Esa misma noche no quise ir a dormir, tardé horas haciéndolo, pero mi desvelo dio sus frutos.
Quise hacer un boceto tuyo. Uno donde no tenías preocupaciones ni angustias. Aunque tu belleza real no se comparaba al de un simple boceto.
En el boceto estás en cuclillas acariciando el perro bulldog de la profesora Felipa, eso fue el año pasado. Te gustó tanto que decidiste visitar de vez en cuando a la casa de la profesora sólo por el perro. La profesora nunca se cansó de decir lo feliz que se pone el pequeño Gilbert cuando te vas a jugar con él.
Eras tan adorable como el perro... Espera, no te estoy queriendo decir que te ves como un perro o algo, sólo quiero decir que eres linda. Dios, nunca me permitas comparar una chica con un perro. Y menos frente a ella.
Guardé tu dibujo en mi mochila y intento dormir las pocas horas que me quedan.
Me quedé pensando en ti hasta dormirme.