¿Conoces ese momento donde la felicidad de otros es más importante? Pues la tuya lo era para mí en ese momento. No es una decisión donde decides que las sonrisas de otra persona son importantes para ti, es más como algo mecánico, natural y potente que aparece de la nada.
No pude aguantar la risa cuando por estar pendiente a una mariposa se te calló helado en el vestido. Te enojaste mucho con la mariposa y yo solo quise que alguien me pellizcara para dejar de reír. Me dolían los pulmones.
—Ya deja de reírte, no es gracioso.
—Claro que lo es. ¡Le gritaste a una mariposa! ¿Quién hace esas cosas?—digo. Las palabras se oyen asfixiadas por mi risa.
Me escudriñaste con la mirada. Una sonrisa traviesa se asomó en tu cara y antes de saber lo que ibas a a hacer: Me embarraste la cara de helado.
Bueno... Hiciste que dejara de reírme. Ahora no sé cómo mirarte sin poner mala cara, en broma.