Me ignoraste.
Quería darte algo para ayudarte, pero no me mirabas a los ojos. No querías el dinero, pero te pusiste nerviosa. Sé que no fue por mi presencia, fue porque por mi insistencia te diste cuenta de que sé sobre tu situación económica.
Me amenazaste que no se lo dijera a nadie. No tienes que preocuparte, con el tiempo te darás cuenta que eso no cabe ni en la imaginación. No soy ese tipo de persona. Y menos contra ti.
No insistí. Si te sentías incómoda alrededor mío, pues lo único que podía hacer era darte tu espacio.