Mi hermana llegó justo a tiempo para decirme:
—¡WOAOOOO! ¿QUÉ ACABA DE PASAR?— No estoy segura si me lo pregunta en serio o si simplemente se está burlando de mí. Decido explicarle lo sucedido con el “hombre misterioso” sin entrar en detalles.
—Uuum...— dice, frunciendo el ceño mientras me mira—. Yo llegué justo al final de tu supuesta "discusión" y te diré que lo que vi fue un Adonis pidiéndote una cita. ¿Quién iba a decir que venir a esta expo iba a mejorar tu situación sentimental inexistente? Te hubiese traído hace años.
—A ver, señora Alessandra, ¿dónde estabas?— le reclamo con una mezcla de indignación y un toque de ironía, intentando evadir cualquier conversación sentimental, aunque siento un atisbo de emoción, mostrandole la tarjeta de presentación de Fabio.
—ISABELLA— grita mi hermana, bajando la voz con urgencia al notar que todos a nuestro alrededor nos están mirando—. ¡ES FABIO URRIAGA DE URRIAGA HOLDING! ¿SABES QUIENES SON?
La miro con una expresión de "Ilumina mi mente, por favor".
—Es una empresa familiar que ha crecido a través de ser "ángeles" inversores. Aportan capital, conocimiento, infraestructura... lo que necesite un proyecto viable y rentable. ¿Sabes lo que eso significa?
Más o menos empiezo a entender a dónde quiere llegar. Aunque siento una ligera desilusión, me emociona de igual forma que MATIZZES tenga ese atractivo para los inversores. Me repongo y le digo:
—Ohhhh, ¿será posible?— Nos reímos tontamente y volvemos al trabajo. Mientras tanto, pienso en voz baja: "Gracias, papá, por convertirte en ese ángel que guía nuestros pasos. Te amo."
Fabio Urriaga:
¿Quién es esta mujer? No debe medir más de 1.70 metros, y ¿cómo se atreve a hablarme así?
Admito que tiene carácter; su respuesta fue muy profesional, con ese tonito de "no te metas en mis asuntos" pero perfectamente políticamente correcto. Me intriga. Sé que dije algunas tonterías, solo necesitaba hablar con ella. Y vaya sorpresa, encontrar a una mujer no solo hermosa, trabajadora e inteligente, sino además perspicaz.
Caminar por el área de la salud siempre me parece aburrido, con esos colores monótonos que predominan, en su mayoría, el azul.
Sin embargo, hoy este pasillo tiene algo diferente. Los stands están ordenados de otra manera, algo cambió: los colores, la distribución, la presentación de los proyectos.
Pregunto sutilmente a uno de los coordinadores sobre el cambio y me informan que hay sangre nueva en la expo y que ese equipo de trabajo se puso a disposición de los expositores. (Ok, alguien hizo negocios dentro de un negocio). Pregunto quién fue y me dicen: Briccio de MATIZZES.
Me indican el stand donde está Briccio, quien es mi objetivo principal. Cuando llego, veo a una mujer de unos 27 años, quizás, dominando las conversaciones. Todos a su alrededor la saludan, habla con fluidez y calidez, tiene a todos hipnotizados. Está tomando notas, preparando pedidos de entrega, sin punto de venta, resolviendo sobre la marcha, pidiendo transferencias electrónicas, incluso prestando su computadora. Inteligente.
Tomo mi tiempo para pasear por su stand. La distribución es definitivamente diferente, una propuesta comercial clara. La veo a la distancia, hablando con una chica que creo haber visto antes, pero no la ubico.
Ella está vestida de blanco, su cabello castaño cae a media espalda, tiene elegancia. Han invertido bien en preparar a sus promotoras. La observo con calma mientras sigo viendo sus productos. Umm, importadores de Perú. Habla con seguridad y tranquilidad, veo cómo atiende a la chica, la reconozco: hicimos marketing de influencers con ella a través de TikTok, con resultados increíbles. Podría acercarme, pero prefiero escuchar a una distancia prudente.
Le está contando su testimonio con el producto, básicamente está rogándole ser embajadora de su marca. ¡Rayos! Y ella que me costó una fortuna. Veo la serenidad en los ojos de esta mujer mientras escucha con atención, le ofrece un té, hablan como amigas de toda la vida, le entrega su número de teléfono personal y la deja marchar. ¿Está loca?
Me acerco a ella cuando retoma su posición en el stand, me tomo mi tiempo para detallarla: 1.70 más lo que midan esos tacones infernales, contextura delgada, piernas largas. Me gusta lo que veo. Un trasero que en ese traje blanco se nota sin ser vulgar. Seguramente se ejercita. Tiene una linda sonrisa. Me acerco más, y noto su cara de sorpresa al verme. La saludo y, como profesional, recobra su postura rápidamente.
Si fueron 3 minutos de conversación, fueron muchos. Me despachó rápidamente, pero aún así logré concretar una cita con ella a las 7 p.m. Espero su mensaje de confirmación. ¡Rayos! Yo esperando un mensaje de confirmación.
Llega un mensaje: es Noa, ya encontró lo que buscaba y se va a casa. Le respondo un simple OK. No me interesa saber más de ella.
Sigo caminando, pregunto sin mucho interés, decido llamar a Javier, mi asistente, y le pido que averigüe acerca de MATIZZES y un resumen ejecutivo de lo importante para mí, números.
Son las 5 p.m. Mis papás y mi hermano me indican que ya se van. Me preguntan si nos vamos juntos y les digo que quedé en verme con alguien. Mi mamá abre los ojos como platos. Me da risa su expresión y le digo:
—Solo son negocios.
Nos despedimos. Sé que les debo una explicación, pero no quiero hablar de ello. Siento que es algo tan mío, tan privado. ¿Cuándo llegará el Mensaje? Ya me estoy volviendo loco, esta mujer no me dice nada.
A las 6:30 p.m. llega el informe. Me gusta lo que veo. Además, Isabella Burgos aparece en él y al parecer toda su familia forma parte de esta empresa. Interesante.