Vi que estabas buscando algo con desesperación, hasta que te oí decir algo sobre tu trabajo de matemáticas para el final de este semestre. La habías olvidados en casa.
Decidí conseguir la tarea y hacerla por ti en el segundo recreo del día.
La dejé sobre el escritorio de la profesora.
Tus compañeras solo sonrieron y quedaron calladas en complicidad.