La gente del pueblo se escondió en sus casas al ver la flecha en la señora Amunet, los únicos que seguían en pie eran los de siempre, los que estaban en el pueblo en verano, los vecinos y amigos de Amunet.
—¡Señora Amunet!—Melody, Lyra, Yuko y Edith también corrieron hacia ella.
—He sido una estúpida—Dijo Ilonka en el suelo junto con Amunet.
—No, no digas eso, eres maravillosa, desde que tu madre te dejo a mi cargo eras un torbellino de emociones. ¿Y sabes qué? Superaste todas las dificultades que te venían.
—No, no, no digas eso que suena a despedida, no te vayas.
—No me iré a ningún lado, siempre estaré contigo, con todas vosotras—Dijo al verlas todas juntas. —Siempre seréis mis hijas, mis niñas pequeñas.
—¿Servicio de emergencia? Necesitamos una ambulancia—Dijo Zyne por móvil.
—No nos dejes—Dijo Edith.
—No os dejare nunca.
—“¿Te podemos llamar mamá? Por favor”—Se comunicó mentalmente.
—Por supuesto. Ahora que ya sabes la verdad no me siento mal si me llamáis mamá.
—Mamá—Ilonka la abrazó y detrás de ella las demás también la abrazaron y la llamaron por el nombre que le correspondía desde hace años.
—Muy bonito todo, pero no tenemos toda la noche—Dijo Oliver acercándose lentamente. Ilonka se levantó del suelo y con el ceño fruncido cerró sus dos puños.
—Esto es entre tú y yo hermano—Las demás también se levantaron y pusieron su vista en él. Poco a poco se iban colocando todos en su lado. Amunet estaba tumbada en el suelo, consciente pero dolorida.
En el medio estaba Ilonka y a su lado derecho estaban, Lyra, Melody, Zyne, Sue, Desmond, Coral, Carlos, Annie y Daren.
Y a su lado izquierdo estaban, Yuko, Edith, Ayleen, Riza, Nelson, Geldrion, Rosabella, Jack, Matea y Evelio.
—Veo que has buscado tus propios aliados, no me quedaré atrás entonces—Dijo Oliver quien estaba en medio del suyo.
A su izquierda estaban, Francisco e Iván.
Y a su derecha estaban, el periodista Steve Joret, el señor Cruz y Oscar.
—¿Oscar? ¿Qué haces ahí?—Preguntó Evelio.
—Me he cambiado de bando, ¿qué pasa? ¿No puedo cambiarme de bando? ¿Por qué no puedo cambiarme de bando? Tu estas en el suyo y yo quiero estar en el de él.
—Em…
Ethan apareció en medio del enfrentamiento inclinándose por el bando de Ilonka. Todas las miradas se pusieron en él por un momento.
—¿Qué? ¿Creíais que os iba a dejar solos?
—¿Es extraño que no sepa quién es?—Susurró Lyra.
—Yo tampoco sé quién es—Dijo Melody.
—Tranquilas, lo conozco, es de confianza.
—“Tengo que averiguar dónde está mi hermana”—Pensó Ethan. No se daba cuenta de que Ilonka podía oírlo mentalmente.
—¿Ese no es el periodista que puso mentiras sobre la dama de la noche?—Preguntó Yuko.
—Y el señor Cruz, otra vez—Dijo Edith. Él vio atentamente a Coral, como si la conociera de algo.
—No si al final estamos rodeados de maldad—Dijo Melody.
—Os superamos el número, será mejor que os rindáis—Dijo Ilonka.
—Hermanita no tienes ni idea de lo que somos capaces, aunque seamos minoría, no tenéis nada que hacer contra nosotros.
—Sabe que tenemos poderes ¿verdad?—Preguntó Melody.
—Lo sabe de sobras, no entiendo a que están jugando…Espera… ellos también tienen poderes.
—Que novedad, ahora resulta que todos tienen poderes—Dijo Coral con los brazos cruzados.
—Caballeros—Cinco de ellos se pusieron un brazalete platino con una piedra de diferente color.
—Esos brazaletes no deberían estar en su poder—Dijo Amunet al verlos. —Son los brazaletes de la diosa platino. Cada uno tiene un poder elemental.
—Que bien…
—No ganaras tan fácilmente hermanita, te he buscado por todas partes para terminar lo que una vez fue empezado.
—No nos rendiremos.
—Como queráis. ¡FUEGO!—Alzó su brazalete, su piedra preciosa era un rubí, la piedra elemental del fuego.
—¡ELECTRICIDAD!—El señor Cruz alzó su brazalete, su piedra preciosa era un Ámbar, la piedra elemental de la electricidad.
—¡AGUA!—Francisco alzó su brazalete, su piedra preciosa era un Zafiro, la piedra elemental del agua.
—¡AIRE!— Iván alzó su brazalete, su piedra preciosa era un Cuarzo Rosa, la piedra elemental del aire.
—¡TIERRA!— Steve Joret alzó su brazalete, su piedra preciosa era un Topacio, la piedra elemental de la tierra.
—¡Y yo tengo el poder del collar!—Lo alzó. —Me transformo en cualquier persona que veo por si no lo sabíais.
—Póntelo, vamos a empezar la batalla.
Los dos bandos se preparaban para el enfrentamiento y los acompañaba un cometa que surcaba el cielo en ese momento, no llegaron a ver de qué color se llegó a teñir ya que los todos los ojos estaban puestos en el otro bando.