Me incorporé de donde estaba, muy asustada y sudorosa.
Parecía ser de noche ya que la habitación estaba a oscuras, Copito saltó a mi cama, al verlo solté un suspiro de alivio.
Creí que me encontraba en otro lugar.
Comencé a acariciar su pelaje mientras volvía a recostarme más tranquila.
Justo en ese momento recordé lo que había pasado antes de que cayera dormida, fue inevitable que mi corazón no se acelerara, busqué mi celular en la repisa a mi lado, cuando lo encontré lo revisé y efectivamente estaba lleno de mensajes y llamadas por parte de Emily y Tom.
No puede ser.
También miré la hora y casi me atraganto, apenas eran las tres de la mañana. Eso siempre sucede cuando me duermo muy temprano.
El jodido de Dereck me las iba a pagar en la mañana.
Contesté los mensajes de mis amigos informándoles que estaba perfecta en mi casa y después les contaría lo que sucedió, y volví a cerrar mis ojos para dormir con Copito ronroneando a mi lado.
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—¿Laurent nos citó para verla con su abogado a tu padre y a mí? —apenas eran las siete de la mañana y Tom ya me estaba arruinando el día con esa información.
—Exacto.
Maldita sea.
»Aunque él me dijo que si no querías verla no tenías porque ir, él se encargaría de todo.
Sonreí, Marc siempre era tan considerado, aún así no podía hacer eso.
Tengo que afrontar a mi familia, además no hay nada que temer.
—No, tranquilo, iré —suspiré para luego tomar de mi taza de café.
—Vale, nos vemos mañana Clar —me despedí lanzando un besito y colgué.
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—Hola papá —le sonrío a Gerardo en cuanto lo veo, mi padre parece un lindo perrito al lado de su dueña, tan obediente y calmado. Recuerdo que él era más dominante cuando vivía con ellos. Me giro hacia ella y sólo doy un asentimiento en su dirección, hago lo mismo con Rosie quien parece aburrida de estar aquí.
—Llegas tarde —apunta de manera hostil.
Sonrío maliciosa.
—Claramente, en el camino vi un restaurante pequeño con postres que se veían deliciosos —cerré mis ojos y lamí mis labios como si recordara el postre. Luego los abrí sintiéndome satisfecha con su expresión—. Lo estaban —finalicé.
Una venita se marcaba en la sien de Laurent, la mujer estaba a segundos de explotar.
La ignoré.
»Bueno, a lo que vinimos.
Mi abogado salió de la sala de reuniones para pedirnos que entráramos. Dejé que "mi familia" lo hiciera primero para después seguir yo.
Cuando esa puerta se cerró esta oficina se convirtió rápidamente en un campo de batalla.
Una batalla que al final gané.
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—¿Cómo te fue? —esa pregunta provino de Tom. El chico parecía nervioso, Margaret se acercó a mi para darme un cálido abrazo.
Le correspondí sintiéndome muy bien.
Un gran apoyo.
Luego miré a Tom y le sonreí subiendo mi pulgar.
—Me fue muy bien —casi grité—. ¡Tu padre es genial!
—Lo sé, lo sé —su voz destiló arrogancia pero más que todo, orgullo. Tom estaba orgulloso de su padre; de su familia.
Margaret le envió una mirada fulminante mientras se acomodaba a mi costado, giró su rostro hacia el mío mirándome con dulzura.
—¿Qué pasó con tu familia? ¿Se irán? —preguntó con suavidad.
—Pues papá me pidió que por favor siguiera en contacto con él, acepté. En cambio mi madre estaba histérica, muy furiosa, no podía creer que había perdido el juicio y de paso sus derechos hacia las pertenencias de mi abuela. Rosie estaba casi igual, pero más que todo se veía asombrada.
Sonreí al recordar sus expresiones, fue muy satisfactorio.
Tom también rió, Margaret sólo sonrió imperceptiblemente para después ponerse seria.
—Tu familia no ha sido la mejor, pero no hay que burlarse de eso cariño —dijo, tocando mi mejilla.
Me acurruqué a su lado y asentí, Margaret tenía razón, fue satisfactorio pero no podía tomarlo de esta forma.
Por más que lo haya estado esperando hace mucho.
De todas formas Laurent advirtió que volvería, y esa vez sí me quitaría lo que le pertenece.
Yo sabía que ella no se daría por vencida tan fácil.
Pero estaría preparada para ese día.
—¿Quieres tomar algo mientras llega Marc? —preguntó.
—Sí, por favor —casi rogué, estaba sedienta. Margaret sonrió y ambos la seguimos dentro de su casa. Poco después nos hizo té frío con un poco de comida.
Mientras comía recibí una llamada de Emily.
—Hol...
—¡Clarisa! ¡Tienes que venir ya mismo a tu apartamento! —alejé mi celular en cuanto comenzó a gritar. Al comprender sus palabras mi corazón se aceleró al pensar que algo le había sucedido a Copito.
Me levanté de la mesa abruptamente, asustando a Margaret y Tom quienes estaban concentrados hablando entre ellos.
Me disculpé con Margaret y salí corriendo hacia mi auto.
Conduje tan rápido hacia mi casa, varias personas me maldijeron y casi me gano una multa, pero nada me importaba, sólo podía pensar en mi gatito y en que nada le haya sucedido.
Aparqué frente al edifico y corrí como loca a mi piso.
Cuando llegué Emily estaba en la puerta con una expresión indescifrable, corrí allá y entré como loca a la casa.
—¡¿Qué le sucedió?! Dime por favor que está bien.
Emily me miró confusa.
—¿De quién hablas? —preguntó.
Casi me arranco los pelos mientras buscaba por todos lados.
En ese momento Copito con muy buena salud y tan tranquilo como siempre salió de mi habitación y comenzó a restregarse contra mis piernas.
¿Qué?
Lo miré y luego a Emily.
Volví a repetir la acción unas tres veces hasta que finalmente la fulminé.
—Creí que le había pasado algo a Copito.
Emily me observó divertida para luego estallar en risas.