Ghost

Imprudente

Juan salió del hospital no podía moverse muy bien, pero podía caminar casi en su totalidad, al bajar las escaleras apareció don Jacinto quien no se hice esperar para regañarlo, diciéndole que estaba loco al salir sin ningún tipo de ayuda rápidamente subió a ayudarlo a bajar lo tomo por el brazo, para que se apoyara en él y otra vez le reprendió – de verdad que eres un cabeza dura.

Pero Juan le respondió – no se enoje don Jacinto, además no soy un niño chiquito

– Eso es lo que demuestras con tu actitud muchacho, al llegar al carro le dijo con la voz enojada. Ahora cállate y entra al carro. Juan no se esperaba esa actitud de él, pero debía reconocerlo fue muy inmaduro lo que hizo.

Eso no importaba, lo importante era recuperarse un poco más para el sábado porque si no sería una carga en la cita. Durante el viaje nadie hablo, Juan soltó las primeras palabras, para romper el silencio: Lo siento – pero don Jacinto solo lo miro de reojo pretendiendo que no había escuchado nada, Juan siguió su dialogo: Fue imprudente de mi parte salir sin ningún tipo de ayuda… ya don Jacinto no se moleste.

Don Jacinto finalmente hablo – eres un tonto, dices que te cuidas, pero no es así. Siempre te lo tomas a la ligera.

Juan respondió – no es que me lo tome a la ligera, solo no me gusta sentirme un inútil sin poder valerme por mí mismo.

– Tú siempre has demostrado valerte por ti mismo desde siempre, todos los que te conocen lo saben. El viaje continúo otra vez en silencio, pero ya faltaba poco para llegar.

Don Jacinto detuvo el carro en la mecánica estaban Alice, Gaby, Arturo, Miguel y Rubén tenía que hacer una pequeña parada antes de dejarlo en el rancho.

Miguel se acercó al carro y dijo – el hecho de estés aquí significa que te has recuperado

Arturo replico – sabes que no tiene mucho dinero para pasar tanto tiempo en el hospital, además no sería de su agrado.

Desde su puesto sin moverse Rubén expuso – sabes mientras no estabas, yo me ocupe de tus plantas y animales espero una comisión por eso.

Juan lo miro directa y fijamente, con la voz suave y fuerte pronuncio – ¡claro! Una gallina con pollitos te espera. Todos se echaron a reír.

Gaby participo – Tranquilo solo debes esperar que crezcan y los podrás vender a buen precio.

Rubén estaba molesto cruzando los brazos en señal de que no le pareció gracioso esas palabras.

Juan paro la risa y repuso – relájate Rubén claro que te daré algo. Haber estuve una semana hospitalizado, te parece 70 dólares.

– 100 y cerramos el caso.

Juan lo miro disgustado: 75 y es todo.

Hecho – contesto Rubén.

– Sabes cuándo te accidentes, te cobrare el doble por mi mano de obra.

Desde el fondo se escuchó unas palabras – parece que no has perdido el sentido del humor chico era la señora Cecilia y a su lado estaba don Jacinto.

– Solo recuperare lo perdido y un extra no está mal respondió.

Don Jacinto se acercó al carro – si ya terminaron la reunión lo llevare al rancho.

Doña Cecilia hablo – ah Juan te mando una comidita para que comas y no te pongas imprudente.

Esas palabras Juan las interpreto y lo supo don Jacinto le conto a su esposa su lo sucedido en el hospital.

– Gracias señora y también gracias don Jacinto, el tono en que lo dijo fue diferente para don Jacinto.

– El próximo lunes pasare por mi dinero.

Miguel hablo – Mejor quédate con la gallina y los pollitos ganaras más.

Al llegar al rancho don Jacinto lo dejo en el sillón de sala y la comida de la señora Cecilia en la cocina.

– Bien chico supongo, que te las arreglaras.

– Claro – contesto Juan.

Don Jacinto salió de la casa prendió su carro y se marchó. Juan se incorporó y camino por la casa todo estaba en su lugar, tal como lo había dejado salió afuera se trasladaba de un lado a otro despacio a lo lejos miraba su cultivo y a sus animales todo estaba en orden, la noche empezaba a caer, al igual el frío.

Regreso a casa y puso seguro movilizándose a la cocina miro la comida prepara por la señora Cecilia, abrió la tapa con algo de dificultad, debido a su brazo derecho al abrirla su comida era papas, lechuga, salsa de maní y una pierna de pollo nada mal para la cena. Ceno placenteramente la sazón de la señora Cecilia era excelente lavo los platos y se fue a la sala, sentándose en el sillón prendió el televisor para las noticias y lo normal de ellas era lo de siempre la situación del país la violencia que ocurría.

Cambio de canal, no había nada bueno ni una película nada apagándola, fue al baño tomo su cepillo de dientes, crema dental para cepillarse los dientes, se cambió de rompa colocándose su pijama de color café y se recostó en la cama. La mañana siguiente se levantó temprano a sus labores todo con sumo cuidado para no dañarse en vez de recuperarse, además tenía una cita el sábado con Ester debía estar por lo menos a un setenta por ciento recuperado. Jueves transcurrió de forma incomoda debido a la falta de movimiento de su brazo y pierna ya que no podía pelar los vegetales para prepararse su comida, el viernes fue de la misma manera.



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En el texto hay: primer amor, venganza y justicia

Editado: 22.09.2021

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