El jurado entro a deliberar la sentencia, no tardaron mucho apenas unos minutos salieron con el veredicto. El juez dijo que se leyera la decisión del jurado, uno se levantó con el papel en las manos y hablo – habiendo escuchado la historia del acusado, todo lo que lo movió a hacer lo que hizo… sus acciones causaron alegría, como dolor. Encontramos al acusado Josué Castillo, culpable por el asesinato de Andrés Chávez, pero no de los asesinatos de Luis Luján, Enrique Peñafiel y Raúl Torres. Sin embargo, declaramos una sentencia cumplida, por su labor en la sociedad para que recupera la vida que perdió a sus seis años.
La gente en la sala festejaba por el veredicto, el juez tomó la palabra – de pie el acusado… señor Josué Castillo, usted ha cumplido su sentencia… por lo tanto queda en libertad. La gente aplaudió por la libertad de Josué, muchos lo abrazaban felicitándolo, las familias que lo acusaban dejaron la sala. Regina le entregó una maleta con ropa, él se fue a un cuarto vacío para cambiarse, al salir de la corte Regina le dijo – en la casa te diré mi sorpresa que tengo para ti.
Al salir varias personas lo esperaban, para felicitarlo. Josué sentía gratitud por su apoyo entre la multitud la voz de una mujer se escuchó – no te vas a ir, así como así, maldito asesino pagarás por la muerte de mi hijo. Era el padre de Andrés con un revólver en sus manos disparando, sin importar nada. Josué apartó a Regina y a sus padres recibiendo los seis impactos de bala, cayó sobre sus rodillas finalmente tendido sobre el suelo, la gente lo atrapo antes de que lograra escapar. La Policía la arresto sin embargo Josué yacía en el suelo, Regina pedía a gritos ayuda rápido llamaron a una ambulancia, trasladándolo al hospital en el camino hicieron todos los esfuerzos por mantenerlo con vida, sin embargo, en las puertas del hospital murió. Dos impactos de bala le perforaron los pulmones y el resto dispersados en el abdomen.
Los paramédicos dieron la información de la muerte de Josué a sus padrinos, a Regina y a sus padres. Llorando Regina dijo – NO… no, él no puede morir. NO PUEDE – corrió donde lo tenían, al entrar lo sacudió diciendo que a levantará por su hijo, pero no hubo respuesta. Los padrinos de Josué y sus padres escucharon lo del embarazo la sujetaron tratando de calmarla siendo inútil sus esfuerzos, tuvieron que sedarla para inmovilizarla. Al despertar sus padres estaban a su lado, pregunto por Josué. Su mamá le pidió calmarse, alterarse afectaría a los bebés, nuevamente pregunto por Josué. No tuvieron más opción que decirle la verdad, ella lloro profundamente su mamá se acercó a ella y la consoló.
Paso toda la noche en el hospital por el sedante, Josué fue movido a San Juan donde lo velaban. Regina no perdió tiempo quería ir donde él estaba, sus padres la detuvieron para que se vistiera acorde la situación. Al llegar entraron a la Iglesia donde Josué estaba la gente de todo el pueblo estaba ahí, Regina al verlo no pudo evitar las lágrimas lloro sobre él. La misa inicio el padre Fernando pidió recordar a Josué, manteniéndolo dentro del corazón. Recordando sus buenas acciones. La ceremonia terminó lo trasladaron al rancho a la tumba donde se encontraba su familia, cavaron a un lado, pero no lo enterraron en la caja sino como él, había enterrado a sus padres y hermano.
La lluvia caía con fuerza la tierra algo enlodada lo cubrió por completo, cada persona allí dejo una rosa sobre la tumba. Las personas se marchaban menos Regina, sus padre y los padrinos de Josué y su hijo, también el padre Fernando se encontraba ahí después de un tiempo también se retiraron el rancho quedaba sólo sin nadie a su cuidado, sólo los espíritus de sus propietarios. En el pueblo el padre Fernando le entregó una carta a Regina, de parte de Josué le dijo que él se la entregó antes del juicio le pidió que la se la entregara. En el camino sus padres notaron el sobre, su papá le pregunto que era, ella les dijo que era una carta de Josué para ella en la casa se puso a leerla junto a sus padres. En ella decía.
Carta:
Querida Regina si lees esto, significa que ya no estoy más contigo. Te doy las gracias por ser mi luz desde el primer momento en que te vi, esa luz que iluminó mi alma y corazón que yacían en la oscuridad. Te doy las gracias por devolverme todo lo que perdí… tú me disté gran felicidad y con intereses.
Anoche tuve un sueño, soñé con mis padres, mi hermano y mis abuelos, pero esta vez era diferente… no eran sombras como lo había visto anteriormente, no. Eran luz, tenían vestiduras blancas. Me dijeron que ellos nunca quisieron que tome venganza en sus nombres, esas sombras que aparecieron ante mí al principio sólo eran producto de mi dolor, transformándose en odio. Pero eso no es lo importante, en la celda mi hermano dijo que me llevarían a un lugar muy especial... fui con ellos cada uno me sujeto, comenzamos a girar. Al llegar estaba tan mareado que me caí al piso, mi mamá y mi abuela me levantaron – ya es hora dijo mi mamá.
En la esquina una camilla apareció, contigo en ella y tus padres a lado entraron a la sala de parto… me di cuenta, también corrí y entre mi familia me siguió. Vi nacer a mi hijo, minutos después una hermosa niña igual que tú. Me felicitaron, eran mis niños, una bendición que jamás pensé tener… traté de cargarlos, pero mis brazos los atravesaba sólo podía simular que los acariciaba darles un beso en la frente y decirles que los AMO con todo el corazón. Otra vez mi familia me sujeto y giramos volvimos a la celda. Voy a morir pronto ¿verdad? Les pregunté. Ellos lo afirmaron mi juicio era el último capítulo de mi vida. Te pido mantener en secreto su existencia, tú mejor que nadie sabes que me he hecho de muchos enemigos, en mi vida sobretodo mi propia familia. Protégelos de todos, pero no les ocultes quien es su padre… talvez me odien por dejarlos, pero yo siempre los amaré. Ah, no creas que te dejo desampara tienes el rancho… pero estoy seguro que mis abuelos y mi tío pelearan por él, no permitan que se lo queden. También te dejo un dinero de mi madre y mi padre y los ahorros de toda mi vida. En la cocina de leña en la esquina derecha cava ahí, encontrarás una caja con cuatrocientos veinte mil dólares. Te serán de mucha ayuda. En cuanto a los nombres de los niños, quiero que mi hija se llame Ester como mi madre y en cuanto a mi hijo te tocaría a ti, si no lo decides que se llame David en memoria de mi hermano.