Prácticamente no tuve un respiro ayudando a preparar el Festival de la Rosa Blanca, pero no podía ignorar los pétalos que caían de la Rosa Encantada, uno tras otro. Se amontonaban unos sobre otros en el fondo de la cúpula de cristal, y cada nuevo pétalo que caía era como otra espina en mi corazón. Esos pétalos carmesí se parecían demasiado a la sangre, como si mi corazón destrozado estuviera sangrando directamente dentro de la cúpula, una gota dolorosa a la vez. Pero no había una cúpula que atrapara el dolor que fluía de mi corazón, y me llenaba tanto por dentro que sentía que me ahogaba en él.
(Genial, ¿y ahora qué?)
Había ido al almacén a recoger algunas decoraciones y otros suministros que planeábamos usar en la noche del festival. Pero aunque la puerta se había abierto fácilmente cuando entré al almacén, se negó a abrirse cuando intenté salir, como si estuviera cerrada desde el otro lado.
(Así que ese es el plan de hoy, ¿eh? Encerrarme en el almacén.)
Quizás una o dos semanas antes me habría puesto nerviosa y en pánico, pero ahora ya me estaba acostumbrando a este tipo de cosas. El acoso había ido empeorando día tras día, y sentía que debería haber esperado que esto ocurriera. Al principio habían sido pequeñas cosas, los cambios tan pequeños que casi no podía estar segura.
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MC- Buenos días.
Sirviente de palacio- ...
Gilbert- ¿Hmm? ¿Te acaba de ignorar?
MC- Probablemente no me oyó.
Gilbert- ...Jeje. Vamos a quedarnos con eso, claro.
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MC- Sariel, traje el papeleo que solicitaste.
Sariel- ¿Oh? No recuerdo haber solicitado nada.
MC- ¿Qué? Pero... Uno de los sirvientes me dijo que lo hiciste, y...
Gilbert- Si él no lo recuerda, entonces debe haber sido una mentira.
MC- Supongo que sí...
Sariel- Investigaré el asunto más tarde. MC... ¿Estás bien?
MC- Sí, estoy bien. ¡Perdón por hacerte perder el tiempo!
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Rio- ¿Qué demonios? ¿Deja el palacio ahora? MC, esta amenaza es tan ridícula. Deberías romperla ahora mismo. Y... creo que voy a ir a romper unas cuantas cosas yo también.
MC- ¡Rio, espera! No sé a quién o qué planeas destrozar, ¡pero detente!
Rio- Pero...
MC- Estoy bien, en serio. Solo es una broma tonta.
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MC- Ay...
Yves- ¿Qué? ¿Qué pasa?
MC- ...Había una aguja entre los suministros.
Yves- ¿Eh? ¡¿Por qué demonios habría una aguja ahí?! ¡Más vale que no esté envenenada! Deberías ir a la enfermería, por si aca...
MC- Estoy bien. Me siento bien. Y apenas hay sangre. De verdad que estoy bien... Lo juro.
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(Creo que alguien no quiere que ayude con el Festival de la Rosa Blanca. Tal vez varias personas.)
Cuanto más intentaba acercarme a la gente, o encontrar una forma de llegar a un punto medio, más se alejaban de mí. Mientras Obsidian estuviera involucrado, nadie estaba dispuesto a escuchar nada de lo que tuviera que decir.
(Pero desde el principio supe que esto no iba a ser fácil.)
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Yves- Ahora que Gilbert te tiene en la mira, no te equivoques- vas a terminar aislada y sola. La gente va a ser cruel contigo otra vez, como lo fue hoy. Pero cuando eso pase, no tienes que simplemente aguantar. Está bien enojarse. Nos enfrentaremos a lo que venga después. No debes dejar que se salgan con la suya con ese tipo de cosas, como hiciste hoy.
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(Y entiendo por qué dijiste eso, Yves, y te lo agradezco, pero...)
Ahora que sabía cuán horrible había sido el Día de la Rosa Ensangrentada, no podía enojarme, por mucho que empeorara el acoso.
MC- ...Estoy bien.
Murmuré esas palabras para mí, dejando que su sonido me tranquilizara, y luego reuní valor y me lancé contra la puerta, tratando de forzarla a abrirse. Pero lo único que logré fue hacerme daño, y me estremecí, frotándome el hombro.
¿¿¿???- Eso fue una tontería. Seguramente no creerás que tienes la fuerza para derribar una puerta como esta, ¿verdad?
(¡Ahh! Espera, ¿eres tú, Gilbert?)
Cuando lo dejé antes, le dije que solo estaba recogiendo unas cosas del almacén y que estaría bien sola.
(Pero supongo que he estado fuera un buen rato. ¿Te preocupaste y viniste a buscarme? ...Aunque, conociéndote, probablemente eras capaz de adivinar que terminaría encerrada aquí.)
MC- Príncipe Gilbert, ¿hay algún tipo de cerradura en la puerta?
Gilbert- Y es una fuerte, además. No hay forma de que tengas la fuerza para romperla.
MC- ¿Puedes quitarla...?
Gilbert- No hay llave, así que, ¿qué quieres que haga exactamente?
MC- ...Iré a ver si hay otra salida.
Gilbert- No te habrían encerrado ahí si fuera tan fácil salir.
MC- Supongo que no...
Gilbert- Pobrecita. Si suplicas, quizás esté dispuesto a ayudarte.
MC- ¿En serio? Está bien, ¿y si horneo cien galletas para ti?