No podía creer que hace unos meses y semanas Parker era la persona que nunca más quería volver a cruzarme en mi maldita vida.
Pero esa maldita persona es la que sabe cómo sacar al demonio del infierno.
Lo que me temo es que quiera sacrificar a alguien. Pero viendo el lado positivo de que esas personas de antes habían muerto solo por mero capricho de Dereck, esperaba que esta vez no fuera así.
Emily se fijó de que mi foquito se encendió, y se acercó esperando que les dijera.
—Bueno… —suspiré pensando muy bien en la clase de persona a la que le iba a pedir ayuda. Al final no cambié de opinión—… Parker —dije al fin—. Es la única persona que conozco que puede hacer rituales, además él fue quien se comunicó con Dereck, y el que lo sacó.
Los chicos se levantaron tomándome de los brazos con fuerza, haciendo que yo también me levantara del sofá.
Por poco olvidaba que mi cadera dolía, y me retorcí casi cayendo sobre ellos.
Emily suspiró al verme así.
—En serio estoy haciendo un esfuerzo tremendo para no pensar en la obvia razón por la que tu cuerpo te duele.
La miré con mi boca abierta.
Bueno, esto claramente es vergonzoso.
—Por favor no lo pienses.
Después de eso, los tres salimos nuevamente de mi departamento.
¡Vamos a traerte devuelta, Dereck!
****
Abaddon.
—Ja, sabía que no durarías mucho en la tierra —la voz suave y femenina de Alyssa se escuchó por detrás de mi oreja, su respiración chocaba contra mi nuca.
Levanté las cejas aburrido al verla aquí.
Ella adora molestarme desde que ambos fuimos ascendidos.
Siempre sentí que era su parte infantil al sentir celos por la jerarquía que adquirí solo siendo un demonio joven. Más joven que ella.
—Dentro de poco me iré otra vez.
Contesté, estirando mis piernas con pereza.
La sonrisa socarrona se borró de sus labios al escucharme tan confiado.
—¿Esa humana… en serio te gusta? —pregunta, desconcertada.
La miré mientras una media sonrisa se formaba en mis labios.
—Más que eso —dije, mirando hacia arriba, a la nada—. Estoy enamorado de ella.
Te espero Clarisa.
Sácame del infierno.
****
Clarisa.
—¿Me puedes decir cómo es posible que hayas encontrado la dirección de Parker? —pregunté hacia Tom. Él solo atinaba a darme una sonrisa de suficiencia.
—No preguntes, solo aprovecha.
Hice una mueca rodando los ojos, después suspiré.
—Está bien, hagamos esto.
Cruzamos por el camino que nos guiaba hasta la puerta, y cuando llegamos Emily tocó el timbre.
Esperamos pocos segundos antes de que una mujer esbelta nos abriera.
Ella nos miró extrañada, pero no olvidó brindarnos una sonrisa cordial.
—Hola, ¿qué se les ofrece, jóvenes? —habló.
Emily y yo nos quedamos en silencio como si fuéramos idiotas, cosa que Tom notó, por lo que solo atinó a sonreír hacia la señora y acercarse extendiendo su mano.
—Buenas tardes, lamento que la hayamos incomodado. Pero estamos desesperados por encontrar a Parker Cleaver, ¿es usted su madre?
La mujer levantó sus cejas sorprendida al escuchar el nombre de Parker, sin embargo, no se olvidó de tomar la mano extendida de Tom y estrecharla.
Ella dijo:
—No, soy su tía —sonrió—. No sabía que el pequeño Parker tenía amigos.
—¡Tía Esmeralda! ¡¿Por qué dices esas cosas?! —gritó una voz más gruesa desde atrás.
Esa persona se colocó al lado de su tía, siendo este el mismísimo Parker.
Él detuvo abruptamente sus quejas en cuanto me vio.
Su expresión pasó a ser de la tranquilidad a la rabia al recordarme.
Su tía se dio cuenta de eso y nos miró más confundida.
—¿Están peleados? —preguntó.
Parker nos miró con rabia.
—Ni siquiera somos amigos —aclaró.
Esta vez también hablé yo.
—Parker te necesito —dije, mirándolo seriamente—. Tú fuiste el loco que me invitó a esa maldita reunión. Ese estúpido demonio que invocaste se metió en mi vida y la cambió de formas que no valen la pena explicar. Ahora fue forzado a volver, y eres la única persona que conozco que sabe hacer estas cosas sobrenaturales.
—¡¡¿Qué?!! —el grito de su tía nos tomó desprevenidos a todos. Mucho más el hecho de que después de eso, Parker se encogió en su lugar como un conejito y bajó la cabeza avergonzado.
¿Eh?
Tom, Emily y yo estábamos confundidos.
—¡Parker II Cleaver! ¡Cuántas veces tu madre y yo te hemos repetido que no juegues con las malditas reliquias!
La mujer se entabló en un largo regaño hacia Parker, su rostro estaba rosado de la furia. Parker en ningún momento levantó la cabeza, enfrentando el sermón.
Poco después la mujer llamada Esmeralda se acercó a Parker y lo abrazó.
—Sabes que tu madre y yo nos preocupamos demasiado por ti, cariño. Hacemos todo lo posible para que todo el pasado familiar no recaiga en ti, per estás tan apresurado por probarlo que no piensas en las consecuencias.
En un punto de la conversación nosotros quedamos fuera de sus vistas.
Pero lo agradecí, porque fui entendiendo un poco la razón del regaño.
Y después de casi media hora de escuchar a la señora Esmeralda hablar, ella finalmente se giró a vernos y nos obsequió una bonita sonrisa.
—Chicos, lo lamento —dijo, suavemente—. Nuestra familia tiene una larga historia, por eso Parker tiene esos dones. ¿Dices que él trajo del infierno a un demonio?
Asentí. Me disculpé internamente con Parker por lo que dije a continuación.
—También se estuvo comunicando con él.
La mujer lo fulminó en cuanto me escuchó. Parker volvió a encogerse, pero eso no evitó que me enviara dagas con los ojos.
—Mmm, entiendo… —asintió, agarrando su barbilla con dos dedos—… ¿entonces ahora regresó al infierno, pero de alguna manera parece que estás enamorada de él y quieres que vuelva?