Capitulo 6. Cambio de lugar

—¿Cuanto queda?—Preguntó Yuko andando por la montaña.

—Ya queda poco—Respondió la señora Amunet.

—Desde ese día no nos ha dejado ni un día solas—Dijo Edith.

—Yo ya estoy muy cansada—Dijo Melody quien andaba con Lyra.

—Ya queda poco—Dijo Ilonka motivada.

—¿Seguro que ya estas mejor de los oídos?—Preguntó la señora Amunet.

—¿Qué? Ah sí, estoy mucho mejor, ya no me duelen.

—Esperad, escuchad el sonido de la naturaleza, cerrad los ojos, el viento fresco, los pájaros que cantan ¿no os parece maravilloso?—Dijo la señora Amunet.

—Muy bonito pero estoy sedienta, ¿hay una fuente por aquí cerca?—Preguntó Yuko. —Ah ahí está.

—Espera Yuko, ¿no te has traído tu botella?—Preguntó Lyra.

—No—Dijo antes de beber de ahí. —Buagh, esta asquerosa.

—¿Por qué no nos la has pedido? Toma—Dijo Lyra.

—Porque ya la había visto. Pero no bebáis de esa fuente, el agua esta asquerosa.

—Qué raro, normalmente viene de las montañas debería estar pura y buena para beber—Dijo la señora Amunet.

—Pues esta no.

—Bueno, son casi las 12:00 ¿volvemos a casa?

—Porfa—Dijo Melody desesperada. Al subir a la montaña tardaron media hora, así que a las 12:30 llegaron a casa. Mientras que la señora Amunet hacia la comida, las demás esperaban para ducharse.

—¡A comer!—Eran macarrones con queso rallado, los preferidos de Ilonka. Ya era la tarde y al hacer un sol radiante tenían mucha pereza para salir.

—¡Vamos chicas!—Bueno, no todas. Yuko estaba muy energética.

—Yuko hace mucho calor para salir fuera—Dijo Edith tumbada en el sofá junto con las demás, el aire acondicionado estaba a tope.

—Ya sé que hace calor pero hay que disfrutar del verano, estamos a 16 de julio, vamos que el agosto esta a la vuelta de la esquina.

—¿Quieres salir fuera? Puedes ir a comprar al supermercado—Dijo la señora Amunet dándole una lista.

—Vale, en el super también hay aire acondicionado.

—Sí pero no hay sofás—Respondió Ilonka al leerle la mente. —¡Oye!— Cuando se levantó Yuko ya se había ido.

—¿Que has escuchado?—Preguntó Edith.

—Nada, una tontería.

Yuko cerró la puerta y con la lista de la compra se fue al supermercado, no pasó más de media hora que ya había comprado todo lo que ponía en la lista.

—¡Detengan al ladrón!—Yuko había salido del supermercado y al instante pasó un hombre con un collar de esmeraldas en la mano.

—¿Un ladrón?—Yuko no se lo pensó y fue detrás de él. —Como corre, ojala lo pudiera alcanzar—En un momento el ladrón apareció en el lugar de Yuko y ella en su lugar, cambiándolos de sitio al instante. —¿Pero qué?

—No se mueva—Los policías no entendían el porqué, pero, tuvieron al ladrón en sus narices ya que antes de cambiarse, Yuko estaba delante de ellos. El ladrón se rindió con este fenómeno inexplicable.

—¡Chicas!—Cerro la puerta de su casa. —¿A que no sabéis que me acaba de pasar ahora?

—Ssssh hablan sobre un meteorito—Dijo Melody.

—Luego me lo explicáis—Dijo Ilonka quien no podía escuchar nada de la televisión.

—Y sabemos que hacia las doce de la noche, el meteorito impacto, pero lo que todavía se desconoce es el porqué no hubo reacción alguna con la isla. Seguiremos informando.

—Debería haber algún terremoto o alguna grieta, se estrello en el mismo lugar de esta mañana ¿Por qué no hemos notado nada?—Preguntó Edith. Mientras estaban hablando sobre el tema Ilonka se levantó y se acercó a Yuko.

—¿Lo que has dicho es cierto?

—Yo no he dicho nada. Claro, me has leído el pensamiento. No creo que me acostumbre a eso.

—Pues vas a tener que acostumbrarte, a partir de este momento, para mí los pensamientos son palabras que la gente dice.

—¿Que nos querías contar?—Preguntó Lyra. Ilonka y Yuko se miraron.

—Lyra, ¿por qué no te pones en la otra sala?—Dijo Yuko.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Tu hazme caso, veras lo que me ha pasado—Lyra soplo pero no dijo nada más, se puso en la habitación de al lado. —¿Preparada?

—Uy sí, tengo unas ansias, ¡pero si no veré nada!

—Quiero cambiarme por Lyra—Susurro.

—¿Ya está?—Preguntó Lyra.

—No sé muy bien que tenía que pasar—Dijo Edith desde el sofá.

—No lo entiendo, pero si hace un momento fue increíble.

—Pero viste al ladrón ¿no? Quizá tienes que verla—Dijo Ilonka.