Jae-Kyung.
—Maldita sea...—Susurré mientras me tiraba en la cama.
—Son las cuatro de la mañana, en dos horas tengo el examen—Dijo Shin-ae entrando a mi habitación —¿Qué hora te dieron a ti?
—Uh... Creo que a las siete —Respondí.
Shin-ae suspiró, realmente se encontraba mal y eso me preocupaba.
—Duerme un poco, Shin-ae...
—No puedo, tengo que estudiar.
—Eres la mejor de la clase, sacarás el mejor puntaje de toda Corea—Le animé—Sólo tienes que descansar un poco y tus neuronas estarán listas para el examen.
—Uh...—Dudó —Está bien, pero al menos ayúdame un poco con el Inglés.
Dijo saliendo de la habitación y yo la seguí. Fuimos a su habitación y yo comencé a explicarle algunas cosas que ella no entendía muy bien.
Después de un tiempo, la obligué a que descansara y luego caminé hacia mi habitación y me tiré de nuevo en la cama.
—Ni siquiera sé que quiero estudiar y ya tengo que presentar el examen para el que me preparé toda mi vida, eh—Dije arrastrando las palabras—Cualquier universidad estará bien para mi...
—¡Oi, oi, oi! ¡Levántate! ¡Ya es tarde! —Exclamó Shin-ae.
—Estoy despierta... —Le dije—Siempre lo estuve.
Efectivamente, no dormí un carajo.
Después de unos minutos, ambas ya estábamos listas para salir.
—No olvides tus audífonos —Me dijo.
—Oh, sí... —busqué los audífonos y luego los guardé en mi bolsillo —Gracias por hacerme recordar, siempre los olvido —Reí un poco
Mientras caminábamos por la calle, hablábamos de cosas triviales.
—Todo es psicológico —Dije —Si de verdad creemos que nos irá bien, nos irá bien.
—Eso espero—Suspiró —Estoy tan nerviosa, espero tener buenos resultados para que papá esté orgulloso.
—Lo estará, no te preocupes.
—¿Por qué estás tan calmada? —Preguntó mientras movía mi brazo.
—No sé, hoy ando muy confiada.
Paramos de caminar y esperamos el autobus.
—Jae, no vayas a hacerlo.
—¿Hacer qué? —Pregunté confundida.
—Colocar respuestas incorrectas para no sacar el mejor puntaje —Dijo—Sé que no quieres resaltar, pero estamos hablando de los exámenes nacionales, haz tu mejor esfuerzo.
—Pareces mi mamá —Bufé.
El viaje fue corto y llegamos al edificio en donde teníamos que presentar el examen.
—Bien, ya me tengo que ir —Habló finalmente la castaña.
—¡Gánate una beca! —Le animé mientras la abrazaba —¡Suerte!
Shin-ae sonrió y caminó hacia la entrada mientras se despedía con una mano.
—Definitivamente ella tiene una hermosa sonrisa—Pensé mientras me sentaba en unas escaleras, esperando mi turno.
Habían muchas personas, muchos padres animando a sus hijos. Algunos de ellos temblaban de los nervios, cosa que me causó risa.
Pensé en lo que me dijo Shin-ae. Era cierto que siempre trataba de quedar en el medio, no quería que me reconocieran por ser la mejor o por ser la peor. Yo siempre me aseguré de ser un punto intermedio.
Aunque supiera todas las respuestas, de vez en cuando las respondía incorrectamente para bajar algunos puntos en las calificaciones.
¿La razón? Detesto ser el centro de atención, detesto que los demás pongan sus ojos en mi.
Pero tal vez hoy sea la excepción...
—Hola—Dijo sacándome de mis pensamientos.
—Oh, Hola, Yeong-Gi—Saludé de vuelta.
—¿Y Shin-ae? ¿No va a presentar el examen? —Preguntó.
—Se fue hace poco, su horario era distinto al mío —Respondí —¿Cuál es tu horario?
—No lo sé... —Respondió nervioso.
—¿Acaso no vas a presentar el examen? —Pregunté buscando su mirada.
No hubo respuesta.
—Los exámenes son una mierda —Comencé a hablar —Tu cerebro trabaja 24/7 y justo cuando vas a presentar un examen, deja de funcionar, además de que sientes que tienes que superar las expectativas de los demás, sacar un buen puntaje para tener un futuro en esta sociedad —Suspiré —Una nota no define tu inteligencia, una nota no define tu valor, ni mucho menos que tipo de persona eres, Yeong-Gi—Lo miré — Tómalo como un reto, como algo que te motive para adquirir más conocimientos, para volverte mentalmente más fuerte.
—No sé como lo hiciste, pero estoy seguro que jugaste con mi mente para hacerme hacer el examen —Sonrió.
—¿Y? ¿Lo logré? —Sonreí.
—No tengo nada que perder... Así que hay que intentarlo—Sacó su celular y pareció buscar algo — en una hora tengo el examen.
—¡Genial! ¡Yo igual! —Hablé alegre.
—No estudié nada, me hubieras convencido de hacerlo antes —Rió.
Iba a preguntar el porqué no quería hacer el examen, pero seguro que se sentiría incómodo, así que no lo hice.
—Lo que no aprendiste en años, no lo vas a aprender en tres horas, idiota —Dije riendo y el también rió.
—Me siento mejor ahora. Gracias, Jae.
—Nah, no te preocupes, eso hacen los amigos ¿No?
El asintió lentamente y luego ambos volvimos a reír.