—Geldrion ¿me pasas el azúcar por favor?—El gemelo alto estaba sentado en su terraza con una taza de té en las manos.
—No. Esta vez te has pasado de la raya hermano.
—¿Que he hecho ahora?
—Robar el reloj familiar ¿Dónde está?
—Como que, ¿estás insinuando que yo he robado el reloj dorado de nuestro tatarabuelo? ¿Cómo te atreves? Esta es una acusación muy fuerte hermano.
—Lo sé, y lo has robado tú, así que devuélvelo ahora mismo.
Eran las 9:00 de la mañana y mucha gente se despertó por los gritos de los gemelos. Lyra puso su almohada encima, Melody se puso sus cascos y Edith salió de su habitación.
—¿Qué pasa?— Preguntó Edith.
—Nelson y Geldrion vuelven a pelearse, voy a ver por qué—Dijo la señora Amunet bajando las escaleras.
—Esos dos van a acabar con mi paciencia—Dijo Yuko.
—¿Que pasa aquí?—Preguntó la señora Amunet. Nelson estaba fuera de su casa mientras recibía gritos de su hermano desde la terraza.
—Geldrion me ha echado porqué dice que yo he robado el reloj familiar.
—¿El reloj familiar? ¿Por qué lo ibais a robar ninguno de los dos?
—Eso es lo que le he dicho, no sé que le ha pasado.
—Geldrion ¿no lo podéis hablar?
—¡No! Si quiere hablar que primero devuelva el reloj y luego hablaremos—Dicho esto se fue de la terraza y la cerró.
—No hay manera, no lo entiendo.
—Ven, entra en mi casa—Entraron. —Te hare un te frio, te sentara bien.
—Gracias Amunet. No entiendo lo que le ha pasado.
—¿Ya se han callado? No los oigo—Dijo Edith bajando las escaleras. —Oh, perdón, no sabía que estaba aquí.
—Edith, chicas—Dijo al verlas detrás de Edith. —El señor Nelson se quedará aquí hasta que solucione su problema con su hermano.
—¿Aquí? ¿Pero qué ha pasado?—Preguntó Ilonka.
—No sé que ha podido pasar. Ayer discutimos por el reloj familiar.
—¿Por qué discutíais?—Preguntó Edith sentándose a su lado.
—Nos llegó una carta donde decía que ese reloj valía una fortuna, a cambio del reloj nos iban a dar 1.000.000 monedas.
—¿¿Cuantas??—Se asombraron todas, incluso la señora Amunet quien estaba escuchando mientras hacia el té.
—Pero a mí no me interesaba venderlo, era un reloj muy valioso para nosotros—Se levantó y se paseo por el salón. —Era de nuestro tatarabuelo.
—¿Y su hermano quería venderlo?
—Sí, ahora si ha desaparecido es normal que piense que yo lo haya cogido—se volvió a sentar en el sofá. —pero yo no lo tengo.
—¡Es hora de una investigación a fondo! Otro misterio más—Dijo Edith.
—Otra vez no…
—Vamos, ¿no os acordáis del día que descubrimos lo que había pasado con las estatuas de cristal? Esta es otra oportunidad para volver a la acción.
—Edith tiene razón, y así nos despejamos—Dijo Yuko.
—¿De acuerdo, que hacemos primero?—Preguntó Melody.
—Vamos a preguntar, ¿tienes alguna foto del reloj?—Preguntó Edith.
—Mmmm… ah, pues si, nunca salgo de casa sin esta foto—En la foto había un señor serio con dos niños, uno en cada pierna, y el reloj se veía colgado del cuello del hombre.
—¿Era tu padre?—Preguntó Yuko.
—Está muy serio ¿no?—Dijo Lyra.
—Siempre era así, pero era un buen hombre.
—Entonces vamos, primero visitaremos a todo el pueblo para ver si lo han visto—Dijo Edith motivada. —Y creo que ya sé por dónde empezar.
—La tienda de los objetos antiguos claro, es la primera pista para encontrarlo—Dijo Yuko. —Hola—Dijo entrando la primera.
—Buenos días, oh sois vosotras, ¿qué queréis?—Preguntó Desmond.
—Buscamos un reloj antiguo—Le dio la foto. —¿Lo has visto? ¿O sabes dónde podría estar?—Preguntó Yuko.
—No lo había visto en mi vida, ¿es de usted?
—Sí, una herencia familiar y para hablar con mi hermano necesito encontrarlo.
—Pues no, lo siento, nosotros no lo tenemos pero lo buscar por si acaso esta en algún rincón.
—Gracias joven.
—Vamos a otro sitio ¿sabes a donde podría haber más antigüedades?—Preguntó Edith.
—¿En el museo? Probad suerte ahí.
—Vale, pues al museo—Dijo Edith.
—Ilonka—Desmond le tocó el brazo y se giro. —Sue me ha dicho que como estamos analizando las escrituras, que tenga vuestros teléfonos para avisaros.
—Claro, dame un papel te los escribiré todos.
Cuando termino se fue de la tienda, los números de teléfono estaban por orden de mayor a menor. Llegaron al museo de antigüedades y decidieron entrar.