La familia imperial Obsidianita fue culpable de innumerables crímenes atroces. Incluso si pasara cada segundo de cada día haciendo obras virtuosas por el resto de mi vida, nunca podría expiarlos. Y tampoco tenía la intención de hacerlo. Era malvado, y pretendía seguir siéndolo hasta el final.
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Gilbert- ...¿Realmente me amas tanto?
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Hasta que estuvimos sentados en ese salón vacío, y vi la expresión en su rostro.
(No sé si llamarlo suerte ciega o qué...)
Había estado cargando una bomba dentro de mí, desde el momento en que nací, y las posibilidades de desactivarla con éxito mediante tratamiento eran ridículamente bajas. Mi salud había empeorado tanto que me dijeron que me quedaba muy poco tiempo de vida, pero aquí estaba, de algún modo todavía vivo.
(...Aunque todavía estoy lejos de estar saludable.)
Incluso la más mínima actividad física me dejaba sin aliento ahora, y me llenaba de dolor, e intentar soportarlo solo lo empeoraba. Pero a pesar de eso, la agonía que venía de ocultarlo constantemente y esconder la verdad había disminuido considerablemente.
(...Ahí está ella.)
Sin aliento, me escondí en las sombras, esperando hasta que mi respiración volviera a la normalidad. La pequeña coneja por fin había regresado al Castillo Obsidiana, y estaba sola en mi laboratorio, llorando. Ella sostenía mi carta en sus manos, y eso me decía que había caído en mi trampa.
(Pobrecita. Pensé que sería aburrido darte la bienvenida normalmente, así que decidí jugarte una broma... Pero no esperaba que lloraras tanto.)
No era el tipo de persona que mereciera que derramaran lágrimas por mí. Si ella lloraba la muerte de un villano, las incontables almas que perdieron la vida por la bestia conquistadora podrían venir a atormentarla.
(Pero, de nuevo, nunca consideré mis acciones como pecados desde el principio. Porque nunca pensé ni una vez que lo que hice estuviera mal.)
Me cubrí el rostro con la capucha y crucé la habitación hasta donde ella estaba sentada. Sabía que me confundiría con Roderic, y planeaba aprovecharme de eso.
Gilbert- ¿Encontraste algo?
Fue bastante fácil imitar su forma de hablar, y después de un momento, ella me entregó la carta arrugada.
Gilbert- ...Ya veo.
Su rostro estaba empapado de lágrimas, su expresión distorsionada por el dolor, y cerró los ojos al escuchar mis palabras.
Gilbert- ¿Te gustaría... que me convirtiera en él, por ti?
(...Bueno, es algo que he querido preguntar. ¿Me quieres a mí? ¿O te conformarías con cualquiera que se le parezca lo suficiente?)
Sabía lo ridículo que era preguntar algo así, después de pasar toda mi vida negándome a creer en el amor, pero no pude contenerme.
Gilbert- Sé que al principio pareceré diferente, pero si sigo actuando como él, quizá pueda convertirme en el verdadero él para ti. El tiempo que pasaremos juntos a partir de ahora terminará siendo más largo que el que pasaste con él. En ese caso... quizá duela menos, si yo ocupo su lugar. Te lo prometo, puedo interpretar el papel a la perfección. He pasado mi vida a su lado precisamente por esa razón.
La pequeña coneja sacudió la cabeza con fuerza, nuevas lágrimas corriendo por sus mejillas, y era evidente que realmente creía que yo era Roderic.
MC- Aunque te parezcas y actúes como él... no lo eres... Y él es... de quien me enamoré... Incluso si ya no está... Nunca podré renunciar a lo que siento... Y quiero seguir amándolo... como mi primer y ultimo amor...
(......)
Por primera vez en mi vida, pensé en lo hermosas que podían ser las lágrimas.
(¿En serio? En serio...)
Ella apretó los ojos con fuerza, y yo extendí la mano, acariciando sus mejillas y secando suavemente sus lágrimas.
(Realmente me amas, con todo tu corazón... Eres una tonta.)
MC- Estás... frío.
(Ups, lo notaste.)
Gilbert- Pero se siente bien, ¿verdad?
Sus ojos se abrieron de golpe y me miró fijamente, limpiando desesperadamente sus propias lágrimas. El cambio fue tan repentino que no pude evitar sonreír, y me quité la capucha para que por fin viera mi rostro.
Gilbert- ¿Estas sorprendida?
MC- ......
Gilbert- Quería verte llorar desconsoladamente.
MC- .......
Gilbert- Pero es tu culpa por no leer la carta hasta el final, ¿sabes? Mira aquí, dice: 'Solo me he alejado un momento y volveré muy pronto'.
MC- ......
Gilbert- Pero tenía el presentimiento de que solo leerías la primera línea y te harías una idea equivocada.
(Lo sé... incluso para mí, fue horrible. Realmente eres una tonta, enamorándote de un hombre como yo.)
Gilbert- Aun así, te ves fatal. Jeje, no puedo creer que te hayas alterado tanto.
Ella extendió la mano hacia mí, como si aún no pudiera creer que era real, y vi que sus manos temblaban. Ella me tomó ambas manos con fuerza, apretándolas con fuerza, y lágrimas frescas aparecieron en sus ojos.
MC- ...Te extrañe... Realmente, realmente te extrañé...
(...Por primera vez en mi vida, en realidad me siento culpable.)
Gilbert- Pensé que te enojarías conmigo y me dirías que no fuera tan horrible contigo.
MC- ...¿Querías que me enojara?
Gilbert- Sí. Eres linda cuando estás enojada. Pero eres aún más linda cuando simplemente sueltas un 'te extrañé' así. Ahh, me alegro de estar vivo.
El ambiente era demasiado sombrío y melancólico, así que mantuve mi voz alegre y divertida para intentar contrarrestarlo. Por fin su expresión se relajó en una suave sonrisa.