Ghost

Día de campo

El resto de la semana siguió normal nadie en casa de Ester sabia de su relación, Bruno guardaba silencio. El sábado Juan y Ester quedaron en verse pasaron todo el día juntos divirtiéndose su relación era sólida pese a distancia y las pocas ocasiones que podía estar juntos era fuerte. Del tiempo pasó rápidamente en un abrir y cerrar de ojos cuatro meses transcurrieron en el cual la mayor parte del tiempo Juan se trasladaba a la ciudad para verla y en pocas ocasiones ella lo visitaba a él. Juan la primera vez que Ester lo visito la presentó a las personas que lo conocían, por otro lado, algunos ya la conocían porque ella fue quien tocó algunas de sus puertas para el censo y a todos les agradó Ester. Juan también la llevo a la tumba de sus padres para presentarla a ellos, lo días seguían avanzando y otro mes más se contó para celebrarlo decidieron hacer un día de campo en el rancho. Juan sabía dónde llevarla en el rancho la colina era amplia le prometió que prepararía la comida para ese día y le pidió que ella trajera unos bocadillos y bebidas para complementar, sin embargo, ella dijo que vendría también a ayudar con la preparación de la comida.

Viernes a veinticuatro horas para el día del campo Juan pazo todo el día en la mecánica realizando mantenimiento en dos vehículos y lavando los carros.

Terminada su jornada se dirigió a la tienda compro dos pechugas de pollo, lechuga, tomate lo indispensable para la comida de mañana, en el rancho dejo las compras y se fue a sus animales ocupaban el lugar donde antes tenía sus cultivos sus cosechas fueron buenas ganando buen dinero por su trabajo.

Cambió de lugar a su ganado realizado aquello fue a la casa directo a la cocina donde comenzó a cocinar, no para el día de mañana, sino para ese mismo momento tomo una de las pechugas de pollo la cortó por la mitad y de eso la cortó en trozos pequeños, pelo unas papas, puso a hervir agua en una olla pequeña para prepararse un caldo. El agua estaba caliente vertió todos sus ingredientes alverja lo dejo ahí hasta que se cociera bien mientras tomaba una ducha.

Ese día fue el único que ninguno se escribió, no pasaron reportes. Sábado Juan se levantó bien temprano debía administrar su tiempo, rápidamente hizo sus labores con las aves, animales, sacar leche y enviarla la mayor cantidad con don Federico que la usaba para la producción de quesos. Eran las siete nuevamente se dio otra ducha, se cambió a listo todos los ingredientes de la comida cuando el pito de un carro se escuchó, ya sabía de quien se trataba no se imaginó que llegaría tan temprano.

Salió a fuera y justamente era ella. Ester salía de su carro y con la mano lo llamaba para que la ayudará a bajar las cosas él fue la beso y le dijo – ¿Qué temprano?

– No iba dejar, que te lucieras

Juan sonrió levemente fue a la parte trasera sacó una botella de Coca-Cola, salchichas, carne y Ester saco de adelante un pastel.

– Listo vamos a cocinar

– Vamos

Entraron a la casa hacia la cocina Ester noto que Juan ya se estaba preparando, tenía todos los productos listos en la mesa. Ester se colocó un delantal blanco que había traído de su casa repartiéndose las tareas Juan pelaba las papas y ella picaba la lechuga, tomate, cebolla para la ensalada como sólo era para dos no necesitaban tanto y ahora la parte más difícil, tener que filetear la carne y las pechugas en eso se demoraron un poco más de lo esperado, prepararon un aliño para sazonar la carne y la pechuga decidieron asarlas.

Juan tenía una pequeña parrilla en su cocina de leña, Ester le dijo que ella se encargaría del asado, mientras Juan regresaba a la cocina a preparar un poco de arroz, cocinar las papas, freír las salchichas en eso no se demorará mucho mientras, todo eso se preparaba continuaba con la limpieza de la cocina barriendo, limpiando los mesones, platos usados pero por ningún segundo se despegó de las ollas sino todo saldría mal  el arroz quemado las papas en vez de que estén suaves manteniendo su forma estaría hechas puré.

Todo estaba listo excepto la carne y la pechuga, Juan fue a la cocina de leña Ester ya terminaba sólo unas dos piezas más de carne y todo estaría preparado.

– Veo que necesitas ayuda.

– Sólo dos más y ya estará.

Un par de minutos más y la carne estaba lista. Diez y cuarto y habían terminado de preparar todo, Juan dijo que necesitan una salsa, fueron a la cocina llevaban la carne y pechugas, saco un queso para preparar salsa de queso y lavo el vaso de la licuadora. Toda la comida la colocaron en una canasta, cada uno de ellos se aseo, salieron de la casa con la canasta de la comida y Ester le pregunto.

– ¿Dónde vamos?

Juan con el dedo le señaló la colina arriba del rancho, no estaba muy lejos caminaron hasta llegar al pie de la colina sólo faltaba la subida, con unas pequeñas paradas. Ester se cansaba mucho, pero llegaron cerca al medio día quedó muy impresionada al llegar a la cima todo era verde el pasto era pequeño con algunas flores silvestres, árboles y a la distancia se veía las montañas, volteó contemplando el paisaje que le ofrecía la vista desde la cima.

– Esto es muy hermoso.

– Espera ver lo otro.

– Más. – pero lo dijo en tono de admiración.

– Si, pero primero coloquemos la manta.

Colocaron una manta blanca larga en el pasto, ubicando cada cosa en lugares fijos para que el viento no a haga volar. Juan tomo de la mano de Ester y la llevo un poco más allá de la colina cruzando los árboles al llegar al límite le mostró una pequeña chorrera de agua de unos siete metros de algo el agua era transparente, limpia puesto que venía de un manantial donde Juan sacaba el agua para su casa. Ester estaba sorprendida por lo maravilloso del paisaje bajaron al pie de la chorrera para tomarse unas fotos.



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En el texto hay: primer amor, venganza y justicia

Editado: 22.09.2021

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