En la Universidad sus amigas la miraban fijamente y notaron que estaba celosa por algo, pero no sabían que era. En el trabajo era lo mismo, Juan lo notaba sabia porque de su actitud.
– Le sucede algo
Ella lo miro y dijo – no nada. Juan dibujo una pequeña sonrisa en su rostro
– Si es por lo de ayer, ya le dije que Alice es solo una amiga
– Tú crees que estoy celosa.
– Hump, es lo que me demuestras
– Eres un tonto – dándose media vuelta dirigiéndose hacia la puerta
– Sabes. Cuando te vi entrar por esa puerta y saber que ibas a estar al pendiente de mí. Me alegré mucho, porque desde el momento en que te vi, pensaba en ti y quería volver a verte, aunque no de esta manera, sino de otra forma.
Ester se volvió hacia Juan lo miro y soltó – tú pensabas en mí y me querías verme.
– Así es.
– Y ¿Por qué?
– No lo sé, cuando estoy contigo me siento bien, aunque estos dos días me has tratado mal.
– Aun eres un niño.
– Un niño al cual has tratado mal y que siempre piensa en ti.
Ella se acercó hacia Juan, lo miro a los ojos y hablo – lo dices enserio o solo te burlas de mí.
– Mírame a los ojos, y dime si miento.
Ambos se perdieron en sus miradas y sin previo aviso sus labios se acercaban. La puerta se abrió y entro Diana cortando el momento.
– Diana ¿Qué haces aquí?
– Bueno… yo solo… quería saber… si me presta veinte dólares para ir al cine
– Si claro, ven acompáñame.
– ¿Qué estabas haciendo con ese chico? ¡Se iban a besar! ¿Verdad?
– Que dices tonta, claro que no.
– Pues es guapo, acaso ya te olvidaste de tu querido Juan
– No sabes lo que dices, Diana. Llegaron al casillero saco su cartera y le entrego el dinero. Me los devuelves
– Segura. Ahora vuelve con tu galán. Siento pena por ese chico de San Juan
– Mejor vete Diana. Regreso al cuarto de Juan, pero estaba colorada, al entrar lo vio y diciendo – ya vine
– ¿Quién era?
– Una amiga de la Universidad
– Es muy linda. Aunque algo entrometida sabe cortar los momentos más cruciales
– ¿De qué habla?
– Bueno usted estaba a punto de besarme
– Que yo iba a besarlo, era todo lo contrario
– Si claro, pensemos que fue así. Fui yo quien suavizó su corazón y trato de besarla. Sabe lamento no haberlo hecho, así sabría que se siente.
– Usted nunca, ha besado a una chica
– Bueno eso no es del todo cierto, pero solo ha sido una solo vez con una integrante de un grupo femenino llamada Nicole.
– Una cantante muy linda ha de ser
– Sí, baila muy bien fue por eso que me dio el beso. Pero ahora tengo un solo objetivo besarla a usted, dígame que debo hacer para que eso suceda
– Quiero saber todo de ti
– Hump, todo sobre mi, pues bien. Me llamo Juan Castillo tengo veinticuatro años, mi signo zodiacal es Aries y soy hijo único le basta.
Ester lo quedo mirando de manera frustrante – hablo en serio, o tienes algo que ocultar.
– Muy bien, con la condición de que usted también me cuente de su vida
– De acuerdo
– Espero que cumpla.
Bueno como le dije tengo veinticuatro años soy hijo único, la razón por la que soy el único es porque mi mamá tenía una enfermedad llamada eclampsia cuando estaba embarazada de mí. Yo fui, un caso especial mi madre quería, deseaba tener un hijo que Dios le concedió ese milagro. Mi padre se emocionó más cuando supo que tenía un varón su primogénito, nací en el campo en el rancho que usted conoce, me llevaron a un centro de salud para que me revisaran fue cuando la doctora le dijo a mi madre que ya no puedo volver a embarazarse porque el próximo no iba a correr con la misma suerte, la noticia afecta a mis padres.
Pero estaban contentos porque ya tenían a su hijo único, aunque no podían darme un hermano o hermana, mi vida era sencilla en el rancho aire puro animales que corrían por todo el lugar, tenía el amor de mi madre y padre me enseñaron a ser humilde, respetuoso y nunca bajar la mirada, siempre aplicaba cada palabra que ellos me decían y al igual que ellos me gane el respeto de todo el pueblo. Cuando estaba en la escuela yo estudiaba pero también ayudaba a mi padre en el campo en las siembras de papas, choclo, lechuga, los animales a los siete años podía ordeñar a las vacas los fines de semana salía con mi cajón para limpiar los zapatos, así me ganaba mi dinero y también les entregaba una parte a mi mamá pero ella no lo aceptaba decía que ese era mi dinero, que lo ahorre y eso lo hice.
En el colegio no era ni bueno, ni malo en el estudio hacia lo mismo de siempre colegio y trabajo participaba en festividades del pueblo me gradué del colegio con un promedio de ocho, treinta sobre diez a los diecisiete años me quede como bachiller mi padre enfermo gravemente de tuberculosis todos los ahorros que teníamos lo gastamos, para que mi padre se recupere me puse a trabajar en el taller de don Jacinto como ayudante ganaba poco pero me servía iba ahorrando de poco a poco, mi padre también lo hacía de sus cosechas a los diecinueve fue mi madre la que enfermo siempre se debilitaba estaba cansada, tenía sueño. La tuvimos que llevar a revisar la doctora nos dijo que se debía al sobre esfuerzo ella no solo hacia los que haceres domésticos también trabajaba en el campo con mi papá y lavaba ropa ajena, la doctora le recomendó que descansara no realizara ningún esfuerzo físico nos envió una receta de medicamentos muy caros, para que se recupere mis estudios estaban estancados por las enfermedades de mis padres, pero no me importaba, siempre y cuando los tuviera a ellos. Seguí trabajando y trabajando hasta que mi padre volvió a enfermar, estaba débil en ocasiones se desmayaba y algunas veces lo veía agarrar fuertemente el pecho tenia veinte años cuando mi padre sufría esos ataques y veintiuno cuando los perdí a los dos el resto usted lo sabe.