G.L.A.M.M. Y.E.M.I.L. (verano)

Capitulo 14. La fotografía del marinero

—Señor Carlos, le traigo la lista que me dejó, no me acorde de dársela antes.

—Hola señorita, ¿estás buscando a mi cuñado?

—¿Cuñado? Ropa de rayas, gorro blanco con un ancla… ¡es un marinero!

—Lyra, ¿qué haces aquí?

—Em, le devuelvo la lista que me dejo de todos los habitantes del pueblo—Se la dio. —Vaya, nunca había conocido a un marinero de verdad ¿Cómo es navegar por el mar?

—¿Por qué no lo compruebas tu misma?

—¿Me dejaría subir a su barco?

—¡Por supuesto!

—Por supuesto que no, eres responsabilidad de la señora Amunet, y me envió un mensaje diciendo que se iba con tus hermanas a la ciudad Crisocola, así que te ha dejado a mi cuidado.

—En primer lugar, no son mis hermanas y la señora Amunet solo es mi tutora, en segundo lugar tú no eres mi padre y en tercer lugar, vamos, solo será un viaje pequeño, ida y vuelta, por favor.

—No le niegues su ilusión ¿ves que carita pone?

—Está bien, pero yo iré con vosotros, no quiero ningún problema con la señora Amunet.

—¡Bien! Gracias, ¡gracias! ¡Voy a prepararlo todo!

—Así me gusta, como los viejos tiempos. ¿Sabes? Por un momento he visto a mi hermana reflejada en ella, también era muy extrovertida. Vamos a prepararnos también. —Dijo el hombre de la gorra blanca de marinero. Carlos empezó a recordar a su mujer…

El barco no era muy grande, pero para Lyra ya le bastaba con que pudiera navegar. Su ropa era toda blanca con rayas azules por los dos lados.

—Estas muy bien, solo te falta esto— Le puso la gorra.

—¡Me encanta!—La tocó.

—Es tuya si quieres

—¿De verdad? ¡Muchas gracias!

Carlos también subió, pero con el uniforme de siempre, de policía.

—Venga vamos Carlos, estamos en alta mar, ¿no podrías haberte puesto otra cosa?

—Lyra está aquí y quiero que me vea como siempre, un oficial de policía, y que sepa que con cualquier problema que tenga yo voy a intentar solucionarlo.

—Venga hombre que no es tu hija. Ups, perdón, no quería decir eso…—Carlos se fue a verla, Lyra estaba emocionada encima de la proa del barco. —¡Zarpamos!

Las velas se alzaron y empezaron a navegar rumbo al mar abierto.

—Qué bonito, nunca me canso de mirarlo—Dijo Lyra al saber que Carlos se acercaba. Siguió con la mirada puesta al mar.

—Así que te gusta el agua, a mi mujer también le encantaba.

—¿A quién no le gusta? Es precioso, aguas cristalinas, vidas marinas, el mar es mi vida.

—Te entiendo, a mi también me solía gustar el mar.

—¿Cuando le dejo de gustar?—Dirigió la mirada hacia el.

—Desde que mi hija y mi mujer fallecieron en él—Se alejó.

—Vamos, vamos, eh Lyra, mira lo que he encontrado—Había una mesa enganchada al barco y se sentaron ahí. —Son fotografías de cuando yo era joven. —El marinero tenía los cabellos rizados y de color castaño oscuro.

—Naior no hacía falta que sacaras las fotos.

—¿Por qué no? Además a Lyra le ha interesado. Mira, este soy yo con 20 años, y este es Carlos.

—Que contento está aquí.

—Se iba a casar con mi hermana, después de la boda se fueron rumbo al mar de luna de miel.

—¿Por qué le tienes que explicar mi vida? Explica la tuya.

—Porque es interesante. Está bien, explicare la mía. ¿Sabes? Yo tengo dos hijas más o menos como tú. Una tiene 13 años y la otra tiene 14.

—Yo tengo 12—Dijo sonriendo.

—Por cierto, ¿sabes algo sobre tu familia?—Preguntó Naior recogiendo las fotos.

—No lo sé, no recuerdo a mis padres. La señora Amunet me dijo que me encontró en la puerta de su casa, con una nota que decía que me cuidase, no sé nada de mi pasado…

—Tranquila, seguro que algún día lo sabrás.

—Bueno—Se levantó. —Ya es hora de volver.

—Pero que dices si acabamos de zarpar.

—Veo unas nubes que van hacia nosotros y no quiero que nos pille.

—Que veas unas nubes no significa que pase como esa vez.

—¿Y quién lo garantiza? ¿Lo garantizas tú?

—Carlos…—El policía se fue a cambiar el rumbo. —¿Sabes? No solo tu las has perdido, yo también, perdí a mi hermana y a mi sobrina, ¿crees que no recuerdo lo que paso? ¿Crees que me gustaría que se repitiese? Pero yo he sabido lidiar con el dolor, cosa que tú no has podido hacer.

—Tú no has perdido a tu hija, tú no has perdido a tu mujer, es muy diferente la visión que yo tengo a la que tú tienes.

—¿Por qué discutís?

—Lyra metete dentro, la tormenta hará que el mar se altere—No rechisto pero a punto estuvo de hacerlo.



#12296 en Thriller
#6933 en Misterio
#29022 en Otros
#4017 en Aventura

En el texto hay: drama y misterio, magia y aventura, comedia y fantasia

Editado: 05.10.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.