CAPITULO 7

Clavis- Déjame decirte algo importante. Las coincidencias no existen, no para los genios. Todo lo que existe es inevitable. Esos genios manipulan cada situación como quieren, como si todos fuéramos piezas de un tablero de ajedrez. Pero por eso, MC... por eso debes mantenerte alerta ante todo cuando estás frente a un genio. Si no estás saltando ante las sombras, no estás lo suficientemente alerta. Y si eso empieza a agotarte, bueno, haré lo que pueda por ti.

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(Si Clavis tiene razón, entonces tú tienes un motivo oculto para tu amabilidad, Gilbert.)

Gilbert- Aquí estamos.

MC- Muchas gracias.

Gilbert me había llevado cargando por todo el palacio hasta mi habitación, e hice lo posible por ocultar mi suspiro de alivio cuando me dejó sobre la cama. Al principio estaba horrorizada, llena de nada más que vergüenza, miedo y culpa. Pero en algún momento dejé de sentirme tan ridículamente tensa, y me sorprendí de lo tranquila que me sentía ahora.

(Tal vez fue porque apenas nos cruzamos con nadie. Pero en cierto modo, eso es lo que más me inquieta.)

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Clavis- Hmm. Pareces inusualmente ansioso por pegarte a MC.

Gilbert- Es una buena forma de mostrar lo unidos que estamos.

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(Honestamente pensé que ese era tu plan... presumir nuestra amistad, hacer que más personas se volvieran en mi contra y aislarme aún más. Pero eso solo funciona si la gente realmente nos ve.)

Aun así, sabía que Gilbert nunca hacía nada sin una razón.

Gilbert- Pequeña conejita.

MC- ¿¡Ahh!?

Me había perdido en mis pensamientos, y me sobresalté al darme cuenta de que se inclinaba para atraparme con la mirada. De repente su rostro estaba tan cerca que era lo único que podía ver, y mi corazón dio un vuelco salvaje. Me sentí extrañamente vulnerable al sostener su mirada. Aparté la vista, pero él se quedó donde estaba, y podía sentir que aún me miraba.

MC- ...¿Qué pasa?

Gilbert- Estoy justo frente a ti, pero se siente como si estuvieras a kilómetros de distancia. Vamos, mírame.

MC- ...Estás demasiado cerca.

Gilbert- Pero es una buena oportunidad para admirar lo guapo que soy.

(Debí haber sabido que serías consciente de lo bien que te ves...)

Gilbert- Cuanto más rebelde eres, más ganas me dan de molestarte.

MC- Eh...

Mi corazón dio un vuelco, y levanté la vista para encontrarme con la suya de nuevo, pero él solo me sonrió con suficiencia, complacido, mientras se incorporaba de nuevo.

(¿...Hmm?)

Gilbert- Te dejo aquí, entonces. Aunque si quieres darme un beso de buenas noches antes, siéntete libre.

MC- No, está bien. Pero... ¿Te gustaría tomar algo antes de irte?

Gilbert- ¿Qué es esto? ¿Estás tratando de hacer que me quede?

MC- ...Estás un poco sin aliento, ¿verdad?

Su sonrisa no se desvaneció, pero no dijo nada, y de repente supe que tenía razón.

MC- No vas a salir de esta con solo sonreír.

(No lo habría notado si hubieras mantenido la distancia. Pero estabas tan cerca hace un momento que no pude evitar oír ese matiz entrecortado en tu respiración. Me sentía tan confundida que no pensé bien las cosas, pero es un largo camino desde los jardines hasta aquí, y me cargaste todo el trayecto.)

Había insistido tanto en hacerlo que simplemente lo dejé hacerlo, pero ahora era evidente que le había pasado factura.

Gilbert- ...Qué pena, no puedo ocultarlo, ¿verdad?

Soltó un suspiro suave y resignado, y sin previo aviso se desplomó en la cama a mi lado.

Gilbert- Realmente eres tan ligera como un conejito, así que pensé que podría salirme con la mía. Pero... Me falta un poco de resistencia.

MC- ...Definitivamente no es algo que esperaba de ti.

Gilbert- Porque normalmente es muy fácil de ocultar. Pero es mi única debilidad.

(Ahora que lo pienso...)

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Gilbert- No eres lo suficientemente rápida para alcanzarlo.

MC- Pero...

Gilbert- Odio eso, ¿sabes? Todo ese correr sin sentido.

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(Siempre has preferido evitar ese tipo de cosas, ¿verdad?)

MC- ¿Estás seguro de que deberías decirme eso?

Gilbert- Pasamos todo el tiempo juntos. Ibas a descubrirlo tarde o temprano. Y por cierto, hay muy pocas personas, incluso en Obsidian, que lo sepan, y aún menos fuera de nuestras fronteras. Uy, ahora conoces mi secreto. Me pregunto qué vas a hacer conmigo. ¡Qué miedo!

(¿Estás bromeando? ¡La que debería tener miedo soy yo!)

Era un símbolo de terror en todo el mundo, y tenía la sensación de que descubrir su debilidad era el tipo de cosa que podía hacer que una persona acabara muerta.

(Pero... siento que podrías haberlo ocultado mucho más fácilmente si de verdad no hubieras querido que lo supiera. ¿Verdad?)

Me levanté de la cama y me apresuré hacia la jarra, sirviéndole un vaso de agua. En el momento en que se lo ofrecí, se sentó y empezó a beberlo de un trago.

MC- Si sabías que esto te iba a pasar, ¿por qué me trajiste aquí en primer lugar? Tampoco había nadie para quien pudieras presumir.