto.
Lo miré sin entender, me acerqué a la puerta y la cerré, al fin y al cabo él ya se encontraba aquí.
Fui a mi sofá lanzándome a él nuevamente. Dereck se sentó en el que estaba frente a mí.
»Él de verdad estaba preocupado por ti, también parecía un poco... culpable.
—Supongo que él sí cambió —levanté mis hombros sin que me importara mucho—. Ah, por cierto —lo miré—, ¿con quién hablabas hace unos minutos?