G.L.A.M.M. Y.E.M.I.L. (invierno)

Capitulo 19. Énymo parte 1

2 de febrero del 2020. A las 17:30 de la tarde.

Edith entró en su habitación algo cansada después de un día de clase. Ilonka y las demás se quedaron en el comedor, mientras que Amunet estaba en la cocina.

—Que aburrimiento de clase—Se tumbó en su cama. —Melody debe de estar aterrada en ese mundo de las almas. Ojalá pudiéramos hacer algo…

En ese mismo momento, en el mundo de las almas… Melody estaba encerrada entre rejas de metal, por órdenes del rey Énymo.

—¡Dejadme salir! ¡Oix! —Intentaba mover las rejas, dando patadas y meneando los palos, pero no había manera, estaban tan fuerte que no se movieron ni un pelo.

—¿Quieres callarte niña? Algunos intentamos hacer nuestro trabajo—uno de los guardias suspiró mientras el otro le seguía hablando. —Has sido bendecida por el rey, no le hagas el feo.

—¿Bendecida dices? Yo no quiero ser reina, y menos de este lugar, solo quiero estar con mis amigas, mi familia ¿vosotros no tenéis familia?

—La tuvimos una vez, pero yo me comí a mi marido, a su padre—la mujer era la que hablaba todo el rato, mientras el hijo solo escuchaba.

—Mamá, deja de hablar de eso, tenías que hacerlo, ya está.

—Si cielo, pero creciste sin un padre y todos tus hermanos también.

—Es normal—dijo Melody, haciendo que estos volteasen a verla. —Digo, sois mantis religiosas ¿no? Aunque muy grandes en realidad y con armaduras…

—Claro, somos guardias de los prisioneros.

—Guardias—una voz potente y clara se hoyó. Les recorrió un escalofrío por todo el cuerpo. —Dejadnos solos—Él rey apareció bajando las escaleras y con respeto, ambos se retiraron.

—Vaya, mirad quien ha venido ¿me vas a dejar aquí para siempre?

—He venido para darte otra oportunidad, antes de hacerlo por la fuerza.

—Pero que pesado eres, no voy a ser tu reina, quiero salir de aquí—Melody sacudió fuertemente las barras de metal sin ningún éxito.

—Aunque las muevas, no las vas a romper. He venido porque quiero que lo entiendas, en este mundo es necesario que haya una reina.

—Entonces ¿por qué no la buscas aquí? ¿por qué tengo que ser yo?

—Vendré más tarde, a ver si logras entender que eres la única que puede ocupar este lugar—Sin decir nada más se retiró mientras Melody seguía moviendo los barrotes.

El rey subía por las escaleras hasta llegar al inicio de un largo pasillo. —Que no salga de la celda hasta que yo no lo ordene.

—Si majestad, lo que usted diga—dijo la misma mantis religiosa, guardia de Melody. Énymo siguió su rumbo hasta llegar a la sala del trono. —Genial, ahora tengo que vigilar a esa cría de ahí.

Melody apoyaba la cabeza en la pared y mirando hacia el techo, pensaba “Melody, por ti misma y por tus hermanas, tienes que salir de aquí” mientras esas palabras resonaban en su cabeza, cerraba los ojos en modo de concentración, respiraba hondo, y los guardias la observaban con una ceja levantada.

—¿Se estará echando la siesta? —preguntó el hijo.

—Eh tú, si quieres dormir, túmbate ahí, te darás contra el suelo si no lo haces.

Melody abrió los ojos y los miró extrañada. —¿Os estáis preocupando por mí?

—¿Que? No digas tonterías, eres la elegida para el rey, es normal que no queramos que te pase nada.

—Claro…—volvió a mirar el techo. —La elegida…

—¿Y a esta que le pasa? —susurró el hijo. La madre estaba igual.

—Muy bien—se separó de la pared. —Llamad al rey, quiero hablar con él—Los guardias tardaron varios segundos al no fiarse de ella, pero accedieron.

—¿Querías verme?

—Si. Está bien, no hace falta que hagas nada, me ocupare del trono, como reina de este mundo. —Énymo estaba contento, se le vio una pequeña sonrisa con aires de superioridad. —Pero solo quiero una cosa a cambio.

—Pídeme lo que quieras futura reina Melody—hizo una pequeña reverencia, que Melody se sintió algo incomoda.

—Quiero que dejes al pueblo de Ópalo y a los demás pueblos, en paz. No harás daño a mis amigos ni a mi familia.

—Como quieras, al fin y al cabo, mañana es tu cumpleaños ¿no?

—Como lo sabes?

—Yo lo sé todo—dijo abriendo las rejas de la celda. —¡Guardia!

La madre mantis religiosa llegó tan rápido como pudo— ¿Majestad?

—Tú te encargaras de que la futura reina se sienta cómoda en el castillo. Tu hijo se quedará aquí vigilando los demás presos.

Melody se quedó extrañada pues, no oyó a nadie más en ninguna celda que había por aquí. —Claro majestad, venga por aquí reina.

—Con Melody es suficiente.

—No les puedes decir eso, serás la futura reina, deben llamarte por tu título.

—Está bien, como querías.

Melody era guiada por los pasillos del castillo por la guardia seleccionada, los pasillos eran tétricos, y no sabías nunca si era de día o de noche, no se podía ver la luz del sol, pues estaban bajo el pozo de las almas, cruzando la puerta que custodiaba el devora almas.

Tenía miedo de no poder volver arriba, pero su plan estaba funcionando, todos daban por hecho que ella sería la nueva heredera al trono, incluido el rey.

—Y ésta es su habitación—La mantis religiosa se quedó en la puerta, de espaldas a la pared.

—¿No vas a entrar?

—No se nos permite entrar en las habitaciones del rey de la reina.

—Oye, ¿puedo preguntarte una cosa? ¿Cómo habéis llegado hasta aquí? ¿Quiero decir, siempre habéis vivido aquí u os caísteis por un pozo?

—¿Quien se caería por un pozo? —Melody desvió la mirada hacia el suelo, seguramente porque recordó lo que pasó con Ilonka y esos fantasmas. —Además, en realidad, siempre hemos vivido aquí, no conocemos nada más que esto.

—Ya veo—suspiró.

—Vamos, no se quede ahí plantada, entre en su habitación.

Melody sonrió y entró en su cuarto, para ser un castillo tétrico, su habitación se parecía a la suya, en casa de la señora Amunet, recordaba el olor que olía al entrar, los inciensos en la entrada, las voces de sus hermanas.




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