Get Me Out Of Hell (sácame del infierno)

Twelve: Peleas y un Parker "no muerto".

Bueno, estoy un poco confundida.

Hace tres semanas que Dereck no se reporta, no sé nada de él, absolutamente nada.

Y quisiera decir que han sido las mejores semanas de la vida, pero lastimosamente no es así. Después de que me dejó tirada en ese jodido bar que compró no lo volví a ver, él realmente me había dejado allí como si nada, me tocó preguntar miles de veces dónde me encontraba y pedirle a alguien que viera medianamente decente que me hiciera el gran favor de llevarme a mi casa.

Gracias al cielo una chica me ayudó y hasta intercambiamos números, ella fue agradable.

Volviendo al tema, cuando llegué a la residencia me pasé por el departamento del demonio, pero no había ni un alma allí, el mismísimo conserje me dijo que él no había vuelto desde que se fue conmigo.

Eso me abrumó mucho más, pero lo dejé pasar.

Sin embargo aunque lo haya dejado pasar no pude dejar de pensar en el beso que nos dimos, o mejor dicho, que él me dio.

Fue extraño… se sintió extraño… diferente… se sintió muy bien… aunque me cueste admitirlo.

Quería atribuirlo al hecho de que él es un demonio y por esa razón se supone que debe sentirse bien cualquier cosa sexual que intente con él, con esa idea me quedé.

Prefería pensar eso a aceptar que esa no era la única razón.

Agh mierda, paso mis dedos por mi cabello con frustración, en ese momento Copito se acerca a mí y me brinda un poco de tranquilidad cuando maúlla en mi dirección.

Toco su suave pelaje escuchándolo ronronear.

—Ese jodido demonio —gruño—. ¿Qué fue lo que me hizo? —Copito me observa sin comprender lo que digo, le sonrío suavemente.

Tengo que distraerme.

 

 

****

 

 

—¿Estás de compras sin mí? —Emily sonaba indignada.

Hace poco me había levantado de mi siesta matutina y como hoy era mi día libre decidí comprar suplementos para abastecer el refrigerador, de paso también algunas cosas que me llamen la atención.

Ahora mismo estaba en el supermercado del centro comercial hablando por celular con Emily mientras seleccionaba las verduras que me iba a llevar.

Rodé los ojos al escuchar sus llantos falsos.

—Estoy comprando comida, tú odias comprar comida —señalé con obviedad.

—¿Comida? Creí que comprabas ropa y cosas así —ahora su voz sonó aburrida, me reí porque ella era demasiado simple. La verdad es que también estaba pensando en comprar ropa, pero eso es algo que ella no tiene que saber. Mi sonrisa desapareció en un instante al escucharla decir lo siguiente—. ¿Todavía no sabes nada de Dereck?

—Eh… no… —terminé de meter las papas en la bolsa, la amarré y la lancé al carrito, estaba tratando de que el jodido nombre de Dereck desapareciera de mi mente aunque sea por unas horas, esa era otra de las razones por las que había decidido venir al centro comercial—, tampoco me importa.

Emily rió como si no me creyera.

—Sí… eso no parecía ser verdad cuando me contaste lo que sucedió en ese bar.

—Creí que te caía mal —me quejé, frente a mí estaba el congelador con yogurts y helados por lo que me detuve para elegir alguno, sostuve el celular nuevamente entre mi oreja y mi hombro para poder disponer de mis dos manos.

—Me cae mal —afirmó—. Pero me divierte que estas cosas te estén sucediendo ahora, aunque preferiría que fuera con otra persona… o hablando con la verdad, que fuera una persona humana —ella rió sarcásticamente—, nunca imaginé que hablaría de estas cosas como si fuera lo más normal del mundo.

Encogí mis hombros aunque ella no pudiera verme.

 

 

Al final Emily y yo quedamos de vernos en mi departamento para comer el helado que compré, en este momento decidí que mejor vendría otro día para comprar ropa ya que llevaba muchas bolsas pesadas conmigo y un helado que podría derretirse en cualquier momento.

Caminaba con paso tranquilo hasta el primer ascensor para ir al estacionamiento, sin embargo mi cuerpo se congeló por completo en su lugar y las bolsas que sostenía casi caen a suelo. Mi corazón comenzó a bombear aceleradamente y toda mi cara palideció, sentía mi cuerpo frío de los nervios.

Parker… el mismo Parker que creí en mi mente muerto… en este preciso instante estaba de pie como si nada a unos pasos por delante de mí, se encontraba hablando con alguien en un puesto donde vendían cosas que no alcanzaba a analizar desde mi posición.

Cuando recibí el mensaje por parte de él quise creer que solo me estaban jugando una broma, quería creer que él sí estaba muerto y así podría quitarme un peso de encima, quería creerlo… pero ahora era imposible.

Traté de tranquilizarme para poder vislumbrar con mejor precisión lo que estaba haciendo, el puesto en que se encontraba parecía vender armas… pero no eran reales porque sino ese puesto ni siquiera estaría aquí, pero eran como simulaciones… o algo así.

Detuve a una persona que iba pasando por mi lado.

—Disculpe señora ¿usted sabe qué es exactamente lo que venden allí? —le señalé el puesto con mi dedo, la señora de cabello castaño siguió mi indicación y luego me miró con una sonrisa.

—Venden toda clase de armas falsas, también te las entregan con manuales que sirven para las armas verdaderas —suspiró negando con la cabeza—. Si me preguntas no sé por qué esa clase de puesto está en un centro comercial que es concurrido por familias con niños pequeños y adolescentes descontrolados.

Ella tenía razón.

Le agradecí por su indicación y ella asintió para después irse, yo por mi parte también decidí irme de aquí antes de que ese loco se diera cuenta de mi presencia.

Cuando me dirigía al ascensor mi frente comenzó a sudar.

¿Por qué Parker estaría comprando armas falsas que llevan un manual para las reales?

Ya sé que eso no funciona así de fácil, se supone que debería tomar clases de puntería, pero eso es lo de menos cuando se le puede facilitar conseguir armas ilegales.



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En el texto hay: comedia, romance, demonio

Editado: 06.01.2022

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